¿Alguna vez te has preguntado qué les sucede a los aviones, locomotoras, transatlánticos y automóviles cuando llegan al final de su vida útil? La gran mayoría de los vehículos pasan sus últimos días en depósitos de chatarra a la espera de ser reciclados o simplemente de oxidarse. Son lugares inquietantes, fascinantes y, a veces, bastante espectaculares.

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Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, Redactora en Español para loveEXPLORING.

El otrora poderoso avión jumbo se ha ido eliminando gradualmente en favor de modelos más eficientes en cuanto a consumo de combustible. United, Delta, British Airways, Air France, KLM y Qantas han retirado sus flotas de Boeing 747, y muchas han terminado en el cementerio de aviones de Mojave Air and Space Port en California.

Los jumbo jets desguazados probablemente se reciclarán: hasta el 90 % de un avión puede reutilizarse. Las instalaciones de Mojave son uno de los principales destinos del mundo para aviones retirados. Al igual que otros desguaces de todo el mundo, cuenta con unas condiciones ambientales ideales.

Estos incluyen un clima desértico árido, gran altitud, bajos niveles de contaminación y suelos alcalinos, todo lo cual retrasa la oxidación y la erosión. El cementerio de aviones almacena miles de aviones comerciales.

Estos van desde aviones que están más allá de cualquier estado de reparación hasta aviones que eventualmente serán devueltos al servicio activo, como la flota de Airbus A380 de Qantas, que fueron devueltos a la aerolínea después de tres años almacenados.

El almacenamiento cuesta alrededor de $8.000 (7.600 €) por avión y mes, por lo que los costes para las aerolíneas pueden aumentar considerablemente. Además de aviones fabricados por empresas como Boeing y Airbus, el cementerio de aviones almacena una gran variedad de aeronaves, incluidos aviones de McDonnell Douglas y Lockheed Martin.

Si estás interesado en visitarlo, el cementerio de aviones no está abierto al público en general, pero sí organiza los “sábados locos de los aviones” mensuales, durante los cuales los entusiastas pueden recorrer las instalaciones, ahora abarrotadas, y descubrir más sobre sus actividades. La entrada es gratuita.

El cementerio de aviones de la base aérea de Davis-Monthan, en el desierto de Arizona, es el mayor centro de almacenamiento y conservación de aeronaves del mundo y cuenta con miles de aviones militares y gubernamentales estadounidenses fuera de servicio.

El 309.º Grupo de Mantenimiento y Regeneración Aeroespacial (AMARG), que es el nombre oficial del cementerio, se creó después de la Segunda Guerra Mundial y ahora es el único depósito de aviones militares y gubernamentales fuera de servicio del país.

Al igual que el Puerto Aeroespacial de Mojave, la ubicación fue elegida por su clima desértico extremadamente seco, su suelo alcalino y su altitud. La humedad extremadamente baja, la tierra desértica no ácida y la gran altitud ayudan a preservar la aeronave y a evitar la formación de óxido.

Un equipo de unos 700 trabajadores se encarga de las aeronaves, entre las que se encuentra un antiguo Air Force One. La base se utiliza tanto para el almacenamiento a corto como a largo plazo, y para recuperar piezas utilizables de las aeronaves. En total, el cementerio de aviones devuelve piezas de repuesto por valor de cientos de millones de dólares a clientes militares, gubernamentales y aliados.

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El cementerio ha aparecido en varios programas de televisión y películas, incluida la película Transformers: La venganza de los caídos. Aunque la base suele estar fuera del alcance del público en general, en ocasiones abre sus puertas y organiza eventos espectaculares como el espectáculo aéreo Thunder & Lightning Over Arizona.

El Museo del Aire y el Espacio de Pima, situado junto a él, es un lugar fascinante para aprender sobre aviones antiguos y modernos.

El principal cementerio de aviones de Europa, el aeropuerto de Teruel, situado en la remota provincia española del mismo nombre, fue construido especialmente para almacenar y reciclar aviones usados. El aeropuerto también funciona como centro de mantenimiento y reparación.

En cuanto al medio ambiente, el cementerio de aviones de Teruel, al igual que sus homólogos de California y Arizona, cumple todos los requisitos. Las instalaciones disfrutan de un clima seco durante gran parte del año, están situadas a gran altitud y registran niveles de contaminación muy bajos, lo que las convierte en las condiciones perfectas para almacenar y reciclar aviones. Los aviones se desmontan y reciclan utilizando las últimas técnicas.

En términos de capacidad, el aeropuerto puede almacenar 250 aviones grandes al mismo tiempo. Aunque es significativamente más pequeño que el Aeropuerto Espacial de Mojave y la Base Aérea Davis-Monthan, el cementerio de aviones sin duda está teniendo un gran éxito a medida que la nueva tecnología hace que los aviones más antiguos queden obsoletos.

Las instalaciones de Teruel almacenan y desmantelan aviones fabricados por Airbus, Boeing, Bombardier y otras marcas líderes en la industria aeronáutica mundial.

En Australia, el Aeropuerto de Alice Springs, en el Territorio del Norte, es el principal lugar de almacenamiento de aviones. Es el cementerio de aviones más nuevo del mundo, las instalaciones se terminaron en 2013 y entraron en funcionamiento al año siguiente.

De nuevo, el lugar fue elegido por sus condiciones óptimas que minimizan la oxidación y la erosión: el clima de Alice Springs es extremadamente árido, mientras que la contaminación atmosférica es extremadamente baja. El cementerio de coches cubre un total de cien hectáreas.

Aunque la aerolínea nacional de Australia, Qantas, almacenó algunos de sus aviones aquí durante la pandemia de COVID-19, por razones desconocidas ha optado por seguir manteniendo sus aviones en las instalaciones del desierto de Mojave, en California. A pesar de ello, el cementerio de aviones de Alice Springs no tiene escasez de clientes.

Los principales clientes de las instalaciones son aerolíneas con sede en la región de Asia-Pacífico, entre las que se encuentran Fiji Airways y Singapore Airlines. Durante la pandemia, Singapore Airlines almacenó seis de sus superjumbos Airbus A380 en las instalaciones australianas, pero algunos de ellos han vuelto a entrar en servicio.

Este extraordinario cementerio de trenes está situado a un par de kilómetros de la ciudad boliviana de Uyuni, no lejos de las salinas más grandes del mundo. El cementerio, una atracción turística clave, suele atraer a visitantes de todas partes, deseosos de capturar su inquietante ambiente que parece sacado de una película.

A finales del siglo XIX, Uyuni era un importante centro de transporte para la industria minera de Bolivia. Las materias primas extraídas en la zona se transportaban a la costa desde el centro, y un equipo de ingenieros británicos construyó un ferrocarril.

La red de carreteras y ferrocarriles fue impulsada por el Gobierno de Bolivia (incluido el entonces presidente Aniceto Arce) y la zona de Uyuni habría estado llena de actividad durante esta época.

Sin embargo, los tiempos de bonanza no duraron. A lo largo de la primera parte del siglo XX, la red de centros y ferrocarriles decayó, ya que persistían las dificultades técnicas y los países vecinos protestaban por una posible expansión de la red.

La sentencia de muerte definitiva para el centro llegó en la década de 1940, cuando la industria minera de Bolivia se derrumbó por completo. La destrucción de la industria afectó duramente a Uyuni y sus numerosos trenes fueron abandonados, donde permanecen hasta el día de hoy.

Uno de los mayores cementerios de trenes del planeta, el depósito de locomotoras de Bieżanów en Cracovia, Polonia, alberga cientos de trenes de la era soviética. La mayor parte de las existencias abandonadas son locomotoras eléctricas EU7 de los años 60 a los 80.

Estos trenes eléctricos se basaban en el British Rail Class 83 del Reino Unido y todavía se utilizan en las redes ferroviarias de Europa del Este. Conocidos por su robustez, muchos de los trenes desaparecidos se encuentran en un estado sorprendentemente bueno.

Aunque la mayoría del material rodante del cementerio de Cracovia está compuesto por trenes eléctricos EU7, el depósito también almacena muchas locomotoras más antiguas, que datan de hace décadas, así como varios trenes más modernos.

A diferencia de muchos desguaces de vehículos en zonas más urbanas, los trenes que languidecen en el extenso cementerio de locomotoras de Cracovia no parecen haber sufrido demasiado vandalismo.

La relativa falta de vandalismo (algunos de los trenes han sido pintados con grafitis) es aún más sorprendente dado que el cementerio parece estar muy descuidado. La naturaleza ha seguido su curso y la vegetación rodea los trenes fuera de servicio.

Old Car City, en Georgia, es uno de los depósitos de chatarra de coches clásicos más grandes del mundo. Un tesoro para los entusiastas, la enorme instalación boscosa almacena más de 4.000 vehículos antiguos usados en diversos estados de deterioro.

El colosal depósito de chatarra, que ocupa más de 12 hectáreas en la Georgia rural, fue creado en 1931 por los padres del actual propietario, Walter Dean Lewis. A lo largo de los años, miles de vehículos han vivido sus últimos días en el depósito.

Old Car City se especializó en el suministro de piezas de coches clásicos durante décadas hasta 2009, cuando Lewis se dio cuenta de que podía ganar más dinero cobrando a la gente por visitar el depósito de chatarra y lo convirtió en un museo al aire libre.

La empresa cobra a los visitantes adultos $30 (28,8 euros) por entrar en el desguace. Pero si desean tomar fotografías de los miles de coches usados del patio, aptos para Instagram, la tarifa de entrada aumenta ligeramente.

No es difícil entender por qué Old Car City es un imán tanto para fotógrafos aficionados como profesionales. El desguace está repleto de joyas automovilísticas, algunas de las cuales llevan tanto tiempo aparcadas que tienen árboles y arbustos creciendo a través de ellas.

Puede que Old Car City, en Georgia, ya no venda piezas de repuesto, pero este gigantesco desguace en el soleado desierto de Arizona es un negocio floreciente. Fundado en 1993, Desert Valley Auto Parts, cerca de Phoenix, se extiende a lo largo de 16 hectáreas y podría ser el mayor desguace de coches clásicos del mundo.

El depósito de chatarra almacena miles de coches antiguos que datan de la década de 1940 en adelante y es el lugar de referencia en Estados Unidos para los aficionados a los coches antiguos que buscan piezas de repuesto difíciles de encontrar para utilizarlas en sus vehículos clásicos.

Desert Valley Auto Parts tiene un inventario tan enorme que el personal aún no ha podido clasificar los cientos de coches viejos que hay y puede que nunca tengan la oportunidad de catalogar toda la colección porque crece constantemente.

Los entusiastas de los coches clásicos que no pueden ir al depósito en persona pueden comprar piezas de repuesto en el sitio web de DVAP. Aunque muchos de los vehículos aún no están documentados, el personal pone en línea los componentes más buscados.

El desguace es tan famoso que incluso ha protagonizado su propio reality show en Discovery Channel. Desert Car Kings, que se emitió en el canal durante una temporada en 2011, siguió a los empleados del desguace en su trabajo diario.

¿Pero dónde acaban los cruceros? Muchos de los mayores operadores del sector, como Carnival, Royal Caribbean y Marella, envían sus barcos a un desguace en Alang, India.

De hecho, el famoso astillero de desguace de buques del Golfo de Khambhat es el número uno del mundo y recicla más de la mitad de los viejos cruceros del mundo. Los buques en buen estado de funcionamiento navegan hasta allí, mientras que los más deteriorados son remolcados hasta su destino final.

Una vez que llegan a su último puerto de escala, los barcos son varados en la playa y asegurados por equipos de desguazadores, que comienzan vaciando los barcos de combustible. Después, los desguazadores recuperan cualquier contenido utilizable, como equipos electrónicos, accesorios y mobiliario.

Entonces comienza el trabajo pesado. Los trabajadores de demolición desmontan gradualmente los cruceros, deconstruyendo los barcos hasta dejarlos en esqueletos.

En total, más del 95 % de un barco puede reutilizarse, lo que significa que muy pocos de los buques acaban en vertederos.

Sin embargo, el proceso no es del todo respetuoso con el medio ambiente. Ni mucho menos. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años para mejorar los estándares, la playa de Alang está gravemente contaminada con todo tipo de sustancias tóxicas, como amianto, placas de circuitos y combustible que se ha filtrado de los barcos desmantelados.

El segundo astillero más importante para buques de crucero desguazados se encuentra en el puerto turco de Aliağa, en la provincia de Esmirna. El astillero es el lugar de descanso final de una serie de emblemáticos buques que han sido retirados, como los cruceros Carnival Fantasy e Inspiration (en la foto).

La pausa global en los cruceros durante la COVID-19 aceleró el retiro y desguace de muchos barcos antiguos y caros de mantener. Aunque los barcos pueden tardar hasta un año en desmantelarse, cada uno puede generar hasta 4.000 millones de dólares (3.800 millones de euros) en beneficios por materiales reciclados, por lo que los barcos que alguna vez fueron queridos se alinean en los muelles a la espera de su destino final.

En julio de 2020, Carnival Cruise Line anunció que cuatro buques de la clase Fantasy iban a salir de la flota. Mientras que algunos se vendieron como hoteles flotantes, otros, como el Carnival Imagination (derecha), fueron enviados al astillero de desguace de Aliağa. El Carnival Imagination aparece aquí junto al casco expuesto de su buque gemelo, el Carnival Fantasy, construido en 1990.

El desguace de barcos puede ser perjudicial para el medio ambiente, pero los científicos e ingenieros trabajan constantemente para encontrar métodos menos destructivos. Estos pueden incluir la mejora de las condiciones de los trabajadores, el desguace de los barcos lejos de la playa y el aislamiento de las partes del barco que podrían suponer un peligro para el medio ambiente.

Los desguazadores de Aliağa también ostentan el récord de desguace del primer megacrucero del mundo, el Sovereign of the Seas, que anteriormente era propiedad de Royal Caribbean. Su propietario más reciente, la empresa española Pullmantur Cruises, se declaró en quiebra en junio de 2020 debido a la COVID-19.

Como resultado de la pandemia, Pullmantur Cruises también se vio obligada a desmantelar otros dos grandes buques, el MV Horizon y el MS Monarch (en la foto). Al igual que ocurre en el astillero de desguace de Alang, los desguazadores de Aliağa primero recuperan el contenido de los barcos y luego los desmantelan, conservando el acero y la chatarra.

Estas piezas de metal se reciclan in situ o se envían a una fundición o horno para fundirlas y, finalmente, reutilizarlas. Además de los enormes desguaces de Alang y Aliağa, los cruceros también acaban en desguaces de Bangladesh, China, Pakistán y otros lugares del mundo.

Enclavado en un tranquilo bosque cerca de la pequeña localidad de Châtillon, en el sur de Bélgica, este inquietante lugar fue en su día el lugar de descanso final de más de 500 coches clásicos. La historia que se esconde tras estos vehículos oxidados, abandonados y extrañamente hermosos es fascinante.

Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 600.000 soldados estadounidenses lucharon en Bélgica. Los coches de Chatillon pertenecieron en su día a algunas de las tropas estadounidenses estacionadas en el país en aquella época.

Cuando la guerra llegó a su fin, los soldados regresaron a Estados Unidos, mientras que los elegantes automóviles que habían adquirido se quedaron atrás y, finalmente, fueron devorados por la naturaleza. Como el coste de enviarlos de vuelta era demasiado elevado para el ejército en aquel momento, los oficiales de alto rango hicieron que los vehículos subieran a una colina, los aparcaran cuidadosamente y los ocultaran del mundo.

Una vez de vuelta en suelo estadounidense, las tropas que quisieran recuperar su coche tendrían que haber desembolsado los costes de transporte correspondientes, pero nadie lo hizo.

A mediados de la década de 1950, se cree que las tropas canadienses estacionadas en bases cercanas dejaron más vehículos en el bosque. Se abandonaron tantos coches aquí que, en un momento dado, la ciudad de Châtillon llegó a tener cuatro cementerios de coches.

A lo largo de las décadas, se encontraron ocultos entre el barro y los arbustos un Pontiac Chieftain de 1953, un Renault Dauphine, un Studebaker Champion y un Ford Thunderbird.

El “bosque de loa atascos”, que en su día fue un imán para exploradores urbanos y coleccionistas que acudían en masa para llevarse piezas para su recuperación y como recuerdo, hoy solo sobrevive en fotografías y recuerdos. Tras una orden judicial que alegaba razones medioambientales, el último de los cementerios de aquí fue desalojado en 2010.

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