Desde impresionantes pueblos y ciudades hasta encantadores parques nacionales y monumentos antiguos, Europa tiene la suerte de contar con lugares realmente hermosos que visitar. Aquí hemos elegido lo que consideramos el destino más bello de cada país europeo para que lo añadas a tu lista de "visitas obligadas". Rusia, Bielorrusia y Ucrania están excluidas debido a la guerra en curso.

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Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveEXPLORING

El escarpado paisaje montañoso de Andorra es el telón de fondo perfecto para la antigua y pintoresca Iglesia de Santa Coloma. Construida entre los siglos VIII y IX (la torre es ligeramente posterior), esta joya prerrománica es la única de su clase en Andorra. Dedicada a Columba de Sens, la patrona del país, la iglesia contiene los restos de una serie de frescos realizados en el siglo XII por el "Maestro de Santa Coloma". Quedan pocos de los originales, pero ahora pequeños grupos de visitantes pueden ver recreaciones exactas proyectadas en las paredes.

Rodeado de imponentes colinas alpinas, el diminuto pueblo lacustre de Hallstatt, de solo unos 800 habitantes, es sencillamente impresionante. Dirígete al centro y encontrarás una gloriosa arquitectura bávara rodeando el mercado empedrado, y luego da un paseo hasta la Seestraße, conocida como la Calle del Lago, para disfrutar de unas vistas espectaculares del lago y las montañas. Por supuesto, la belleza del pueblo atrae a las multitudes, pero también lo hace el hecho de que aquí se rodaron episodios de una popular telenovela coreana. También hay una versión a tamaño real de la aldea en China. Por ello, acuden visitantes de ambos países.

Aunque su afirmación de ser la "ciudad más pequeña del mundo" pueda resultar algo grandilocuente, no hay duda de que el diminuto pueblo de Durbuy es uno de los lugares más encantadores de Bélgica. Situado a orillas del río Ourthe, rodeado por las hermosas colinas y los frondosos bosques de las Ardenas, sus encantadoras calles empedradas y casas con tejados de pizarra están repletas de curiosas boutiques, cafés tradicionales y excelentes restaurantes (incluido Le Grand Verre, con una estrella Michelin). Es una base ideal para explorar las provincias circundantes de Lieja, Namur y Luxemburgo.

Las cascadas de Kravica son uno de los parajes naturales más bellos de la región de Herzegovina de Bosnia y Herzegovina. Aquí el río Trebižat se precipita en cascada en 20 saltos individuales, cada uno de unos 25 metros (82 pies) de altura, en una piscina esmeralda con un radio de unos 120 metros (394 pies). Su pequeño tamaño lo hace excepcionalmente accesible y es uno de los lugares favoritos de los lugareños para ir de picnic y bañarse en verano. A finales de primavera y en verano, el calor hace que el agua del lago se eleve y forme niebla sobre el valle. Este impresionante fenómeno natural proporciona un respiro de las temperaturas sofocantes.

La cordillera más alta de Bulgaria, los montes de Rila, constituyen un impresionante telón de fondo para uno de los monumentos culturales, históricos y arquitectónicos más importantes del país. Fundado originalmente en el siglo X, el Monasterio de Rila fue reconstruido entre 1832 y 1862 tras ser destruido por un incendio. Ejemplo clave del Renacimiento búlgaro, la hermosa iglesia de cinco cúpulas está rodeada por un complejo residencial de cuatro pisos que aún alberga a unos 60 monjes. Alberga muchos iconos religiosos importantes y está decorada con impresionantes frescos, por lo que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1983.

El mayor y más antiguo parque nacional de Croacia, los Lagos de Plitvice, ha atraído durante mucho tiempo a los amantes de la naturaleza. Con una extensión de casi 30.000 hectáreas (unos 74.100 acres), el paisaje está dominado por una mezcla de bosques y praderas y una serie de impresionantes lagos esmeralda, cuevas y cascadas. El sistema lacustre en continua evolución es el resultado de milenios de continuos procesos geológicos y bioquímicos que crean diques naturales conocidos como barreras de toba. Su ecosistema único le ha valido el estatus de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Con su mezcla de cuento de hadas de calles medievales empedradas, casas góticas y barrocas e imponente castillo, Český Krumlov podría ser casi una versión en miniatura de Praga. Y sin embargo, esta encantadora pequeña ciudad construida en torno a una curva serpenteante del río Moldava conserva su propio carácter único. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga el Centro de Arte Egon Schiele, dedicado al famoso pintor austriaco, mientras que el complejo del castillo es uno de los mayores de Europa central e incluye un teatro barroco magníficamente conservado, considerado uno de los mejores que existen.

Conocida como la Isla del Sol de Dinamarca, Bornholm es famosa por su clima templado, sus pintorescos pueblos pesqueros, sus casitas con entramado de madera y sus características iglesias fortificadas (en la foto). Su variado paisaje abarca desde playas de arena fina y pintorescos puertos hasta espectaculares acantilados e imponentes formaciones rocosas. La capital de la isla, Ronne, es un importante centro de alfarería tradicional y también alberga el teatro en activo más antiguo de Dinamarca. Bornholm, un lugar estupendo para probar la cocina local, también es famosa por sus apetitosos arenques ahumados y, gracias a su clima soleado, alberga una de las bodegas más antiguas de Dinamarca.

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Tallin, una de las ciudades medievales mejor conservadas del norte de Europa, es absurdamente fotogénica por sus antiguas calles, sus nobles casas de mercaderes y sus bellas iglesias. La encantadora Plaza del Ayuntamiento está llena de animados cafés al aire libre desde los que podrás maravillarte con la espectacular arquitectura a ras de suelo. Aventúrate hasta lo alto de la torre gótica del Ayuntamiento y obtendrás unas vistas increíbles del emblemático perfil de la ciudad, salpicado de torres de tejados rojos y agujas de iglesias. También encontrarás aquí una vibrante cultura moderna y una excelente escena gastronómica. La ciudad alberga los únicos restaurantes con estrellas Michelin de Estonia.

Situada en el corazón de la región finlandesa de Saimaa Lakeland -un vasto archipiélago interior formado por miles de diminutas islas interiores-, Savonlinna ofrece una mezcla perfecta de historia y asombrosa belleza natural. El magnífico castillo de Olavinlinna (en la foto), que data del siglo XV, y el cercano casco antiguo, con sus encantadoras casas de madera y avenidas adoquinadas, son ideales para explorarlos con tranquilidad. La espectacular región circundante, con su laberinto de vías fluviales e islas, ofrece oportunidades ilimitadas para practicar ciclismo, senderismo, kayak y (en los meses de invierno) esquí de fondo.

El Rin, uno de los grandes ríos del mundo, no carece de vistas espectaculares. Pero el tramo de 65 km 40 millas) entre Coblenza y Rüdesheim, conocido como Valle Medio del Rino, es algo más. Su paisaje perfecto de viñedos ondulados, gargantas imponentes, castillos en ruinas en lo alto de las colinas y ciudades históricas es uno de los lugares más emblemáticos de Alemania, que ha inspirado la obra de numerosos escritores, artistas y compositores. En gran medida inalterado durante siglos, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002 y sigue hechizando a cada nueva generación de visitantes.

Cuesta creer que pueda existir un lugar como Meteora. Encaramado en lo alto de picos rocosos aparentemente inaccesibles, o "Columnas Celestiales", este complejo de monasterios del noroeste de Grecia se construyó entre los siglos XI y XVI. Originalmente había 24 de estas asombrosas estructuras, la mayoría de las cuales son ahora pintorescas ruinas. Hoy en día, seis siguen en uso y abiertas a los visitantes. Se accede a ellas a través de empinados senderos y escaleras excavados en la roca. Subir a la cima es una experiencia realmente inolvidable y ofrece unas vistas impresionantes de este paisaje único.

9El Vatnajökull, que cubre el 8% de la superficie de Islandia, se extiende más de 7.740 km2 (3.000 millas cuadradas y alcanza espesores de hasta 915 metros (3.000 pies), es el mayor glaciar de Europa. Forma la pieza central del Parque Nacional de Vatnajökull, un vasto paisaje invernal de espectaculares formaciones de hielo, vastos cañones, escarpadas crestas montañosas, impresionantes cascadas y amplias extensiones abiertas en las que deambulan manadas de renos salvajes. Entre las atracciones imperdibles están la majestuosa belleza de Jökulsárlón, un enorme lago glaciar que ofrece unas vistas excepcionales del vasto casquete glaciar, y las cuevas de hielo azul zafiro de Breidamerkurjökull (en la foto).

Con una extensión de 15 kilómetros (9 millas) y una altura de 215 metros (700 pies), los Acantilados de Moher, en el condado de Clare, se cuentan entre los paisajes más dramáticos y románticos de toda Irlanda. Las cimas de los acantilados ofrecen unas vistas impresionantes del océano Atlántico, mientras que desde lo alto de la Torre de O'Brien es posible ver hasta las islas Aran y la bahía de Galway, al norte. Los ondulantes campos verdes sobre los acantilados albergan también una gran variedad de flora y fauna, incluidas colonias de frailecillos, mientras que desde la orilla pueden avistarse a menudo focas grises, delfines y tiburones peregrinos.

La Toscana tiene fama de ser una de las regiones más bellas de Italia, y el Valle de Orcia es sin duda su zona más impresionante. Salpicado de viñedos, olivares, cipreses, hayas y castaños, el valle alberga magníficos castillos y pueblos medievales bien conservados. La antigua ciudad de Montepulciano, con su impresionante Plaza Grande, y Montalcino, con su imponente fortaleza del siglo XIV, deben figurar en cualquier visita a la zona. Al igual que Pienza, cuna del Papa Pío II, cuyo deseo de convertir lo que era un humilde pueblo en una ciudad ideal del Renacimiento explica su belleza.

Casi un país en miniatura, el Parque Nacional de Gauja abarca multitud de atracciones, desde bellos paisajes, cuevas y manantiales naturales hasta ruinas de castillos, iglesias, museos, antiguas casas solariegas y tres pintorescas ciudades medievales: Straupe, Sigulda y Cesis. Creado en 1973, es el parque nacional más antiguo y extenso de Letonia, con más de 90.000 hectáreas. Sus características rocas de arenisca rojiza, acantilados y cavernas lo convierten en una zona de increíble belleza natural. Es un destino popular para los excursionistas, y existen varios senderos diferentes para explorar sus innumerables placeres.

Situado en lo alto de una colina a casi 120 metros (400 pies) sobre la capital, el castillo de Vaduz es el palacio y residencia principal de la familia principesca de Liechtenstein desde 1938. Aunque el castillo no está abierto al público, una vez al año, el Día Nacional de Liechtenstein (15 de agosto), se permite a los visitantes acceder a los jardines para una recepción con bebidas y un espectáculo de fuegos artificiales. Pero durante todo el año, cualquiera que esté lo bastante en forma para subir la empinada cuesta puede disfrutar de unas vistas espectaculares del castillo y de la ciudad. Los Alpes forman aquí un impresionante telón de fondo.

Encantadora mezcla de edificios góticos, clásicos, renacentistas y barrocos, el centro histórico de Vilna es uno de los cascos antiguos medievales más grandes que se conservan en el norte de Europa. Aunque sigue siendo una zona residencial, su belleza se ve igualada por su vibrante atmósfera, que bulle de vida y siglos de historia, desde su señorial Plaza de la Catedral hasta el bohemio barrio (y autoproclamada República) de Uzupis. Dirígete a la cima de la colina de Gediminas para disfrutar de vistas panorámicas de toda la ciudad. Contempla desde los antiguos tejados del casco antiguo hasta los relucientes rascacielos de la Vilna moderna.

Conocida como la Pequeña Suiza de Luxemburgo, la región de Mullerthal se caracteriza por densos bosques atravesados por caudalosos arroyos, imponentes formaciones de arenisca, mágicas cuevas y gargantas, y una variedad de plantas y árboles realmente espectacular. Para los excursionistas entusiastas, la mejor forma de apreciar las maravillas naturales de la región es siguiendo el Sendero de Mullerthal (en la foto), una ruta de 110 kilómetros (70 millas) a través de paisajes maravillosamente variados. Sin embargo, la ruta puede ser difícil, así que los menos aventureros deberían elegir un tramo fácil.

Capital de Malta hasta la Edad Media, la ciudad fortificada de Mdina sigue siendo uno de los destinos más mágicos y cautivadores de Europa. Conocida localmente como la Ciudad Silenciosa, no se permiten coches dentro de sus murallas, y se anima a los visitantes a mantener la voz baja mientras exploran sus adormecidas y sinuosas calles y sus edificios medievales bellamente conservados. De hecho, los únicos residentes de la ciudad, que son unos 250, son unos pocos descendientes supervivientes de la nobleza maltesa que construyó originalmente las majestuosas casas y palacios de la ciudad cuando Mdina estaba en su apogeo.

Orheiul Vechi (Viejo Orhei), que ocupa un lugar espectacular en lo alto de una larga cresta de piedra caliza con vistas al río Raut, es una de las atracciones más impresionantes de Moldavia. Esta zona de gran belleza natural, cercana al pueblo de Butuceni, es conocida sobre todo por su complejo de iglesias rupestres y monasterios excavados directamente en los acantilados entre los siglos XV y XVIII. En lo alto de la cresta, el Monasterio del Nacimiento de la Virgen María (en la foto) ofrece vistas panorámicas sobre el escarpado esplendor de la campiña circundante.

La diminuta isla artificial de Nuestra Señora de las Rocas, que ofrece gloriosas vistas de la cercana Perast y de la hermosa bahía de Kotor, es un lugar impresionante con una historia fascinante. Según la leyenda, fue construida a lo largo de muchos años por marineros que cumplían un juramento tras encontrar un icono de la Virgen con el Niño en una roca del mar después de un naufragio. Arrojaban una roca al mar en el mismo lugar después de cada viaje y, con el tiempo, la isla emergió de debajo de la superficie del agua. La pequeña iglesia de piedra de la isla (en la foto) se construyó en 1630.

Famosa por ser el lugar de nacimiento de Vermeer y cuna de la mundialmente famosa cerámica azul, Delft es posiblemente la ciudad más bella de Países Bajos. Su pintoresco centro es como una cápsula del tiempo, rodeado de bonitos canales y salpicado de casas tradicionales de dos aguas escalonadas que apenas han cambiado desde la Edad de Oro del siglo XVII. Entre los monumentos más destacados están el Ayuntamiento de estilo renacentista en el Markt (Plaza Mayor) y la Oude Kerk, con su torre inclinada, donde está enterrado Vermeer.

Aunque solo está a 15 kilómetros (9 millas) de su capital, Skopje, el Cañón de Matka es sin duda uno de los mejores lugares para experimentar la sublime belleza natural del norte de Macedonia. Con una extensión de unas 5.000 hectáreas, este vasto barranco rocoso alberga bosques frondosos, cuevas espectaculares, manantiales ocultos y una docena de iglesias y monasterios históricos. En su corazón se encuentra el lago artificial más antiguo del país, un tramo de 7 km (4,3 millas) de tranquilas aguas gris verdosas que oculta una de las cuevas submarinas más profundas de Europa.

No te sorprenderá encontrar uno de los fiordos de Noruega en esta lista, y Geirangerfjord es sin duda uno de los más espectaculares del país. Con unos 15 km (9,5 millas) de largo y flanqueado por majestuosas montañas nevadas y cascadas repletas, es una vista realmente impresionante, ya sea desde un barco de crucero, un kayak o una de las escarpadas rutas de senderismo que bordean su perímetro. Los automovilistas aventureros pueden incluso desafiar las curvas cerradas de las carreteras circundantes y subir hasta el mirador Geiranger Skywalk, a casi1,5 km (1 milla) sobre el nivel del mar. 

Hogar de los picos más altos y las cuevas más profundas de Polonia, el Parque Nacional de los Tatras ofrece una espectacular mezcla de belleza natural indómita y fauna diversa, desde lagos postglaciales y bosques de pino piñonero hasta Edelweiss y águilas reales. Es una región magnífica para el senderismo, el esquí, la escalada y la exploración de cuevas, y también un lugar ideal para simplemente detenerse y contemplar el paisaje. Toma un teleférico desde Kuźnice hasta la cima de Kasprowy Wierch, que se eleva 1.600 metros (6.430 pies) sobre el nivel del mar, para disfrutar de unas vistas impresionantes de toda la zona.

Enmarcado por los picos de las montañas Bucegi y Piatra Craiului y encaramado sobre escarpadas rocas, el castillo de Bran, en la histórica región rumana de Transilvania, es un lugar dramáticamente imponente. El castillo tiene una larga y dramática historia, pero es sin duda la asociación con Drácula lo que atrae a las multitudes. Aunque Bram Stoker nunca visitó Rumania, se cree que utilizó una ilustración del castillo de Bran en el libro de Charles Boner Transylvania: Its Product and Its People (Transilvania: su producto y su gente) como inspiración para la residencia ficticia del sanguinario conde.

Subotica está llena de edificios Art Nouveau profusamente decorados y ricamente coloreados en una variedad de estilos regionales. Es una mezcla que convierte cualquier paseo por la ciudad en un auténtico festín para los ojos. La Sinagoga, de ensueño, es la única de Europa que presenta elementos del Art Nouveau húngaro, mientras que el Museo de la Ciudad, ubicado en el antiguo Palacio Dömötör, es un buen ejemplo de los elementos geométricos de la versión vienesa del Art Nouveau. Destaca el gloriosamente idiosincrático Palacio Ferenc Raichle (en la foto), que lleva el nombre del arquitecto que ignoró todas las normas establecidas para crear uno de los edificios más singulares de la ciudad.

El castillo de Spiš se extiende por una colina de travertino que domina el pueblo de Spišské Podhradie. Data al menos del siglo XII y es uno de los mayores complejos de castillos de Europa Central. Tras una renovación gótica en la segunda mitad del siglo XV, época en que la amenaza de invasión era mínima, se convirtió en centro de la vida cortesana. Sin embargo, un incendio en la década de 1780 lo dejó en ruinas. La restauración comenzó en la década de 1970 y desde 1993 el lugar figura en la lista de la UNESCO. Hoy es una de las atracciones más populares de Eslovaquia.

La serena belleza del lago Bled cautiva a los visitantes durante todas las estaciones del año. El paseo que lo rodea es de solo unos 5 kilómetros (3 millas) y casi totalmente llano, lo que significa que puedes pasar un rato encantador paseando tranquilamente cerca de su orilla y viéndolo desde nuevos ángulos. Puedes visitar la diminuta isla de Bled en medio del lago, donde se encuentra la Iglesia de la Asunción de María, subiendo a una pletna, una embarcación de madera similar a una góndola veneciana. Si no te importa subir, dirígete al castillo de Bled, la fortaleza medieval situada en lo alto de un acantilado a más de 100 metros (330 pies) sobre el lago, para disfrutar de unas vistas espectaculares.

Situada en una meseta que domina la ciudad vieja árabe de Granada, la belleza de la Alhambra es sencillamente impresionante. El palacio, que fue el mayor centro político y aristocrático del Occidente musulmán, contiene hermosos patios rectangulares, fuentes impresionantes y las imponentes viviendas de los monarcas de la dinastía nazarí, que gobernaron durante los siglos XIII y XIV. Una de las estructuras más famosas es la Torre de la Vela, que ofrece unas vistas espectaculares de Granada. El Patio de los Leones (en la foto) se considera una de las partes más bellas del complejo de la Alhambra.

Los picos gemelos del Lapporten, conocidos como la Puerta del Lapporten, forman un espectacular paso de montaña en forma de U y son uno de los hitos más famosos de la región. Cuenta la leyenda que se crearon cuando un sami con su rebaño de renos tuvo dificultades para encontrar el camino en la densa niebla y la montaña se abrió para mostrarle el camino. El Lapporten se encuentra en el Parque Nacional de Abisko. Se encuentra a unos 200 kilómetros (125 millas) al norte del círculo polar ártico, en lo más profundo del escarpado y bello paisaje de la Laponia sueca, y tiene fama de ser uno de los mejores lugares para ver auroras boreales.

Una montaña tan amada y famosa que inspiró la forma piramidal del chocolate Toblerone, el Matterhorn debe ser el monumento más icónico de Suiza. Con una altura de 4.478 metros (14.693 pies), se eleva por encima del pintoresco resort alpino de Zermatt, lleno de chalets de madera. Subirla, por supuesto, debe ser intentado solo por alpinistas experimentados. Sin embargo, si lo que buscas son vistas espectaculares, estas se pueden disfrutar a través de un viaje en el tren de cremallera Gornergrat. El tren de cremallera te transporta hasta los 3.100 metros (10,170 pies) de altura en las montañas, un lugar épico desde el que puedes contemplar la impresionante vista del Matterhorn, varios otros picos imponentes y el glaciar Gorner.