Construido a principios de los años 40 por orden de Adolf Hitler, el Flakturm IV fue diseñado para proteger Hamburgo de los ataques aéreos aliados. Casi indestructible, esta imponente fortaleza se convirtió en símbolo del poder militar nazi y permaneció en pie tras la caída del régimen, como un recordatorio escalofriante de los horrores de la guerra.
En 2024, el conocido hoy como BUNKER de Hamburgo ha renacido como un moderno refugio urbano tras una remodelación valorada en 110 millones de dólares o 101 millones de euros.
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Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING.
Tras los bombardeos aliados sobre Berlín en 1940, Adolf Hitler ordenó la construcción de las Flakturms (“torres antiaéreas”). Diseñadas por Friedrich Tamms, bajo la supervisión del arquitecto jefe del régimen, Albert Speer, estas fortificaciones masivas fueron concebidas para ser prácticamente indestructibles.
En 1943, el proyecto se amplió al puerto de Hamburgo, objetivo prioritario de los bombardeos por sus industrias petrolera y de submarinos. La Flakturm IV, la cuarta torre antiaérea, fue levantada entre 1942 y 1943 por unos 2.400 trabajadores forzados en el Heiligengeistfeld (que significa “campo del Espíritu Santo”), en el barrio de St. Pauli.
Totalmente autosuficiente, este bastión casi indestructible contaba con suministro propio de electricidad y agua, además de un hospital operativo con 95 camas. Para repeler a los bombarderos aliados, el edificio estaba armado con cuatro enormes cañones antiaéreos instalados en la azotea.
El Flakturm IV, uno de los búnkeres más grandes jamás construidos, es un auténtico gigante: mide 74 metros de base por 38 metros de altura. Sus paredes tienen 3 metros de grosor y el techo está reforzado con 4 metros de hormigón. Diseñado para albergar a 18.000 personas, llegó a acoger hasta 25.000 habitantes de Hamburgo (e incluso 60.000 según algunas fuentes) durante los devastadores bombardeos de julio de 1943.
Después de la guerra, varias Flakturms fueron demolidas como parte del proceso de desnazificación. La Flakturm IV se salvó de la destrucción, ya que se utilizaba para albergar a personas sin hogar de Hamburgo. Además, la fuerza explosiva necesaria para derribar la estructura habría causado graves daños en amplias zonas del centro de Hamburgo, por lo que se decidió dejarla intacta.
En 1946, la editorial Axel Springer se instaló en el edificio y, en 1950, la cadena pública NWDR hizo historia al transmitir las primeras imágenes de televisión de Alemania Occidental desde el búnker. También sirvió como refugio para mujeres, almacén de tés y especias y, de nuevo, como refugio antiaéreo cuando se intensificaron las tensiones de la Guerra Fría.
El edificio se transformó en un Kreativbunker (“búnker creativo”) en 1956, cuando el célebre fotógrafo de moda F. C. Gundlach instaló allí su estudio. En 1975 ya albergaba a 15 empresas, en su mayoría agencias de fotografía y publicidad, y en 1986 había 25 compañías registradas. Ese mismo año, los alrededores fueron escenario de violentas protestas antinucleares.
La posibilidad de demoler la estructura volvió a plantearse en 1989, tras la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría. Finalmente, se decidió conservarla, en parte por los enormes costes que supondría su demolición. Mientras algunos la consideraban una monstruosidad dentro del paisaje urbano, otros defendían su conservación como monumento conmemorativo.
En los años 90, el búnker se transformó en un moderno centro cultural y mediático. El inversor Thomas Matzen obtuvo en 1993 un contrato de arrendamiento por 60 años sobre el edificio, por el equivalente a 6,2 millones de dólares (5,7 millones de euros) en 2024.
La discoteca J’s abrió sus puertas en 1999, pero al año siguiente la sala VIP fue escenario de un atentado con granadas que dejó nueve heridos graves, entre ellos Chris Harms, líder de la banda de rock gótico Lord of the Lost (representantes de Alemania en Eurovisión 2023). El local quebró en 2001.
En 2006 abrió la discoteca y sala de conciertos Uebel & Gefahrlich (que significa “Malvado y peligroso”). El espacio, aun en plena actividad, ha recibido a artistas de renombre internacional como Scooter y Billie Eilish.
De hecho, el búnker y sus alrededores han sido durante mucho tiempo sinónimo de música y ocio. La feria Hamburger Dom se celebra en Heiligengeistfeld desde 1893.
El Heiligengeistfeld también es famoso por ser el lugar donde la fotógrafa Astrid Kirchherr fotografió por primera vez a los Beatles en 1960 durante su estancia en Hamburgo. Las fotos se tomaron a pocos metros del búnker. Los Beatles comenzaron su carrera en el barrio de St. Pauli, tocando en los clubes Indra, Kaiserkeller, Bambi Kino y Top 10.
En 2014, el búnker reforzó su reputación como refugio de la música de calidad con la inauguración del Resonanzraum en el edificio. Considerado el primer club de conciertos de cámara del mundo, es la sede del conjunto clásico Ensemble Resonanz.
Destacado por su excepcional acústica y su ambiente informal, el local acoge una gran variedad de eventos musicales, como conciertos de música clásica y jazz, proyectos experimentales y colaboraciones innovadoras con artistas electrónicos. El búnker también alberga una escuela profesional de música pop reconocida por el Estado alemán, una emisora de radio y otras empresas relacionadas con la música.
Entre las características arquitectónicas más distintivas del interior del edificio se encuentran sus cuatro escaleras de caracol. Durante la Segunda Guerra Mundial, estas escaleras carecían de barandillas, lo que las hacía especialmente peligrosas en las horas punta, cuando los habitantes de Hamburgo arriesgaban sus vidas al subir por ellas. Según Ellen Schabacker, una residente de la zona, los niños, sin duda aterrorizados, se aferraban a la pared al subir.
En el siglo XXI se sucedieron las propuestas para renovar el búnker. Según el Hamburger Abendblatt, un periódico regional de Hamburgo, el arrendatario Thomas Matzen rechazó proyectos que iban desde cubrir toda la estructura con una cúpula de cristal hasta colocar una esfera de 67 metros en el tejado o añadir nuevas plantas de oficinas.
En octubre de 2013, el empresario Mathias Müller-Using y la vecina Sonja Brier propusieron ajardinar el techo y crear un jardín comunitario en las alturas. El acceso se realizaría por un “sendero de montaña” metálico y verde, inspirado en el High Line de Nueva York, un parque elevado construido sobre una antigua vía férrea, y en la rampa del Museo de Arte Contemporáneo de Niterói, en Río de Janeiro.
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La idea de reverdecer el búnker llevaba tiempo rondando. En 1992, el artista austriaco Friedensreich Hundertwasser recibió el encargo del Hamburger Abendblatt de reimaginar el antiguo refugio antiaéreo. El artista imaginó el búnker cubierto de árboles, y su concepto apareció en el periódico el 2 de abril de 1992. El artista es un gran defensor de la "forestación de tejados", que ocupa un lugar destacado en su obra, sobre todo en su Hundertwasserhaus ("casa Hundertwasser") de Viena.
Muller-Using contrató al arquitecto Michael Kuhn y al ingeniero Tim Schierwater, y el equipo ideó un concepto viable. Se propuso una estructura piramidal de cinco pisos para el techo del búnker, que incluiría un jardín en la azotea, un hotel de 134 habitaciones, restaurantes, una cafetería, un salón de eventos y un pabellón deportivo, entre otras cosas. Matzen se entusiasmó con la idea.
Mientras tanto, se creó la asociación vecinal Hilldegarden eV para facilitar la participación pública en el proyecto, mantener parte de la vegetación y crear un memorial para las víctimas del nazismo y la Segunda Guerra Mundial.
Matzen y su equipo solicitaron el permiso de obra para el proyecto, que fue aprobado en 2017. El presupuesto ascendía a unos 33 millones de dólares (30,3 millones de euros). Sin embargo, desde entonces el camino no ha sido fácil y la remodelación ha estado rodeada de polémica.
Tras la aprobación, la ecologización tuvo que reducirse para cumplir con las estrictas normas de seguridad contra incendios, lo que generó críticas de quienes consideraban que se había desvirtuado la visión original. Otros aspectos, como la construcción de una estructura adicional en la azotea que no figuraba en los planes iniciales, también fueron objeto de controversia.
Para ejecutar el proyecto se contrató a algunas de las mejores empresas especializadas. La firma Landschaftsarchitektur, en colaboración con los paisajistas Mark Krieger e Ingrid Gock, se encargó de supervisar el ajardinamiento, mientras que la firma de planificación e ingeniería phase10 Ingenieur asumió la construcción de la ampliación de la azotea.
En la remodelación también participaron otros despachos y consultoras como Buero 51, WTM, Argus, Larmkontor y Sumbi Ingenieure.
Las obras de remodelación comenzaron finalmente a mediados de 2019. Es de suponer que la pandemia de COVID retrasó la construcción, pero a finales de 2021 se había completado la quinta planta de la ampliación piramidal. Según la página web del Búnker St. Pauli, la estructura desnuda pesa más de 30.000 toneladas, lo que equivale al peso de 60 aviones Airbus A380 completamente cargados. La transferencia de carga de la ampliación se llevó a cabo mediante 16 enormes columnas Geilinger situadas en los gruesos muros exteriores del búnker.
El "sendero de montaña" metálico de 335 escalones comenzó a tomar forma en 2021. Con una longitud total de 560 metros y una anchura de 4 metros, el sendero comienza en la entrada principal y serpentea alrededor del exterior del búnker, culminando en el jardín escalonado de la azotea. Ofrece unas vistas panorámicas de los lugares más emblemáticos de Hamburgo, como la Torre Heinrich Hertz, la Elbphilharmonie, la iglesia de San Miguel y el puerto de la ciudad.
Las obras en el interior comenzaron en 2022, con la construcción del hotel, los restaurantes y otras instalaciones. El proyecto se completó a principios de 2024 y se abrió al público en julio de ese mismo año.
El coste final superó ampliamente el presupuesto inicial, alcanzando los 110 millones de dólares o 101 millones de euros, de los cuales 67 millones de dólares (61,5 millones de euros) se destinaron a la ampliación, el techo verde y la pasarela.
El jardín de la azotea, expuesto a la intemperie, requiere especies especialmente resistentes. Se eligieron árboles como el arce campestre, el manzano y el pino silvestre, procedentes del vivero Lorenz von Ehren, por su capacidad de soportar sequías, heladas y fuertes vientos.
Arbustos, trepadoras, setos y voladizos completan la selección. En total, se han escogido con cuidado miles de plantas para dar vida a este vibrante oasis urbano en las alturas.
Además de sus amplios beneficios ecológicos y su atractivo estético, el techo y la fachada verdes actúan como un sistema de aire acondicionado natural para el búnker. Más de 60 sensores recogen datos sobre la humedad, la temperatura y otras condiciones, que se estudian para examinar el efecto de la vegetación en el microclima.
La entrada es gratuita y el jardín está abierto de 9:00 a 21:00 durante los meses de verano, con horario reducido en temporada baja. El aforo está limitado a 900 personas.
RIMC Hotels and Resorts, con sede en Hamburgo, se asoció con Hard Rock Hotels para llevar al búnker el concepto REVERB by Hard Rock, una línea de hoteles urbanos de la marca orientada a la música, la vida social y los eventos culturales. Con esta apertura se estrena la marca en Europa.
Pensado para los aficionados a la música, el hotel de 4 estrellas dispone de 134 habitaciones y suites hipoalergénicas. Además, el complejo hotelero y el búnker han obtenido la certificación GreenSign, que les otorga un nivel cuatro sobre cinco en sostenibilidad.
La música es el eje central del hotel. Como ha señalado el periódico británico The Guardian, el hotel hace guiños a The Beatles. Como hemos mencionado, los Fab Four dieron sus primeros pasos en los alrededores antes de alcanzar el estrellato internacional. Como detalle, el hotel cuenta con tres apartamentos amueblados a precios asequibles para artistas musicales o becarios, que pueden ser reservados por las instituciones culturales de Hamburgo.
El diseño es moderno y divertido. El ambiente es minimalista, pero con toques de color vibrantes, muchos letreros de neón y un ecléctico arte contemporáneo y urbano que le dan vida. El mobiliario es elegante, de estilo moderno de mediados de siglo, y los conductos y tuberías a la vista le dan al hotel un aire industrial y vanguardista. Los recuerdos musicales y otros objetos únicos añaden un toque peculiar y personal.
Los huéspedes pueden elegir entre habitaciones King, Double Queen y Roadie Bunk, todas ellas con mobiliario moderno, obras de arte inspiradas en los aficionados a la música, un sistema de entretenimiento de última generación, zonas de trabajo y baños con artículos de tocador de alta gama.
Otras comodidades de las habitaciones incluyen nevera y televisión inteligente. Muchas de las habitaciones ofrecen unas vistas impresionantes del paisaje urbano y del puerto de Hamburgo. En la imagen se muestra una de las suites King de nivel básico.
Pensada para bandas —o grupos de amigos— que viajan juntos, la Roadie Bunk Room ofrece dos literas tamaño queen y una cama queen, además de dos baños privados, una máquina de karaoke, una gran televisión inteligente y otros extras.
Cada habitación dispone de un asistente de voz que da acceso a las REVERB City Guides (guías locales con recomendaciones musicales y culturales), a la iluminación ambiental, a listas de reproducción y a distintas opciones de entretenimiento.
Las habitaciones del hotel tienen precios desde 177 dólares (162 euros) por noche.
Además del hotel, la ampliación del búnker alberga la Rock Shop, donde los huéspedes pueden adquirir ropa y artículos inspirados en la música. Hay disponible una mezcla de colecciones clásicas de Hard Rock y de temporada, así como una colección local del búnker y artículos del FC St Pauli.
El complejo también cuenta con un salón de tres campos con capacidad para 2.200 personas. Lleva el nombre del heroico luchador de la resistencia Georg Elser, que intentó asesinar a Hitler sin éxito. El espacio es utilizado por los estudiantes de secundaria del barrio como pabellón deportivo durante el día y se transforma en sala de conciertos y cultural al caer la noche.
A la hora de comer, los huéspedes tienen varias opciones tentadoras entre las que elegir. La Sala es el restaurante insignia del búnker. Este local, con capacidad para 170 comensales, ofrece una variedad de deliciosas especialidades y abre desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche, con desayuno por la mañana, buffet al medio día, té por la tarde y tapas por la noche. El local acoge actuaciones musicales en directo y sesiones de DJ todos los días, lo que crea un ambiente animado.
KAROundPAUL ocupa las tres primeras plantas de la ampliación de la azotea, con un bar de 125 plazas inspirado en los barrios circundantes de Karolinenviertel y St. Pauli. Se está convirtiendo rápidamente en el lugar de referencia para tomar una copa en el barrio.
El bar, que al igual que La Sala ofrece actuaciones musicales en directo habitualmente, tiene un ambiente punk grunge, con calaveras y motivos de estilo tatuaje por todas partes. Destacan las codiciadas lámparas de techo con calaveras de cristal y las paredes con grafitis.
El restaurante KAROundPAUL se basa en un concepto creado por el famoso chef con estrellas Michelin Frank Rosin. Los comensales disfrutan de platos de alta cocina al estilo tapas, conocidos como “Bunker Bites”, mientras se maravillan con las vistas panorámicas del horizonte y el puerto de Hamburgo.
Además, el restaurante dispone de un comedor privado para reuniones más íntimas.
La cafetería Constant Grind, con capacidad para 94 personas, ha sido descrita como una cafetería sobre los tejados de la ciudad. Situada en una de las torres del búnker, cuenta con una panadería que elabora deliciosos pasteles, entre los que se incluyen clásicos regionales como el franzbrotchen, un rollo de canela que es una auténtica delicia.
Dada la reputación de Alemania por sus excepcionales productos de panadería, sabes que una visita al Constant Grind no te decepcionará.
La oferta gastronómica del búnker se completa con el Green Beanie. Situado en la azotea, este precioso contenedor pop-up ofrece una pequeña, pero irresistible selección de comidas ligeras y bebidas, con un menú que cambia según la temporada. Es el lugar perfecto para tomar un chocolate caliente y un aperitivo mientras se admira la exuberante vegetación y las vistas de 360 grados de la ciudad.
Por supuesto, el pasado del búnker no se ha ocultado. La asociación vecinal Hilldegarden e.V. ha creado en la planta baja un memorial y un espacio de información para honrar a las víctimas del régimen nazi y de la Segunda Guerra Mundial.
Como símbolo de esperanza y perseverancia, el BUNKER de Hamburgo recuerda que incluso los capítulos más oscuros de la historia pueden transformarse en algo positivo y vital, sin dejar de lado los dolorosos recuerdos del pasado.
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