Misterios marítimos: 12 barcos fantasma de España y del mundo que desaparecieron sin dejar rastro
Cosas que naufragan
El océano abierto es un lugar notoriamente impredecible y peligroso, donde incluso marineros experimentados han sido desviados de su rumbo por tormentas violentas o han desaparecido entre olas gigantes. Aunque la mayoría de los barcos naufragados acaban apareciendo —ya sea varados en la costa o abandonados en el mar—, algunos se desvanecen sin dejar rastro y su destino sigue siendo un misterio.
Desde transatlánticos desaparecidos y galeones fantasmales hasta el USS Cyclops, que se perdió en el triángulo de las Bermudas hace más de un siglo, estas son las inquietantes historias de barcos que parecen haberse esfumado en pleno océano.
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Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING
La Santa María, 1492
Cuando el famoso explorador Cristóbal Colón zarpó por primera vez hacia América en 1492, lo hizo con una flota de tres barcos: la Niña, la Pinta y la Santa María. Esta última era el buque insignia de la expedición, una embarcación de gran tonelaje conocida como "nao" que, con sus 35 metros de eslora, duplicaba el tamaño de los otros dos navíos. La partida fue recibida con gran fanfarria, pero en la víspera de Navidad de ese mismo año, la Santa María encalló frente a la costa de lo que hoy es Haití y al día siguiente desapareció entre las olas.
La Santa María, 1492
Dada la relativa lentitud del hundimiento, los tripulantes pudieron pedir ayuda a los isleños para descargar el barco antes de que se hundiera. La historia cuenta que Colón dejó al timón de la Santa María a un grumete sin experiencia mientras él dormía y este terminó encallando en un arrecife de coral. Se cree que la Santa María quedó sepultada por los sedimentos a lo largo de los siglos, pero en 2014 volvió a ser noticia cuando el arqueólogo marino Barry Clifford afirmó haber hallado los restos del legendario naufragio.
Sin embargo, esta teoría fue desmentida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que determinó que el barco era mucho más moderno que la Santa María.
Flor de la Mar, 1511
Una carraca era un gran barco mercante y de guerra usado por las potencias europeas durante los siglos XV y XVI, especialmente por Portugal y España. El Flor de la Mar fue una de ellas: una enorme nave del siglo XVI utilizada en las conquistas portuguesas de Goa (India) y Malaca, en la actual Malasia. Se cree que transportaba un botín valorado en más de 2.600 millones de dólares (2.400 millones de euros) actuales cuando desapareció camino de Portugal, lo que lo convierte en uno de los barcos perdidos más legendarios de la historia.
Esta carraca, considerada la más grande de su tipo en aquella época, con un peso aproximado de 400 toneladas, era propensa a sufrir vías de agua, lo que retrasaba sus travesías y obligaba a realizar numerosas reparaciones.
Flor de la Mar, 1511
En 1511, con el casco cargado de joyas, oro y otros objetos de valor, el Flor de la Mar naufragó durante una tormenta en algún punto entre Malaca y la isla indonesia de Sumatra, y nunca más volvió a ser visto. Los pocos supervivientes difundieron la noticia del hundimiento, pero jamás se encontró rastro alguno.
Desde entonces, muchos han intentado localizar los restos del naufragio sin éxito, entre ellos el cazador de tesoros estadounidense Richard Marx, que supuestamente gastó unos 20 millones de dólares (18,3 millones de euros) de su propio bolsillo en la búsqueda. Aunque el verdadero Flor de la Mar puede haber desaparecido hace siglos, hoy en día es posible ver una réplica en el Museo Marítimo de Malaca, como se muestra aquí.
Merchant Royal, 1641
El galeón inglés Merchant Royal regresaba de comerciar en las colonias españolas de América cuando naufragó en septiembre de 1641. Transportaba 45.359 kilogramos de oro, 400 lingotes de plata mexicana, 500.000 piezas de ocho y mucho más, por lo que el valor estimado de su tesoro en términos actuales ronda los 1.500 millones de dólares (1.400 millones de euros).
Los informes sobre lo que ocurrió antes del hundimiento varían: algunos afirman que el tiempo empeoró, mientras que otros sostienen que las bombas del barco se averiaron. En cualquier caso, el Merchant Royal comenzó a hacer agua y acabó desapareciendo bajo las olas frente a Land’s End, en Cornualles.
Merchant Royal, 1641
El buque gemelo del Merchant Royal, el Dover Merchant, logró rescatar al capitán y a la mayoría de la tripulación antes de que el barco se hundiera, pero todo el botín del galeón se perdió con él. A lo largo de los siglos, los restos sin descubrir del Merchant Royal han sido conocidos como "el El Dorado de los mares". Las esperanzas se desvanecieron en 2007, cuando un tesoro de 500.000 monedas hallado en aguas de Cornualles fue identificado como procedente de una fragata española, y no del Merchant Royal. Un ancla antigua encontrada en 2019 podría ofrecer alguna pista sobre el pecio del Merchant Royal, pero esto sigue siendo motivo de controversia, ya que no existen pruebas concluyentes.
San Miguel, 1715
El San Miguel formaba parte de una flota de 12 barcos españoles que zarpó de La Habana en 1715 en su viaje de regreso a la península. Encargada de transportar las riquezas acumuladas en Cuba —destinadas a ayudar a una España empobrecida y devastada por la guerra a recuperarse—, la flota se vio atrapada por un huracán el 31 de julio y se sabe que 11 de los 12 barcos se hundieron.
En la tragedia perdieron la vida alrededor de 1.000 personas, mientras que un pequeño grupo de supervivientes lideró misiones de rescate para intentar recuperar parte del tesoro. En aquel momento se logró recuperar aproximadamente la mitad del botín y, en los años posteriores, se descubrieron siete naufragios más y diversos restos. Sin embargo, el paradero del San Miguel sigue siendo un misterio...
San Miguel, 1715
Según History Collection, un portal digital especializado en historia y curiosidades del pasado, el San Miguel era el barco más rápido de la flota y podría haber adelantado a los demás buques, escapando así de la tormenta. Pero, en cualquier caso, nunca se volvió a saber nada de él. Algunos cazadores de tesoros creen que el San Miguel sucumbió al mar frente a la isla Amelia, en Florida (en la imagen), pero ningún objeto arrastrado por el mar hasta sus playas ha podido ser identificado con certeza como perteneciente al barco desaparecido.
Patriot, 1812
Tras perder a su único hijo a causa de la malaria, la afligida Theodosia Burr Alston (en la imagen) se embarcó en el Patriot a finales de diciembre de 1812. Hija del deshonrado exvicepresidente de EE.UU. Aaron Burr —famoso por matar en duelo a Alexander Hamilton y más tarde acusado de traición—, Theodosia se dirigía a Nueva York para reunirse con él cuando desapareció junto con la embarcación en la que viajaba.
Cuando la goleta zarpó de Carolina del Sur en lo que sería su último viaje, acababa de regresar de una campaña de piratería de varios meses en el Caribe. Con la bodega cargada de botín ilícito, el capitán del Patriot ocultó las armas y pintó el nombre del barco en la proa para disimular su identidad. Pero… ¿funcionó?
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Patriot, 1812
El año 1812 era una época especialmente peligrosa para navegar por el océano Atlántico. EE.UU. y Gran Bretaña seguían en guerra, y se rumoreaba que había piratas operando en la zona. El marido de Theodosia, gobernador de Carolina del Sur, escribió a la Armada británica para solicitar un salvoconducto para su esposa —ya que no podía acompañarla en la travesía—, y este le fue concedido. Pero lo que le sucedió al Patriot sigue siendo un misterio. Aaron Burr organizó una misión de búsqueda tras dos semanas sin noticias del barco, que jamás llegó a Nueva York.
Algunos creen que fue sorprendido por un vendaval frente al cabo Hatteras (en la imagen), en la costa de Carolina del Norte, una zona conocida como el “cementerio del Atlántico” por sus numerosos naufragios. Otros sostienen que los pasajeros fueron capturados y asesinados, y que el barco fue hundido por piratas.
USS Porpoise, 1854
El USS Porpoise tuvo una vida llena de exploración y aventura antes de desaparecer sin dejar rastro. Este bergantín de 224 toneladas y 26 metros de eslora participó en diversas patrullas contra la piratería y el tráfico de esclavos y fue uno de los barcos encargados de dar la vuelta al mundo en 1838 como parte de la Expedición Exploratoria de EE.UU., que confirmó la existencia de la Antártida.
Tras servir en la guerra entre EE.UU. y México en 1847, el Porpoise se unió a la flota de la Expedición de Exploración y Reconocimiento del Pacífico Norte en 1853, que recorrió los mares de China y el sudeste asiático. Fue en estas aguas donde el barco desapareció para siempre...
USS Porpoise, 1854
El USS Porpoise zarpó de Hong Kong en septiembre de 1854 con la misión de cartografiar las islas Bonin y Marianas, llevando a bordo a 69 tripulantes encargados de completar el reconocimiento. Mientras cruzaba el estrecho de Taiwán (en la imagen), el barco se separó del resto de su escuadrón y fue avistado por última vez por el buque de guerra estadounidense USS Vincennes el 21 de septiembre.
Unos días más tarde, un tifón azotó la zona y, a pesar de las búsquedas que se prolongaron durante un año, el USS Porpoise nunca volvió a ser visto. Se dio por perdido con toda su tripulación.
HMS Sappho, 1858
Botado en 1837 en Plymouth, el HMS Sappho era un bergantín de segunda clase de la Armada británica, diseñado para ser lo suficientemente rápido como para perseguir a los barcos esclavistas que operaban entre África occidental y el Caribe. Durante más de dos décadas de servicio, el Sappho y sus tripulaciones lograron capturar varios navíos y liberar a cientos de personas esclavizadas.
Sin embargo, el bergantín se vio envuelto en un incidente diplomático en 1857, al detener un barco estadounidense acusado falsamente de participar en el tráfico de esclavos. Como castigo, el Almirantazgo ordenó trasladar al HMS Sappho a Australia, un despliegue que nunca llegó a comenzar oficialmente.
HMS Sappho, 1858
El HMS Sappho navegó hacia el sur y llegó a Ciudad del Cabo sin contratiempos, antes de continuar su viaje hacia Sídney. Fue visto por última vez por un bergantín que pasaba por la zona el 18 de febrero de 1858, cuando entraba en el estrecho de Bass, la franja de agua que separa la Australia continental de Tasmania. Lo que ocurrió después solo puede suponerse, ya que el barco desapareció sin dejar rastro.
En el momento y lugar en que el Sappho se perdió, se registraron fuertes vientos, lo que llevó a la conclusión de que el barco se hundió con los 147 tripulantes a bordo. Se rastreó el estrecho de Bass en busca de los restos del Sappho, pero nunca se hallaron, y los fragmentos que se creía que procedían de él no pudieron identificarse con certeza.
SS Waratah, 1909
Apodado "el Titanic de Australia", la historia del SS Waratah sigue siendo uno de los mayores misterios marítimos del mundo. Este buque de vapor británico de 152 metros de eslora era el buque insignia de la naviera Blue Anchor Line y regresaba de Australia vía Ciudad del Cabo cuando, aparentemente, se desvaneció en julio de 1909.
La zona por la que navegaba es conocida como la Costa Salvaje, debido a su costa abrupta y peligrosa, lo que podría explicar en parte la repentina desaparición del barco. Los tripulantes de un barco cercano aseguraron haber visto al Waratah la noche en cuestión, pero afirmaron que desapareció tras dos destellos de luz cegadores.
SS Waratah, 1909
Desde entonces no se ha vuelto a saber nada del barco ni de sus 211 pasajeros y tripulantes. En 1999, 90 años después de la desaparición del SS Waratah, la Agencia Nacional Submarina y Marina (NUMA) de Sudáfrica creyó haber identificado los restos del malogrado vapor frente a la costa del Cabo Oriental. Sin embargo, en 2001 se confirmó que los restos no pertenecían al Waratah, sino a un buque de carga hundido por un submarino alemán en 1942. Así pues, el transatlántico perdido sigue desaparecido.
USS Cyclops, 1918
El buque collier USS Cyclops pasó a estar bajo el mando de la Marina de EE.UU. cuando el país entró en la Primera Guerra Mundial en 1917. Con 164 metros de eslora y 19 metros de manga, era capaz de transportar 12.500 toneladas de carbón a una velocidad de 15 nudos.
En su última misión, este barco de casco de acero zarpó de Bahía, en Brasil, el 22 de febrero de 1918 con 10.800 toneladas de mineral de manganeso y más de 300 personas a bordo, rumbo a Baltimore. El USS Cyclops fue visto por última vez el 4 de marzo de 1918 saliendo de Barbados —una parada no prevista— antes de adentrarse en el famoso triángulo de las Bermudas…
USS Cyclops, 1918
El USS Cyclops nunca volvió a aparecer y no se ha encontrado ningún rastro del barco. Al no haberse enviado ninguna señal de socorro ni haberse registrado condiciones meteorológicas adversas en la zona, las especulaciones sobre su desaparición han sido numerosas. En 1968, un oficial llamado Conrad A. Nervig —que desembarcó del USS Cyclops antes de su desaparición— culpó a la tripulación disfuncional y desorganizada del barco.
Otras teorías van desde que fue hundido por fuerzas alemanas hasta que la carga explotó, pasando por un motín o un fallo del motor. En cualquier caso, la tragedia sigue siendo la mayor pérdida de vidas fuera de combate que ha sufrido la Marina de EE.UU.
USS Proteus y USS Nereus, 1941
Al igual que su buque gemelo, el USS Cyclops, se cree que el USS Proteus y el USS Nereus también se perdieron en el triángulo de las Bermudas, con menos de un mes de diferencia entre ambos casos. El Proteus era un antiguo carbonero de la Armada reconvertido en buque mercante, mientras que el Nereus era un carbonero construido específicamente para la Primera Guerra Mundial.
El Proteus viajaba desde Santo Tomás, en las Islas Vírgenes, hacia la costa este de EE.UU. cuando perdió contacto el 23 de noviembre de 1941 y, al parecer, desapareció sin dejar rastro en el triángulo, junto con 58 hombres y un cargamento de bauxita.
USS Proteus y USS Nereus, 1941
Unas semanas más tarde, el 10 de diciembre de 1941, el USS Nereus también se perdió en el mar cuando se dirigía desde el estado de Maine a las Islas Vírgenes con 61 hombres a bordo. Ambas desapariciones tuvieron lugar en plena Segunda Guerra Mundial, lo que podría explicar la pérdida de dos buques de la Armada de EE.UU. en apenas un mes.
Aun así, es difícil no prestar atención a las teorías conspirativas que rodean el triángulo de las Bermudas, una zona que ha demostrado una y otra vez lo destructiva que puede llegar a ser…
Witchcraft, 1967
En diciembre de 1967, un yate cabinado de 7 metros (similar al que se muestra en la imagen) llamado Witchcraft desapareció de forma inquietante. Se cree que fue otra víctima del triángulo de las Bermudas, ya que una exhaustiva operación de búsqueda no encontró restos, ni escombros, ni cuerpos.
Supuestamente “insumergible”, el Witchcraft era un modelo de embarcación conocido por estar equipado con un dispositivo de flotación especial que podía desplegarse en caso de emergencia. Pero si algo nos ha enseñado la historia sobre los barcos supuestamente insumergibles, es que rara vez lo son…
Witchcraft, 1967
El Witchcraft era propiedad del experimentado navegante Dan Burack, que llevaba a su amigo, el padre Patrick Horgan, a ver las luces navideñas desde la costa de Miami cuando el barco desapareció. Los informes de la época sugieren que el Witchcraft pudo chocar con algo, ya que Burack llamó a los guardacostas para pedir ayuda. Cuando llegaron, menos de 20 minutos después, no encontraron rastro alguno del yate ni de sus ocupantes.
La desaparición apareció en el documental La maldición del triángulo de las Bermudas (Curse of the Bermuda Triangle), emitido en 2020 por el canal estadounidense Science Channel, en el que los investigadores afirmaban que el Witchcraft debía de estar en el fondo del océano. Sin embargo, es posible que nunca se sepa dónde.
SS Baychimo, 1969
El SS Baychimo funcionó primero como buque mercante alemán antes de ser entregado a los británicos como parte de las reparaciones impuestas tras la Primera Guerra Mundial. En los años siguientes, el vapor fue adquirido por la Hudson’s Bay Company, que realizaba viajes regulares entre Escocia y Canadá para comerciar con las tribus inuit. En su último viaje conocido, el Baychimo transportaba pieles a Vancouver en octubre de 1931, cuando quedó atrapado en el hielo.
La tripulación fue rescatada, pero, como no querían abandonar el barco ni su valioso cargamento, algunos construyeron un refugio improvisado cerca para pasar el invierno. Lo que sucedió a continuación marcaría el comienzo de la extraña historia de la desaparición del SS Baychimo…
SS Baychimo, 1969
Aproximadamente un mes después de que el Baychimo quedara atrapado, una fuerte tormenta de nieve hizo que los hombres perdieran de vista el barco y, al cesar la tormenta, descubrieron que había desaparecido. Una semana más tarde, un cazador local lo encontró a 72 kilómetros de distancia y en muy mal estado, por lo que se tomó la decisión de recuperar las valiosas pieles y abandonar el SS Baychimo a su supuesto destino final en el fondo del mar.
Sin embargo, durante casi cuatro décadas, el barco no se hundió y se siguieron registrando avistamientos intermitentes hasta 1969. A partir de entonces, el “barco fantasma del Ártico” desapareció sin dejar rastro y sigue perdido a día de hoy, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Alaska por encontrarlo.
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