Los 10 búnkeres de guerra MÁS infames de la historia
Recorre estos infames refugios subterráneos
Desde el búnker ultrasecreto del presidente John F. Kennedy durante la Guerra Fría y las Salas de Guerra de Winston Churchill hasta el Führerbunker de Hitler, escenario de su muerte, y el refugio antinuclear al que se habría retirado Stalin en caso de Armagedón nuclear, los escondites más famosos del mundo tienen algunas historias intrigantes que contar.
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Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveEXPLORING.
El búnker de la Guerra Fría de JFK, Florida, EE.UU.
John F. Kennedy fue elegido presidente de EE.UU. en noviembre de 1960, durante uno de los períodos más tensos de la Guerra Fría. Con la creciente amenaza de aniquilación nuclear, los funcionarios debieron de entrar en estado de pánico total cuando se dieron cuenta de que el nuevo POTUS no disponía de medios de protección contra un ataque soviético en su casa de vacaciones de Palm Beach, Florida, que pasó a apodarse la Casa Blanca de Invierno.
El expresidente aparece en esta foto en 1963, visitando la propiedad con su esposa, Jackie, y sus hijos, John Jr. y Caroline.
El búnker de la Guerra Fría de JFK, Florida, EE.UU.
Las Fuerzas de Construcción Naval de EE.UU. tardaron un mes en diciembre de 1960 en construir un búnker antinuclear ultrasecreto de 140 metros cuadrados (1.500 pies cuadrados) en la cercana Isla del Cacahuete, al que el presidente y su familia podían llegar en cinco minutos, vía helicóptero.
Se accede a la instalación a través de una puerta reforzada con acero y hormigón.
El búnker de la Guerra Fría de JFK, Florida, EE.UU.
Cubierto con 3,5 metros (12 pies) de tierra y capas de hormigón y plomo, el búnker propiamente dicho se encuentra a través de un túnel de metal corrugado de 12 metros (40 pies) de largo, que presenta una pronunciada curva de 90 grados para mitigar los efectos de una explosión nuclear.
Aunque la instalación no habría sobrevivido a un impacto directo, habría protegido a sus ocupantes de una explosión más lejana, por no hablar de la consiguiente lluvia radiactiva, durante un máximo de 30 días.
El búnker de la Guerra Fría de JFK, Florida, EE.UU.
No es un refugio lujoso. El "Hotel del Destacamento", como sin duda llamaban medio en broma al búnker, no habría ganado ninguna estrella, pues sus instalaciones espartanas no iban mucho más allá de unas literas, una ducha de descontaminación, una radio, un escritorio y una mecedora para que el presidente aliviara su dolor de espalda crónico. Ni siquiera había instalado un retrete que funcionara.
El búnker de la Guerra Fría de JFK, Florida, EE.UU.
Diez meses después de que se construyera el búnker, estalló la Crisis de los Misiles de Cuba y EE.UU. estuvo lo más cerca que ha estado nunca de una catástrofe nuclear. Afortunadamente, se evitó lo impensable y JFK nunca tuvo que utilizar su búnker de Florida.
Tras el asesinato de Kennedy en 1963, el búnker quedó abandonado. Se abrió al público a finales de la década de 1990, pero se cerró en 2017, ya que el lugar se había deteriorado. Ahora se están llevando a cabo trabajos de restauración, aunque al parecer se necesitarán millones de dólares y varios años antes de que el búnker esté listo para reabrir.
Refugio nuclear de JFK, Massachusetts, EE.UU.
Si la casa de vacaciones de JFK en Palm Beach era la Casa Blanca de Invierno, el complejo de su familia en Hyannis Port, Cape Cod, era sin duda la Casa Blanca de Verano. Los padres de Kennedy, Joseph P. y Rose, compraron una casa de campo en la playa en los años 20 y JFK pasaba allí los veranos junto con sus hermanos.
Con los años, la finca de Massachusetts se amplió hasta abarcar 2,5 hectáreas (6 acres) y tres casas. JFK aparece aquí en el complejo Kennedy con su entonces prometida Jacqueline Bouvier en junio de 1953.
Refugio nuclear de JFK, Massachusetts, EE.UU.
El joven político utilizó el complejo familiar como base para su campaña presidencial de 1960, y siguió veraneando allí después de asumir el cargo al año siguiente. Como consecuencia, se decidió construir un búnker en las cercanías en caso de ataque nuclear.
En 1962, se creó un refugio bajo las instalaciones navales Tom Nevers (en la foto de arriba), en la isla de Nantucket. A solo 48 km (30 millas) al sur de Cape Cod, estaba lo bastante cerca como para que Kennedy y su familia pudieran ser trasladados allí en helicóptero o submarino en caso de emergencia.
Refugio nuclear de JFK, Massachusetts, EE.UU.
Esta vieja puerta oxidada, enclavada en una loma cubierta de hierba, es uno de los pocos indicios que quedan de lo importante que fue en su día la base. Por suerte, podemos ver su interior, gracias a estas inquietantes imágenes captadas por el fotógrafo Kit Noble.
El refugio estaba construido alrededor de un largo pasadizo, que conducía a un espacio de reunión, una sala de máquinas y una sala con duchas de descontaminación para lavar cualquier contaminante persistente.
Refugio nuclear de JFK, Massachusetts, EE.UU.
El búnker se construyó rápido. Lo ideal habría sido construirlo bajo tierra, pero como Nantucket es una isla relativamente pequeña, excavar hacia abajo significaba chocar con el agua. En su lugar, el refugio se construyó con cabañas Quonset, estructuras prefabricadas que se desarrollaron durante la Segunda Guerra Mundial. Luego se amontonó tierra sobre las cabañas y se dejaron crecer matorrales sobre el refugio, camuflando el lugar de cualquier espía soviético indiscreto.
Aunque no parezca gran cosa, "un refugio solo necesita un metro 0,9 metros (3 pies) de tierra encima, y puedes permanecer allí a salvo hasta que los niveles de radiación hayan bajado", dijo el experto en construcción de búnkeres Bradley Garrett a la Revista Smithsonian.
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Refugio nuclear de JFK, Massachusetts, EE.UU.
El búnker de 176 metros cuadrados (1.900 pies cuadrados) podría haber albergado hasta 30 personas en caso de emergencia. Afortunadamente, JFK nunca tuvo necesidad de entrar en él, y mucho menos de descender por esta escalera de aspecto desvencijado. Las condiciones de vida en el interior eran escasas y los fugitivos habrían tenido que utilizar aseos portátiles debido a la falta de instalaciones sanitarias permanentes.
No podemos imaginar que a Jackie le hubiera gustado la perspectiva de la vida en el búnker, aunque a los dos hijos de la pareja probablemente les hubiera parecido una aventura.
Refugio nuclear de JFK, Massachusetts, EE.UU.
Hoy, el antiguo emplazamiento naval consiste en un parque infantil y dos campos de béisbol. Las únicas señales de su antigua identidad son una caseta de vigilancia en desuso y un montículo cubierto de hierba con una puerta oxidada, que conduce al búnker abandonado.
A pocos metros de la playa se encuentran las grandes y costosas casas de vacaciones por las que se conoce a Nantucket, con amplios jardines y relucientes piscinas, muy distintas del refugio escasamente amueblado que yace bajo tierra.
Búnker de las Salas de Guerra del Gabinete de Winston Churchill, Londres, Reino Unido
En junio de 1938 se inició la construcción de un complejo subterráneo a 3 metros (10 pies) bajo el edificio del Tesoro, en el Whitehall de Londres, para que el gobierno británico pudiera funcionar durante los ataques aéreos.
El refugio de dos plantas se terminó en agosto de 1939, una semana antes de que el Reino Unido declarara la guerra a Alemania. Tras su nombramiento como primer ministro, Winston Churchill lo visitó por primera vez en mayo de 1940.
Búnker de las Salas de Guerra del Gabinete de Winston Churchill, Londres, Reino Unido
El complejo se ha conservado desde el final de su uso, tras el cese de los bombardeos alemanes sobre Londres en 1945.
Al entrar en la Sala del Gabinete, el líder aliado, fumador de puros, declaró: "Esta es la sala desde la que dirigiré la guerra". Y no se equivocaba. El Gabinete de Guerra de Churchill se reunió allí un total de 115 veces para discutir de todo, desde las evacuaciones de Dunkerque hasta los ataques a Pearl Harbor, siendo el espacio más frecuentado durante el Blitz y los ataques con bombas volantes V-1.
Búnker de las Salas de Guerra del Gabinete de Winston Churchill, Londres, Reino Unido
Una bomba cayó cerca de la entrada del edificio en septiembre de 1940 y cuando se descubrió que el complejo no podría sobrevivir a un impacto directo, las Salas de Guerra se reforzaron con una capa de hormigón de metro y medio de grosor, apodada "la Losa". El complejo se amplió posteriormente para abarcar 21 salas.
Aquí está la Sala de Mapas, donde, junto con su gabinete y sus generales, Churchill trazaba los movimientos del enemigo.
Búnker de las Salas de Guerra del Gabinete de Winston Churchill, Londres, Reino Unido
Churchill tenía una relación de amor-odio con el lugar, según el experto en Salas de Guerra Jonathan Asbury, y aunque disfrutaba enseñando el complejo a los visitantes, detestaba estar encerrado allí durante los bombardeos.
A pesar de tener su propio despacho/dormitorio, Churchill solo durmió en las instalaciones tres noches en total durante la guerra, prefiriendo valerse por sí mismo en el número 10 de Downing Street o en el anexo de la residencia.
Búnker de las Salas de Guerra del Gabinete de Winston Churchill, Londres, Reino Unido
La Sra. Churchill también tenía un dormitorio en el complejo, aunque lo utilizaba principalmente la hija de la pareja, Mary.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las instalaciones se conservaron y mantuvieron meticulosamente antes de que se abrieran al público en 1984, y la atracción incorpora ahora un museo que celebra la vida de Churchill.
Bunker de la Batalla de Inglaterra, Londres, Reino Unido
El Búnker de la Batalla de Inglaterra de la RAF de Uxbridge, a las afueras de Londres, en el Reino Unido, tuvo un papel igual o incluso más crucial en el esfuerzo bélico.
Impenetrable a las bombas de la época -a diferencia de las Salas de Guerra al principio del conflicto-, la instalación, que se terminó pocos días antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, se construyó a 18 metros (60 pies) bajo tierra y se protegió con una enorme capa de hormigón.
Bunker de la Batalla de Inglaterra, Londres, Reino Unido
La instalación, con aspecto de fortaleza, sirvió de centro neurálgico ultrasecreto del Mando de Cazas de la RAF durante la Batalla de Inglaterra, que se libró del 10 de julio al 31 de octubre de 1940.
Albergaba la Sala de Operaciones, que en realidad era una serie de salas interconectadas en dos niveles, a las que se accedía por una escalera de 76 peldaños que estaba fuertemente custodiada, por razones obvias.
Bunker de la Batalla de Inglaterra, Londres, Reino Unido
La Sala de Trazado, un hervidero de actividad, era donde las miembros de la Fuerza Aérea Auxiliar Femenina (WAAF) seguían los ataques nazis y las posiciones de los aviones amigos en una mesa de trazado de gran tamaño.
Mientras tanto, los oficiales de la RAF coordinaban los movimientos de los escuadrones con la ayuda de un tablero y pantallas que mostraban las condiciones meteorológicas y la ubicación de los globos de defensa.
Bunker de la Batalla de Inglaterra, Londres, Reino Unido
Supervisado por el comandante desde esta sala del nivel superior, el personal de la fuerza aérea trabajaba bajo una intensa presión y tenía que tomar decisiones de vida o muerte en fracciones de segundo durante horas y horas.
Tras visitar el búnker en plena batalla, en septiembre de 1940, Churchill quedó tan conmovido que pronunció estas palabras inmortales: "Nunca en el campo de los conflictos humanos tantos debieron tanto a tan pocos".
Bunker de la Batalla de Inglaterra, Londres, Reino Unido
El búnker encubierto también contribuyó a defender Londres durante el Blitz y a proteger de las bombas nazis a los soldados aliados que participaron en el desembarco de Normandía.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las instalaciones se deterioraron. Afortunadamente, la Sala de Operaciones se restauró a su estado original en 1975 y, una década después, el búnker se abrió como museo, con un centro de visitantes en la superficie añadido en 2018.
Búnkeres de Villa Torlonia de Benito Mussolini, Roma, Italia
La espléndida Villa Torlonia de Roma fue la residencia oficial del dictador italiano Benito Mussolini, que vivió en ella con su mujer y sus cinco hijos desde 1925, pagando un alquiler de apenas una lira al año.
En la foto, la familia aparece en el exterior del elegante palacio neoclásico a principios de la década de 1930.
Búnkeres de Villa Torlonia de Benito Mussolini, Roma, Italia
Después de que Italia entrara en la Segunda Guerra Mundial en 1940 del lado de Alemania, era solo cuestión de tiempo que las fuerzas aliadas empezaran a bombardear Roma.
Mussolini se mostró duro y desafiante al jurar: "Esperaré a que las bombas lleguen a mi balcón, nunca pasaré a la clandestinidad". Pero en realidad, el Duce se dirigía a su búnker al menor indicio de un ataque inminente.
Búnkeres de Villa Torlonia de Benito Mussolini, Roma, Italia
El primer búnker de Villa Torlonia se reutilizó a partir de una bodega situada bajo el lago de la finca en 1940. Como estaba situado a cierta distancia de la residencia principal, al año siguiente se construyó directamente bajo la mansión un segundo refugio con paredes más gruesas y puertas de acero antigás.
A finales de 1942 empezaron las obras de una instalación de vanguardia equipada con la última tecnología y las comodidades más modernas.
Búnkeres de Villa Torlonia de Benito Mussolini, Roma, Italia
Mussolini había visto los búnkeres de Hitler y se puso verde de envidia. Desesperado por estar a la altura de su compañero tirano fascista, optó por la instalación más avanzada que el dinero podía comprar.
La instalación en forma de cruz se construyó a más de 6,1 metros (20 pies) bajo la plaza de la villa y estaba dotada de muros de hormigón de 4 metros (13 pies) de grosor capaces de resistir las bombas convencionales más potentes.
Búnkeres de Villa Torlonia de Benito Mussolini, Roma, Italia
Mussolini fue expulsado del poder y detenido en julio de 1943, y el tercer y último búnker de Villa Torlonia nunca llegó a terminarse. Finalmente, la finca fue comprada por el Ayuntamiento de Roma y convertida en museo.
Los búnkeres se abrieron inicialmente al público en 2006, pero tuvieron que cerrarse durante un tiempo debido a los altos niveles de radón. Volvieron a abrirse en 2014 y los niveles del gas radiactivo se controlan estrictamente hasta el día de hoy.
Búnker de la Guarida del Lobo de Adolf Hitler cerca de Gierłoż, actual Polonia
Hitler pasó gran parte de la Segunda Guerra Mundial -de hecho, más de 800 días- en la Wolfsschanze, o Guarida del Lobo, su cuartel general del Frente Oriental, donde permaneció oculto durante gran parte del tiempo en un búnker fuertemente fortificado.
Situado en lo más profundo de los bosques de Masuria, en lo que entonces era Prusia Oriental, el siniestro complejo se construyó bajo un velo de secretismo y se terminó en 1941, llegando el déspota poco después.
Búnker de la Guarida del Lobo de Adolf Hitler cerca de Gierłoż, actual Polonia
Escondidos en el bosque había la asombrosa cifra de 200 edificios, entre cuarteles, oficinas, un cine, centrales eléctricas, una estación de ferrocarril, dos aeropuertos y búnkeres, por supuesto, para Hitler y su círculo íntimo.
Dentro de los confines de la Guarida del Lobo, los dirigentes nazis orquestaron el Holocausto, junto con brutales campañas militares como la Batalla de Stalingrado, ayudados e instigados por más de 2.000 militares y personal de apoyo.
Búnker de la Guarida del Lobo de Adolf Hitler cerca de Gierłoż, actual Polonia
A medida que la guerra se prolongaba y la marea se volvía contra Alemania, Hitler se volvía cada vez más paranoico. La seguridad en el complejo era excepcionalmente estricta y el líder nazi llegó a tener un equipo de 15 mujeres jóvenes probando su comida en busca de veneno. Pero sus temores no hicieron más que crecer, y se gastaron enormes sumas de dinero en mejorar el búnker, que acabó convirtiéndose en una gran estructura con aspecto de fortaleza, con numerosas habitaciones, pasillos y pasadizos
Búnker de la Guarida del Lobo de Adolf Hitler cerca de Gierłoż, actual Polonia
Las sospechas de Hitler se confirmaron el 20 de julio de 1944, cuando un grupo de oficiales de alto rango de la Wehrmacht, dirigidos por el coronel Claus von Stauffenberg, intentaron asesinarlo colocando un maletín bomba cerca de su mesa, en la sala de conferencias de la Guarida del Lobo. El maletín fue movido justo antes de que detonara el artefacto, lo que salvó la vida de Hitler.
El plan original era colocar el artefacto en el búnker, lo que casi con toda seguridad le habría matado.
Búnker de la Guarida del Lobo de Adolf Hitler cerca de Gierłoż, actual Polonia
Con el Ejército Rojo acercándose, Hitler se despidió de la Guarida del Lobo en noviembre de 1944 y se utilizaron toneladas de explosivos para demoler el complejo. Sin embargo, la mayoría de las estructuras solo quedaron parcialmente destruidas debido a su robustez.
El desarrollo del complejo como atracción turística, que ahora atrae a cientos de miles de visitantes al año, ha sido muy controvertido.
Führerbunker de Adolf Hitler, Berlín, Alemania
De vuelta en Berlín, Hitler se retiró a su búnker cerca de la Cancillería del Reich el 16 de enero de 1945, cuando las fuerzas aliadas avanzaban sobre la capital y el ejército alemán estaba en las últimas.
Terminado en 1944, el Führerbunker fue construido a 8,5 metros (28 pies) bajo tierra y envuelto en hormigón de 4 metros (13 pies) de espesor para resistir las bombas convencionales más destructivas.
Führerbunker de Adolf Hitler, Berlín, Alemania
El complejo oculto abarcaba 900 metros cuadrados (3.000 pies cuadrados) y constaba de 30 pequeñas habitaciones, entre ellas una sala de conferencias, una sala de mapas, despachos y dormitorios para Hitler y su círculo íntimo, incluida su compañera, Eva Braun.
El búnker estaba decorado con muebles finos y pinturas al óleo, pero los lujos no mejoraron mucho el ambiente, que se hizo cada vez más premonitorio y claustrofóbico.
Führerbunker de Adolf Hitler, Berlín, Alemania
Esta maqueta del estudio de Hitler está expuesta en el Museo de la Historia de Berlín. Fue en esta habitación donde Eva Braun y Hitler encontraron su fin el 30 de abril de 1945. La pareja se casó el día anterior en la sala de mapas del búnker, en una sombría ceremonia seguida de una recepción aún más lúgubre, conscientes ambos de que las tropas soviéticas se acercaban cada vez más.
Se cree que Johanna Ruf, que murió en 2023 a los 94 años, fue la última testigo de los últimos días en el búnker. Entonces era una enfermera de 15 años que trabajaba en un hospital improvisado contiguo al refugio, y recordaba a Joseph Goebbels dándole una charla de ánimo durante las últimas semanas de la guerra.
"Me dijo: 'La victoria final está en la puerta'", recordó, "pero solo los rusos estaban a la puerta".
Führerbunker de Adolf Hitler, Berlín, Alemania
Ruf debía recibir una condecoración de manos del propio Hitler, pero fue cancelada con poca antelación y más tarde descubrió que el Führer había muerto. Poco después, el Ejército Rojo empezó a bombardear los alrededores de la Cancillería del Reich.
Esta foto muestra al soldado de primera clase Richard Blust, de Michigan, examinando el búnker. Un incendio había destruido gran parte del contenido de la habitación, pero aún se puede distinguir un sofá dorado ornamentado.
Führerbunker de Adolf Hitler, Berlín, Alemania
Tras la guerra, los soviéticos arrasaron los edificios de la Cancillería del Reich, pero el búnker permaneció más o menos intacto. En la década de 1990 se demolió una parte de las instalaciones, y el resto se selló para evitar crear un santuario del nazismo.
Hoy, los restos del Führerbunker de Hitler acechan bajo un anodino aparcamiento residencial.
Búnker del Palacio Imperial del Emperador Hirohito, Tokio, Japón
Durante la Segunda Guerra Mundial, el emperador japonés Hirohito se refugió en un búnker de hormigón de 18 metros (60 pies) bajo la biblioteca del extenso complejo del Palacio Imperial de Tokio.
El monarca se acurrucó en el refugio durante el bombardeo de la ciudad en marzo de 1945, y se trasladó a tiempo completo dos meses más tarde, después de que gran parte del palacio hubiera sido arrasado durante un devastador ataque.
Búnker del Palacio Imperial del Emperador Hirohito, Tokio, Japón
El espacioso búnker albergaba oficinas, salas de comunicaciones y maquinaria, aseos y dormitorios y zonas de estar presumiblemente para la familia real.
Sin embargo, el espacio más importante era la sala de conferencias, donde en agosto de 1945 Hirohito grabó su famoso discurso anunciando la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Búnker del Palacio Imperial del Emperador Hirohito, Tokio, Japón
La decisión de rendirse se tomó después de que EE.UU. lanzara bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y Rusia declarara la guerra a Japón, lo que significó la derrota total de la nación.
Tras la guerra, Hirohito siguió viviendo en el búnker hasta 1961. A partir de entonces, se dejó que se pudriera, sin que aparentemente se hiciera ningún esfuerzo por conservar el edificio. En 2015, la Agencia de la Casa Imperial publicó las primeras fotos del refugio en 50 años.
Búnker del Palacio Imperial del Emperador Hirohito, Tokio, Japón
Como puedes ver en esta imagen del desolado pasadizo, las puertas antiexplosión del búnker están cubiertas de óxido y la humedad ascendente mancha las paredes. Aun así, hay muy pocos daños estructurales graves, a juzgar por la foto. Sin duda, este búnker abandonado se construyó para durar.
Búnker del Palacio Imperial del Emperador Hirohito, Tokio, Japón
Sin embargo, la sala de conferencias donde Hirohito grabó el fatídico discurso se encuentra en un estado mucho peor, con las tablas del suelo y los paneles de madera de las paredes desintegrándose por décadas de putrefacción.
A diferencia de otros búnkeres emblemáticos del mundo, las posibilidades de que este sea restaurado para su visita pública parecen escasas, y probablemente la instalación se deteriore aún más con el paso de los años.
Búnker de la Guerra Fría del Congreso de EE.UU., Virginia Occidental, EE.UU.
A finales de la década de 1950, se encargó a un equipo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. que buscara un emplazamiento para un búnker que pudiera albergar a los miembros del Congreso en caso de ataque nuclear. Se decidieron por el lujoso Greenbrier Resort de White Sulphur Springs, Virginia Occidental, de fácil acceso desde Washington DC, pero lo suficientemente lejos como para ofrecer una protección garantizada contra un ataque nuclear al Capitolio.
Búnker de la Guerra Fría del Congreso de EE.UU., Virginia Occidental, EE.UU.
Con el secreto por encima de todo, las obras comenzaron en 1957, con el nombre en clave de Proyecto Isla Griega. Anunciado como una ampliación del hotel, su verdadero propósito se mantuvo en secreto, pero tanto los trabajadores como la población local tenían sus sospechas, ya que el colosal volumen de hormigón vertido en el lugar era un indicio inequívoco.
Terminada en 1962, justo a tiempo para la Crisis de los Misiles de Cuba, con un coste declarado de $14 millones, que son unos $144 millones en dinero de hoy (unos 134 millones de euros), la instalación es un espectáculo para la vista.
Búnker de la Guerra Fría del Congreso de EE.UU., Virginia Occidental, EE.UU.
Enterrado a unos 219 metros (720 pies) bajo tierra y salvaguardado por gigantescas puertas antiexplosiones y capas de hormigón armado, el búnker tiene dos niveles y una superficie de unos 10.450 metros cuadrados (112.544 pies cuadrados).
Ocultas a plena vista, las cavernosas salas se habrían utilizado para las sesiones del Congreso. Estaban integradas en el hotel, y habrían quedado selladas si hubiera estallado una guerra nuclear.
Búnker de la Guerra Fría del Congreso de EE.UU., Virginia Occidental, EE.UU.
El resto del búnker de la Guerra Fría está situado más allá del largo túnel de entrada. Esta parte de las instalaciones alberga la sala de descontaminación, 18 dormitorios con 30 literas cada uno, una cocina abastecida con víveres para seis meses, una cafetería de 400 plazas y una sala de conferencias de TV repleta de equipos de radiodifusión que originalmente tenía como telón de fondo el edificio del Capitolio.
Búnker de la Guerra Fría del Congreso de EE.UU., Virginia Occidental, EE.UU.
También hay un hospital, una farmacia e incluso una cárcel llena de camisas de fuerza. Los rumores de que existía una misteriosa instalación gubernamental bajo el complejo se confirmaron en 1992, cuando The Washington Post publicó un artículo que sacaba a la luz el búnker.
Una vez desvelado el secreto, fue rápidamente desclasificado y clausurado. En la actualidad sirve como centro de almacenamiento de datos, además de atracción turística.
Bunker-42 de Josef Stalin, Moscú, Rusia
Casi una década antes de que se construyeran los búnkeres de JFK y del Congreso, el dirigente soviético Josef Stalin ordenó la construcción de una instalación ultrasecreta a la que podría escapar con altos funcionarios del gobierno si Moscú fuera bombardeada.
Situada en una colina a poca distancia del Kremlin y construida a 60 metros (197 pies) bajo tierra, la instalación de 7.000 metros cuadrados (75.350 pies cuadrados) se terminó finalmente en 1956, tres años después de la muerte de Stalin.
Bunker-42 de Josef Stalin, Moscú, Rusia
El búnker se construyó de forma similar al metro de Moscú, y consta de cuatro tubos con anillos de acero, cada uno de 150 metros (500 pies) de largo, que están conectados por túneles estrechos.
El principal punto de entrada era a través de un túnel encubierto en la estación de metro de Taganskaya, pero también se podía acceder al búnker a través de un falso edificio de apartamentos que ocultaba una escalera y una cúpula protectora de hormigón de 6 metros (20 pies) de grosor.
Bunker-42 de Josef Stalin, Moscú, Rusia
Tras su finalización, la instalación ultrasegura se utilizó como base de mando para las fuerzas nucleares de la Unión Soviética.
Equipado con purificadores de aire, pozos profundos para agua potable limpia y otros sistemas de soporte vital, así como mucho espacio para almacenar alimentos, el búnker nuclear podía mantener a 3.000 personas durante tres meses.
Bunker-42 de Josef Stalin, Moscú, Rusia
Se dice que el sucesor de Stalin, Nikita Jruschov, se refugió en el búnker durante la Crisis de los Misiles de Cuba. Aparte de eso, parece que en la instalación ocurrieron pocas cosas dignas de mención y, a medida que la tecnología nuclear avanzaba, se fue quedando cada vez más obsoleta e insignificante.
El mantenimiento quedó relegado a un segundo plano y a finales de la década de 1980 la instalación estaba seriamente deteriorada.
Bunker-42 de Josef Stalin, Moscú, Rusia
Tras el colapso de la URSS, la instalación, cuyo nombre en clave original era Bunker-02, fue desclasificada. En 2006, el gobierno ruso vendió el Búnker-42 a una empresa privada, que convirtió la instalación en un museo y complejo de ocio que se inauguró ese mismo año.
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