Las cataratas son una fuente de fascinación sin fin, y es que es imposible ignorar su encanto desde vertiginosas cascadas como el Salto Ángel en Venezuela hasta enormes bellezas como las Cataratas Victoria en Zimbabue y Zambia. También están las que se encuentran en escenarios espectaculares, en lo profundo de bosques tropicales y espesas selvas o con dramáticos acantilados y montañas como telón de fondo.

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Traducido al español por María J. Arabia, Editora de Sindicación en Español para loveEXPLORING.

Islandia parece rebosar de cascadas, cada una con sus propias características fascinantes. Seljalandsfoss, en el sur, no es la más alta (con una caída de 61 m), pero es una de las pocas cascadas del mundo que puedes rodear a pie y vislumbrar desde atrás como cae el agua. Lo que significa más ángulos desde los que admirar su belleza frente a un paisaje de praderas verdes aparentemente interminables, salpicadas de flores amarillas y violetas regadas por el fino rocío.

En el corazón de Jajce, una encantadora ciudad del siglo XIV rodeada de murallas medievales, la Cascada de Pliva tiene una caída de sólo 17 m. Pero su amplitud y su entorno de ensueño – con casas coronadas por tejados rojos que se asoman desde laderas repletas de árboles – hacen que su belleza esté muy por encima de su altura.

La cascada más alta de Oregón mide 186 m de altura, y está enmarcada por escarpados acantilados de basalto y laderas cubiertas de arces, cuyas hojas se vuelven doradas en el otoño. Desciende en dos niveles, alimentada por la lluvia, el deshielo y los manantiales subterráneos. Una atracción artificial, el Puente Benson, se suma al espectáculo natural. Construido en 1914, sus arcos de concreto son el mirador perfecto.

Técnicamente, la mayor catarata conocida es la del Estrecho de Dinamarca, que se encuentra bajo el océano Atlántico. Pero, en tierra, el Salto Ángel ocupa literalmente el primer puesto como la catarata más alta del mundo, desembocándose a 979 m sobre el borde de la montaña Auyán-tepui y cayendo al río Churún. Su ubicación en el Parque Nacional de Canaima es igualmente espectacular, con montañas de cima plana y bosques envueltos en la niebla.

Cuando una catarata no es suficiente, están las cataratas de Iguazú, el mayor sistema de cataratas del mundo y, sin duda, uno de los lugares más sobrecogedores que existen en el planeta Tierra. La cadena de cascadas, que abarca más de 270 saltos de agua y cubre 2.7 km, se extiende a ambos lados de la frontera entre Brasil y Argentina, y fluye en forma de escalera. Su entorno, en el corazón de un parque nacional repleto de selva tropical, es igualmente cautivador.

Las cataratas Victoria, un imponente espectáculo en el caudaloso río Zambeze, abarcan más de 1,700 m de ancho y tienen una caída de 108 m. En otras palabras, este es un espectáculo increíble de la naturaleza, con un rugido a la altura de su tamaño colosal. El estruendoso sonido del agua al caer de forma casi vertical es fuerte y crea tal velo de niebla que los Kalolo-lozi llamaron a las cataratas Mosi-oa-Tunya, o "El humo que truena".

Una de las cataratas más grandes del mundo se encuentra en las profundidades del Bosque de Cataratas Gigantes de Cuispes, cerca de la ciudad de Chachapoyas. Con casi 914 m de altura, es un espectáculo extraordinario en el que la plateada cascada se ve rodeada de una vibrante selva en todos los tonos de verde posibles. 

La catarata más alta de la India tiene una caída espectacular de unos 335 m, pero sería preciosa aún si solo tuviera una décima parte de su altura. Se precipita sobre acantilados de roca roja densamente cubiertos de bosque, que rodean las cataratas con franjas de árboles verde esmeralda envueltos en niebla. Las fuertes lluvias que caen aquí, en Meghalaya, al este de la India, mantienen verde el paisaje, mientras que los lugareños han creado puentes con árboles vivos para poder desplazarse en épocas de monzón.

Los colores de las cataratas de Havasu parecen de otro mundo, pero esta llamativa combinación de roca rosa anaranjada y un estanque azul cerúleo, alimentado por una sedosa cascada, es definitivamente real. Es una de las cinco cascadas de la Reserva India Havasupai, dentro del Gran Cañón, y debe su vibrante tonalidad al carbonato cálcico del agua.

Cada centímetro del archipiélago de las Islas Feroe parece de otro mundo, desde las montañas alfombradas de verde hasta los pueblos nórdicos y los fiordos envueltos en niebla fría. Una de las vistas más espectaculares está en Vágar, una de las islas más grandes. Aquí, la cascada de Múlafossur cae desde un verde acantilado y desemboca en el mar disolviéndose en espuma que parece terciopelo blanco.

Podríamos comparar la Cascada de Bigar con una seta cubierta en musgo, dada su peculiar forma. Esta extraña pero hermosa atracción del Parque Nacional Cheile Nerei-Beușnița, protegido en Rumanía, cae en cascada sobre una piedra gorda y redondeada, tapizada con una capa de musgo esmeralda. El agua se desliza por sus bordes para crear un hermoso velo brumoso que recuerda a un paraguas en una tormenta.  

Este parque nacional, situado entre Zagreb y Zadar, es un paraíso de tonos azules y verdes, con una cadena de 16 lagos diseminados por un paisaje frondoso y boscoso e interconectados por una serie de maravillosas cascadas. Estas, fluyen entre los bosques, en riachuelos tallados en la piedra caliza, vertiéndose sobre los pozos turquesas. No son las más altas – la caída más larga es de 77 m – pero su gran número y la belleza de su entorno las convierten en un espectáculo asombroso.

El presidente Theodore Roosevelt las calificó como la octava maravilla del mundo y, aunque hay mucha competencia, estas cataratas del Parque Estatal Conmemorativo de las Cataratas McArthur-Burney, en el norte de California, son ciertamente maravillosas. Las múltiples cascadas se alimentan de manantiales subterráneos y caen desde una altura de 39 m hacia una piscina zafiro que contrasta perfectamente con el vibrante color verde del bosque circundante.

Estas siete pequeñas cascadas, una de las vistas más famosas del inmaculado Parque Nacional de Krka, en el sur de Croacia, se precipitan unas sobre otras en su carrera por llegar a la piscina de agua turquesa y cristalina que hay en el fondo. ¿Y quién puede culparlas? La escena no podría ser más atractiva, sobre todo en medio de la vibrante vegetación bajo el sol del mediterráneo.

En el corazón del Parque Nacional de Tat Ton, en el centro de Tailandia, se encuentra esta cascada, que es una de las muchas que hay en la zona. Pero su belleza es sobresaliente: sedosas cortinas de agua se inclinan sobre el borde de mesetas perfectamente planas y caen en cascada por esculturales formaciones rocosas de color gris elefante. La provincia de Chaiyaphum, donde se encuentra la cascada, alberga también Mor Hin Khao, a veces llamado el Stonehenge de Tailandia.

Quizás la cascada más famosa de Islandia, Gullfoss es el mágico resultado del recorrido del río Hvítá desde el glaciar Langjökull. La cascada cae tan sólo 32 m, pero la altura no lo es todo. Es la amplitud de las cataratas, que caen sobre una serie de crestas, y la vasta y árida belleza del paisaje lo que hace que Gullfoss sea tan increíblemente hermosa, sobre todo cuando está decorada con una capa de nieve en el invierno. 

La cascada más poderosa de Europa (y la tercera más grande) parece salida, rugiente, directamente de las páginas de un cuento de hadas. Incluso hay un castillo encaramado directamente sobre esta. Situada en el Alto Rin, el rápido fluir del agua es tan ruidoso que las vibraciones pueden sentirse en las proximidades.

La niebla que producen las cataratas del Nilo Azul, en el noroeste de Etiopía, es tan densa que su nombre local es Tis Abay, que en amárico significa "gran humo". Posicionada elegantemente entre los ríos Nilo Blanco y Nilo Azul, su mayor caída es de unos 43 m y su punto más ancho es de 400 m, creando un espectáculo sin igual en medio de la exuberante selva tropical.

En el vasto Parque Nacional de Yosemite, en California, hay belleza a cada paso y en todas las direcciones. Pero, incluso frente a una competencia tan dura, las cataratas de Yosemite son indiscutiblemente una de las vistas más magníficas. Está maravilla del mundo natural está dividida en tres secciones, la más alta de las cuales es Upper Yosemite Fall, una de las cataratas más altas del mundo, con una caída de 436 m. Juntas, las cataratas caen magníficamente por unos 739 m, descendiendo por acantilados de granito salpicados de pinos.

Lo que esta serie de cascadas carece de altura, lo compensa con una belleza pura y etérea. Situadas en la isla de Skye, al pie de las montañas Black Cuillin, las Fairy Pools o “piscinas de las hadas” se llaman así porque el agua cristalina, de tonos azules y verdes, es de una belleza tan nítida que parece desafiar a la naturaleza. Tienen un efecto mágico e hipnótico sobre quienes las contemplan.

La segunda cascada más alta de Karnataka, India, fluye en una serie de cascadas segmentadas y aparentemente independientes, aunque todas proceden del río Sharavathi. A menudo se forma un arco iris en la fina niebla que hay debajo, y los alrededores – un denso bosque de hojas perenne – también son bastante encantadores.

Estas cascadas están ubicadas entre China, donde se llaman Detian Falls, y Vietnam, donde se llaman Ban Gioc. Alimentadas por el río Quay Son, se precipitan por varios niveles escalonados, rodeadas de rocas calizas, selva y montañas cársticas, cuyos picos dentados y puntiagudos han sido formados por la lluvia.

Pistyll Rhaeadr, en Gales, se tambalea por un acantilado de 73 m en tres etapas, concluyendo en el río Afon Rhaiadr. Esta cascada está situada en las montañas Berwyn, rodeada de colinas verdes y bosques encantadores. 

El Parque Nacional de Yellowstone no escatima en belleza natural, desde el deslumbrante y colorido Gran Manantial Prismático hasta la fauna salvaje, que incluye lobos grises y osos pardos. Luego están las cataratas de Yellowstone, que en realidad están formadas por tres cataratas unidas que fluyen en el Gran Cañón de Yellowstone, y complementan a la perfección el paisaje de espectacular belleza con sus tonos albaricoque salpicados con el verde de los pinos.

La cascada continua más grande del mundo (en volumen) parece sacada de un libro ilustrado. Enmarcada por la frondosa selva tropical guyanesa, a menudo se forma un arco iris en la niebla que se eleva sobre la estruendosa caída al agua que hay debajo. Situada en el Parque Nacional de Kaieteur, al oeste de Guyana, es también una de las cataratas más potentes (y ruidosas) del mundo.

Situada en el pueblo de Balaa, al norte del Líbano, Baatara Gorge es una de las cascadas más insólitas. Es fascinante de contemplar, pues su cascada se encuentra encajonada en una cueva de piedra caliza dividida por tres puentes naturales. Gotea desde una altura de 255 m y sólo fluye en marzo y abril, alimentada por el deshielo.

Situadas en la remota zona de Fjordland, en la Isla Sur, las cataratas Sutherland están formadas por tres arroyos que truenan desde una altura de 580 m, lo que las sitúa entre las más altas del mundo. A menudo no hay ni un alma cerca para oír su rugido, ya que las cataratas están escondidas entre matorrales remotos, y el agua fluye desde el lago Quill. 
 

Las cataratas 'Akaka, situadas en la costa noreste de la isla de Hawai, caen desde una altura de 135 m y desembocan en un desfiladero rodeado de una maraña vibrante de selva tropical, bambú y helechos.

Cuesta creer que estas piscinas termales, unidas por una serie de cascadas poco profundas, no sean artificiales. Escalonadas como una escalera gigante cerca del bonito pueblo de Saturnia, en el sur de la Toscana, parecen haber sido creadas como parte de un lujoso balneario. Alimentadas por manantiales termales que calientan el agua hasta unos agradables 37.5°C, se cree que las piscinas de Terme di Saturnia tienen propiedades terapéuticas, pero su belleza es totalmente natural.  

La cascada de Yerköprü, en el sur de Turquía, es de una belleza de ensueño, cayendo en finas cortinas sobre un lago de color turquesa vivo y etéreo. Se cree que la cascada se formó debido a la erosión de un arroyo, el Ermenek, que alimenta al río Göksu, formando una caverna por la que fluye el agua.