La aterradora historia de Pompeya y sus misterios atrapados en las cenizas
De la tragedia al tesoro
Hasta los fatídicos acontecimientos del año 79 d.C., Pompeya era como cualquier otra ciudad turística romana. Situada en la hermosa bahía de Nápoles, 14 millas al sur de la propia Nápoles, albergaba suntuosas villas, viñedos y olivares alimentados por los ricos suelos volcánicos del monte Vesubio. Lamentablemente, este volcán activo pronto entraría en erupción, sepultando la ciudad en una gruesa capa de escombros. Irónicamente, el desastre que supuso la perdición de Pompeya también la preservó para los años venideros, y el descubrimiento de esta ciudad congelada para siempre en el tiempo ayudó a sentar las bases de la arqueología moderna.
Haz clic en la galería para descubrir la fascinante historia de Pompeya...
Adaptado al español por María J. Arabia, Editora de Sindicación en Español para loveEXPLORING.
Un capricho de la geografía
Pompeya fue una de las varias ciudades que surgieron a lo largo de esta extensa costa del sur de Italia, con influencias de los antiguos griegos y de la civilización etrusca. Hablaban una lengua llamada oscano, hasta que la influencia de Roma creció y el latín se convirtió en la lengua dominante. Sin embargo, lo que aquellos antiguos habitantes no sabían es que el espolón de tierra donde se desarrolló la ciudad se formó en realidad sobre capas de lava prehistórica, donde se encontrarón pruebas de muchas erupciones anteriores del Vesubio, con consecuencias igualmente devastadoras.
Los Hamptons de la antigua Roma
En el siglo I d.C., en los años anteriores a la erupción volcánica, Pompeya y la cercana Herculano habían florecido hasta convertirse en prósperas ciudades turísticas como refugio estival de la élite romana. Los romanos más afluentes construyeron elegantes villas llenas de mosaicos, obras de arte y fuentes elaboradas, y las calles pavimentadas de la ciudad estaban repletas de tiendas, tabernas, baños públicos... ¡e incluso algunos burdeles! La población superaba con creces los 10,000 habitantes, con una mezcla de ricos mercaderes, tenderos y esclavos.
Gladiadores, listos – ¡para un motín!
El anfiteatro de Pompeya podía albergar hasta 20,000 espectadores en emocionantes batallas de gladiadores que atraían a gentes de los pueblos de los alrededores y hacían que la multitud rugiera. Pero no más que en el año 59 d.C., cuando estalló una gran revuelta entre los habitantes de Pompeya y los de la cercana Nuceria. Lo que empezó con insultos y burlas pronto se convirtió en enfrentamientos con espadas y ataques con piedras y se produjo una sangrienta pelea. El Senado de Roma investigó y castigó a Pompeya prohibiéndole a la ciudad celebrar los Juegos durante 10 años.
Las señales estaban ahí
La devastadora erupción volcánica del año 79 d.C. no fue el primer desastre natural que Pompeya sufrió. Un terremoto sacudió la región de Campania en el año 62 d.C. (o 63 d.C., la fecha exacta no está clara) en lo que los expertos entienden ahora fue el presagio de una catástrofe mayor. De hecho, los pompeyanos estaban tan acostumbrados a los temblores que sacudían la ciudad que el aumento de la actividad sísmica en el período previo a la erupción no se consideró motivo de preocupación.
El Vesubio entra en erupción
Un día cualquiera del año 79 d.C. – que durante mucho tiempo se creyó que fue el 24 de agosto, aunque investigaciones más recientes sugieren la fecha otoñal del 24 de octubre – el destino de Pompeya, Herculano y los pueblos de los alrededores cambió para siempre. El autor romano Plinio el Joven, que en aquel momento se encontraba al otro lado de la bahía de Nápoles, en la ciudad portuaria de Misenum, es el único testigo ocular cuyas observaciones de esta tragedia se conservan. Este escribió que vislumbró "una nube que apareció de un tamaño y una forma muy inusuales", mientras el Vesubio explotaba lanzando una pluma de ceniza volcánica que se elevó hasta el cielo y que hoy en día se denomina "erupción pliniana".
La gente huye de Pompeya presa del pánico
Mientras la gente se sentaba a comer, una ligera nube de ceniza empezó a caer sobre Pompeya, seguida de fuertes lluvias de piedra pómez blanca y escombros sobre la ciudad, arrastrados hacia el sur desde el cono del Vesubio. Algunos habitantes consiguieron huir – aferrándose a todos los tesoros, joyas o monedas que pudieron llevar consigo – mientras que otros buscaron refugio en los sótanos cuando los tejados de las casas empezaron a derrumbarse bajo el peso de las rocas.
El peligro continúa
Los escombros seguían amontonándose sobre las puertas y ventanas de las casas de Pompeya, dejando a sus habitantes atrapados mientras la ceniza obstruía el aire y se hacía imposible respirar, pero un peligro aún mayor estaba a la vuelta de la esquina. En pocas horas, una corriente de lava, ceniza y gases nocivos conocida como "flujo piroclástico" surgió del volcán, envolviendo la ciudad y convirtiéndola en un infierno. A medida que oleada tras oleada de lava se derramaba desde la ardiente cumbre del Vesubio, las temperaturas subían alcanzando más de 300°C (572°F), acabando con toda la vida en su paso.
Desesperados por escapar
Descubrimientos posteriores revelarían historias desgarradoras de personas que intentaban escapar del flujo mortal de lava, pero fracasaban, a menudo con un puñado de monedas de plata y bronce o un puñado de sus tesoros más valiosos para seguir su camino. Se descubrió a una mujer cerca de las puertas de la ciudad con la estatua de oro de Mercurio, dios de la velocidad, en sus manos; mientras que otro hallazgo reveló tres caballos preparados y listos para llevar a su dueño a un lugar seguro, sin embargo, debieron de esperar demasiado, pues nunca llegaron a salir de la ciudad.
Herculano también fue golpeada
Pompeya es más conocida y atrae a muchos más visitantes, pero su pequeña ciudad vecina, Herculano, está en realidad más cerca del pie del Vesubio y sufrió un destino similar. Aquí, mucha gente intentó esconderse o huir a las playas en busca de refugio, pero no hubo forma de escapar a las oleadas sobrecalentadas de ceniza y lava que se derramaron por la ciudad. Es una idea espeluznante, pero los científicos creen que las extraordinarias temperaturas podrían haberles hervido literalmente la sangre y el tejido cerebral, transformando incluso el tejido en vidrio.
Llegó la oscuridad
Un adolescente Plinio el Joven observó el desarrollo de los acontecimientos desde una distancia aparentemente segura, pero también se vio envuelto en el pánico. Al principio, permaneció en Misenum con su madre, hasta que los vecinos les suplicaron que huyeran y se unieran a la multitud que se agolpaba en las calles en busca de santuario. "Apenas nos habíamos sentado cuando llegó una oscuridad que no era como una noche sin luna o nublada, sino más bien como el negro de las habitaciones cerradas y sin luz. Se oían los lamentos de las mujeres, los llantos de los niños y los gritos de los hombres", escribió más tarde, en una serie de cartas al historiador romano Tácito.
Una última noche interminable para el mundo
El relato del testigo ocular Plinio el Joven no sólo nos dice mucho de lo que sabemos sobre Pompeya, sino que también nos ofrece una visión muy cercana del caos y la confusión que se vivió mientras la gente se apresuraba a buscar refugio, mirando por encima del hombro a la nube que se acercaba y temiendo las bajas posibilidades de supervivencia. "Algunos temían tanto a la muerte que rezaban por ella", escribió. "Muchos alzaron sus manos a los dioses, y aún más creyeron que ya no había dioses, y que ésta era una última noche interminable para el mundo".
Plinio el Viejo al rescate
Mientras el joven de 17 años permanecía al lado de su madre para ponerla a salvo, su tío – Plinio el Viejo – decidió tomar acción. Ya que este era un destacado capitán de la marina y aliado del emperador Vespasiano, envió una flota de barcos a la pequeña ciudad de Estabia para rescatar a un amigo que se había quedado atrapado allí. Lo consiguió, pero a la mañana siguiente, la caída de escombros le había dejado varado en la playa, donde fue alcanzado por los humos – o, si las teorías más recientes son ciertas, fue golpeado por un derrame cerebral o un ataque al corazón – y murió.
Enterrados bajo la ceniza
Los flujos de lava y gases tóxicos continuaron durante días, mucho después de que hubiera alguna esperanza de supervivencia, dejando Pompeya y Herculano enterradas bajo densas capas de ceniza de 6 a 7 m (20 pies) y 20 m (66 pies) de grosor respectivamente. Esto nos ofrece una pista de por qué la ciudad más pequeña es menos conocida que su homóloga que acapara los titulares, ya que quedó enterrada a mayor profundidad y su excavación llevó más tiempo que la de Pompeya. Sin embargo, en ambos casos, la ceniza no sólo preservó los cuerpos de las víctimas del volcán, sino también sorprendentes conocimientos sobre la vida cotidiana en esta riviera romana.
Los secretos de Pompeya al descubierto
La trágica historia de Pompeya cayó en el olvido con el paso de los años y los cadáveres quedaron enterrados bajo la superficie. Así fue hasta que se descubrió por casualidad a finales del siglo XVI, cuando el arquitecto suizo Doménico Fontana estaba poniendo los cimientos de un edificio en el valle del río Sarno. Aun así, la gente no empezó a atar cabos hasta 1709, cuando otro descubrimiento fortuito reveló la ubicación de Herculano. Al cabo de 40 años, la primera excavación empezó a descubrir estos secretos perdidos, y así se crearon las raíces de lo que hoy en día conocemos como el estudio moderno de la arqueología.
Tesoros a través del tiempo
No se trataba de una expedición arqueológica gigantesca y sistemática como las conocemos hoy en día, sino más bien de un pequeño grupo de exploradores que excavaban la campiña para ver qué artefactos antiguos podían descubrir. Su objetivo no era tanto la investigación académica como la búsqueda de obras de arte u otros tesoros antiguos para exponerlos. El general del ejército español Roque Joaquín de Alcubierre y el arquitecto suizo Karl Weber dirigieron los esfuerzos, a veces desordenados, de excavar a través de las capas de roca, tierra y sedimentos que habían mantenido las ciudades ocultas y conservadas casi totalmente intactas durante muchos cientos de años.
Excavando en busca de la victoria
Las excavaciones iniciales fueron decepcionantes, pero en 1755 se descubrió la "praedia" (finca) de Julia Félix, que reveló un enorme complejo de edificios que incluía apartamentos de alquiler, baños abiertos al público e impresionantes jardines con cascadas y estanques, junto con magníficos frescos que representaban la vida cotidiana en Pompeya, todo ello propiedad de una mujer, tema de gran debate académico desde entonces. Esto fue una señal de los hallazgos que se avecinaban, por lo que el rey Carlos VII de Nápoles prohibió la exportación de antigüedades, probablemente para poder conservarlas para el museo de su palacio real de Portici.
¡Arriba Pompeya!
Durante muchos años, el yacimiento sólo se conocía como La Cività, ya que no había forma de saber con certeza de qué pueblo o ciudad se trataba, pero eso cambió gracias a un descubrimiento realizado en 1763. Se encontró una inscripción que rezaba: "Rei publicae Pompeianorum", lo que permitió a los estudiosos relacionar por fin el yacimiento con las referencias escritas a la tragedia de Pompeya, incluidas las de Plinio el Joven. Esto también puso fin a algunos de los métodos de excavación más descuidados y permitió comprender mejor la necesidad de preservar este yacimiento único en su género.
Al estilo pompeyano
Estos descubrimientos fueron la comidilla de la sociedad occidental del siglo XVIII y contribuyeron a avivar el interés por las antigüedades, coincidiendo con el auge del estilo arquitectónico neoclásico y una nueva fascinación por todo lo antiguo. Los historiadores lo han relacionado directamente con lo que se descubría en Pompeya, pues las elaboradas villas y los frescos ayudaron a impulsar una tendencia de diseño para que la élite adinerada de Gran Bretaña tuviera habitaciones que recrearan este estilo clásico, y arquitectos como Robert Adam y Sir John Soane empezaron a utilizar estos motivos en sus obras.
Pompeya inspira a los artistas
La erupción del Vesubio inspiró innumerables obras de arte que recreaban el drama de la desaparición de Pompeya – aunque con distintos niveles de precisión – aprovechando y ayudando a mantener el apetito del público por esta trágica historia. Entre ellos se encuentran el artista francés Pierre-Jacques Volaire, el pintor británico Joseph Wright de Derby (que creó más de 30 obras sobre el tema) y el ruso Karl Bryullov, cuya obra aparece aquí. El último de ellos incluso impulsó otro esfuerzo creativo en la popular novela de Edward Bulwer-Lytton Los últimos días de Pompeya, que contribuyó a dar forma a la comprensión moderna de Pompeya.
Se convierte en un punto turístico
Esta continua fascinación por Pompeya le valió un lugar en el Grand Tour, el rito de paso por Europa que a menudo realizaban los jóvenes de las clases altas de Gran Bretaña y otros lugares, convirtiéndose en algunos de los primeros turistas que visitaron estas antiguas ruinas. A diferencia de los grandes edificios de Roma, los continuos descubrimientos de Pompeya revelaron detalles de la vida cotidiana – desde las hogazas de pan a medio cocer que aún se conservaban en los hornos de las panaderías hasta los grafitis que aún estaban rayados en las paredes – y se convirtió en el primer museo al aire libre del mundo.
La labor de un joven arqueólogo
Gran parte de lo que sabemos sobre Pompeya se debe a los esfuerzos del arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli, quien se hizo cargo del yacimiento en el siglo XIX y desarrolló nuevas técnicas. A los 20 años, desafió lo establecido dividiendo el yacimiento en distintas regiones – un método de estudio más riguroso – y excavando de forma que se redujeran los posibles daños. Sin embargo, no estuvo exento de polémica: en una época de agitación política en Italia, se vio envuelto en el movimiento nacionalista y fue encarcelado en 1849, aunque algunos dicen que fue denunciado por arqueólogos rivales.
Expresiones de carne y yeso
Uno de los símbolos más distintivos de Pompeya es la serie de esculturas de yeso que recrean una versión tridimensional de los momentos de agonía de muchas de las víctimas, otro legado de las técnicas pioneras de Fiorelli que sigue utilizándose hoy en día. Este, se dio cuenta de que había huecos en la densa corteza de roca y ceniza y dedujo que debía de ser donde se había podrido la materia orgánica. Vertiendo cuidadosamente yeso de París en los espacios vacíos y retirando después con cuidado la ceniza circundante, dio vida a las expresiones faciales, las ropas y las poses finales de los habitantes de Pompeya, con sorprendente, y desgarrador detalle.
Qué ver en Pompeya
Tras décadas de excavaciones, se han descubierto la mayoría de los lugares emblemáticos de Pompeya, incluido su gran anfiteatro, uno de los ejemplos más antiguos que se conservan. A lo largo de los años albergó innumerables batallas de gladiadores, y aún quedan restos de pintura de los carteles que adornaban las paredes promocionando estos eventos o destacando a determinados participantes – las celebridades y estrellas del deporte de la época. El foro es otro lugar de interés. Esta enorme plaza era antaño el centro de la vida pública, donde la gente iba de compras, visitaba los templos dedicados a Apolo, Venus y Júpiter, y se ponía al día con los chismes del día.
¿Quién vive en una casa así?
Además de los edificios públicos, hay muchas casas y villas privadas que visitar que revelan aún más sobre la vida de la élite romana. La Villa de los Misterios es una de las más populares gracias a sus brillantes frescos, que no han perdido nada de su viveza en los siglos transcurridos, y que muestran una iniciación en un culto que rinde culto a Dioniso, el dios del vino. Otros lugares destacados son la Casa de la Fuente Pequeña, que cuenta con una bonita fuente cubierta de mosaicos en el jardín; y la Casa del Fauno, llamada así por la estatua de bronce de un fauno bailarín que hay en el vestíbulo (hoy puede verse una copia de la estatua en el edificio, mientras que la original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles).
Algunas cosas nunca cambian
Una de las cosas más extrañas de explorar Pompeya es cuántos paralelismos hay entre el comportamiento de entonces y el de ahora, lo que demuestra lo poco que ha cambiado el mundo en casi 2,000 años. A la entrada de la Casa del Poeta Trágico, un cartel de mosaico reza "cave canem", o "cuidado con el perro", que aparece en varios puntos de Pompeya. En muchas paredes también había grafitis en los que se alardeaba de conquistas sexuales, se pedía la devolución de bienes robados o se escribían notas mundanas: "El 19 de abril hice pan", decía uno, como un precursor de las publicaciones actuales en las redes sociales sobre la masa madre...
Los daños de la guerra
En otoño de 1943, Pompeya fue golpeada una vez más por una explosión de fuego procedente del cielo, pero esta vez no era lava que emanaba de un volcán, sino bombas de la Segunda Guerra Mundial lanzadas desde el cielo. Las fuerzas aliadas bombardearon el sur de Italia en un esfuerzo, bautizado como Operación Avalancha, por destruir las rutas de suministro de las tropas alemanas. Pero al apuntar a las carreteras y vías férreas que bordeaban la antigua ciudad, numerosas bombas cayeron sobre Pompeya, alcanzando el museo y varios monumentos clave. Para mayor desgracia, el Vesubio volvió a estallar al año siguiente, su erupción más reciente hasta la fecha.
Pompeya obtiene el estatus de la UNESCO
El mundo ya conocía el valor cultural de las antiguas ruinas de Pompeya desde hacía siglos cuando se inscribieron en el Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1997, junto con la cercana Pompeya y las ruinas de Villa Oplontis en la actual ciudad de Torre Annunziata. Esto no sólo le proporcionó un nivel adicional de protección a los preciosos yacimientos, sino que también significó que cuando se produjeron inundaciones torrenciales en 2010 y 2014, los expertos del organismo internacional estuvieron disponibles para ayudar en la restauración.
Revelaciones recientes de Pompeya
Más de 275 años después de que se iniciaran las primeras excavaciones en Pompeya, cabría pensar que los arqueólogos habrían encontrado aquí todo lo que podían encontrar, pero en realidad sólo se han excavado dos tercios del yacimiento. Recientes investigaciones en zonas hasta ahora vírgenes han descubierto un puesto de comida del siglo I que servía pollo y pato con vino tinto a los hambrientos transeúntes. Además, se han encontrado pinturas políticas, una pintura perfectamente conservada que representa el antiguo mito griego de Leda y el Cisne, y una interpretación memorablemente bien dotada del dios de la fertilidad Príapo... y más revelaciones siguen apareciendo.
Cómo visitar Pompeya
Pompeya es un tesoro de historia antigua, por lo que cada visita es una oportunidad de aprender algo nuevo. Está abierta todo el año (aunque durante menos horas en invierno), y tiene tres puertas de entrada, Porta Marina, cerca de la estación de tren, Piazza Anfiteatro y Piazza Esedra, cada una con su propia taquilla. Lo mejor es ir con un guía experto quien le podrá dar vida a un montón de escombros profundizando en las complejas historias que hay detrás de cada punto de interés. Y no te olvides de Herculano, que es más pequeña, más fácil de recorrer y está menos masificada, lo que la convierte en un gran complemento – o alternativa – para entender mejor el mundo antiguo.
¿Te ha gustado? Haz clic en el botón de Seguir arriba para ver más historias fantásticas de loveEXPLORING.
Comments
Be the first to comment
Do you want to comment on this article? You need to be signed in for this feature