Aunque el mapa del mundo es una imagen familiar en las paredes del colegio y en los atlas, quizá te sorprenda saber que no representa con exactitud la realidad. En lo que respecta al tamaño de países y continentes, está completamente distorsionado.
La culpa la tiene una proyección cartográfica del siglo XVI, creada para ayudar a los marineros a orientarse por mar y que, durante cientos de años, se convirtió en el mapa más utilizado del mundo.
Sigue leyendo para descubrir por qué gran parte de lo que has aprendido sobre los mapas del mundo es incorrecto...
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING.
Para entender por qué durante siglos hemos utilizado mapas basados en supuestos erróneos, hay que mirar hacia la proyección de Mercator. Creada en 1569 por el célebre cartógrafo flamenco Gerardus Mercator (en la imagen), fue diseñada como herramienta de navegación marítima.
Al convertir el globo terráqueo en un rectángulo, esta proyección mantenía los ángulos, lo que permitía usar la brújula con precisión. Pero ese mismo sistema generó una gran distorsión en el tamaño de las masas terrestres, especialmente en las zonas cercanas a los polos.
Mercator era consciente de que, al representar la Tierra esférica en un plano, las masas continentales quedarían distorsionadas. Pero su intención no era reflejar fielmente la forma o el tamaño de los continentes, sino ayudar a los marineros a orientarse.
Lo que no podía imaginar es que su proyección acabaría convirtiéndose en el estándar de los atlas y mapas escolares durante siglos, incluso cuando los avances geográficos ofrecían nuevas representaciones del mundo. La imagen muestra un mapa antiguo elaborado a partir de los cálculos matemáticos de Mercator en el siglo XVI.
Esta imagen permite comprender fácilmente uno de los efectos más significativos de la proyección de Mercator: las masas continentales aparecen estiradas cerca de los polos y comprimidas en la zona del ecuador. Como puede verse, esto hace que Europa parezca más próxima al ecuador de lo que está en realidad.
A continuación, veremos algunos ejemplos concretos que muestran cómo esta proyección ha contribuido a ideas erróneas sobre el tamaño real de los continentes.
Como la región ártica y la Antártida están en los extremos opuestos del planeta, muy alejadas del ecuador, en los mapas de Mercator aparecen desproporcionadamente agrandadas.
Este ejemplo lo ilustra bien: la Antártida parece el mayor de los continentes, una enorme masa nevada que se extiende a lo largo de todo el hemisferio sur. En realidad, su superficie es de 14 millones de kilómetros cuadrados, lo que la convierte en el quinto continente más grande, con un tamaño similar al de Sudamérica.
La distorsión también afecta a cómo percibimos Groenlandia y otras islas del Ártico. Un buen ejemplo es la isla canadiense de Ellesmere (señalada en el mapa, sin escala), que a menudo se representa con un tamaño similar al de Gran Bretaña o incluso al de Australia.
Sin embargo, aunque es la décima isla más grande del mundo, con una superficie de 196.235 kilómetros cuadrados, en realidad es unas 39 veces más pequeña que Australia.
Del mismo modo, Groenlandia suele representarse en los mapas de Mercator como un territorio mucho mayor de lo que es en realidad. De nuevo, si la comparamos con Australia, la imagen permite ver su tamaño real.
Aunque Groenlandia es la isla más grande del mundo, con 2.165.230 kilómetros cuadrados, su superficie es inferior a un tercio de la de Australia, el continente más pequeño, que alcanza los 7.770.000 kilómetros cuadrados.
A pesar de su tamaño real, la proyección de Mercator a menudo representa Groenlandia con un tamaño similar al de toda África, el segundo continente más grande del mundo. Esta comparación es, probablemente, el ejemplo más evidente de lo engañosos que pueden resultar los mapamundis que hemos visto desde pequeños.
En realidad, África es unas 14 veces más grande que Groenlandia, cuya superficie es parecida a la de Argelia o la República Democrática del Congo. La imagen muestra cómo se ven Groenlandia y África en un mismo mapa de Google.
Y esto no es lo único que llama la atención…
Aunque en muchos mapamundis ambos territorios parecen tener un tamaño similar, la distorsión provocada por la proyección de Mercator genera una imagen totalmente engañosa, como muestra esta captura de Google Maps. En realidad, Madagascar es aproximadamente 2,4 veces más grande que el Reino Unido.
La isla del océano Índico ocupa 587.046 kilómetros cuadrados, mientras que su homólogo europeo apenas alcanza los 241.930.
También encontramos ejemplos claros al comparar regiones concretas. En los mapas de Mercator, Alaska suele parecer mucho más grande que México, pero la realidad es justo la contraria.
Aunque la diferencia no sea tan exagerada como en otras comparaciones de esta lista, sigue siendo relevante: México tiene una superficie de aproximadamente 1.972.560 kilómetros cuadrados, mientras que Alaska alcanza los 1.517.733.
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Otro ejemplo contundente de la distorsión es la comparación entre América y África. Los mapas de Mercator suelen dar la impresión de que ambos tienen un tamaño similar, pero la realidad es muy distinta. Tal como muestra esta imagen, África podría albergar sin problema tres veces el territorio de EE.UU. dentro de su masa continental.
Más allá de lo engañoso del diseño, este tipo de representación ha sido criticada por su posible sesgo eurocéntrico, al hacer que ciertas regiones —como Europa y América del Norte— parezcan más grandes o importantes que las situadas cerca del ecuador.
Uno de los ejemplos más llamativos del efecto Mercator —y de los posibles sesgos asociados— es la representación comparativa de la India y Escandinavia. Como parte de Escandinavia se encuentra dentro del círculo polar ártico, la distorsión en los mapas es especialmente acusada.
A menudo se muestra Escandinavia (a la izquierda en la imagen) como si fuera más grande, cuando en realidad la India (a la derecha) triplica su tamaño. Además, la India —séptimo país más grande del mundo— tiene una población superior a la del conjunto de Europa.
En los mapas de Mercator, Europa y Sudamérica suelen aparecer con un tamaño similar. Sin embargo, en realidad Sudamérica (a la derecha) es casi tres veces más grande que Europa (a la izquierda). Esto se debe, una vez más, a la distorsión: Europa se alarga por su posición septentrional, mientras que Sudamérica aparece comprimida por su cercanía al ecuador.
Sudamérica abarca 17.544.000 kilómetros cuadrados, frente a los 5.934.000 de Europa (sin contar la parte europea de Rusia).
Otro efecto de la proyección de Mercator es que muchas personas creen que el ecuador está más abajo de lo que realmente está en el mapa. Como se puede ver, atraviesa el centro de África, el norte de Sudamérica y el sudeste asiático.
También es habitual pensar que Europa está más cerca del ecuador que América del Norte. Sin embargo, Londres está aproximadamente a la misma latitud que Calgary, mientras que ciudades como París o Berlín se encuentran incluso más al norte que Montreal.
¿Existe algún mapa que represente los continentes y regiones con mayor fidelidad? En realidad, hay varias proyecciones que intentan mostrar la Tierra de forma más precisa. Una de las más conocidas es la proyección de Gall-Peters (en la imagen).
Creada por James Gall en 1855 y publicada por Arno Peters en 1974, se trata de una proyección cartográfica equidistante. Aunque representa con mayor exactitud los tamaños relativos de los continentes y los océanos, los países siguen apareciendo distorsionados en su forma.
Desarrollada en 1921 por Oswald Winkel, esta proyección buscaba reducir al mínimo las distorsiones de área, forma y distancia. De hecho, tripel significa “triple” o “combinación de tres elementos” en alemán, lo que da nombre al modelo.
En su momento, el trabajo de Winkel no se consideró especialmente innovador. Sin embargo, en 1998, la National Geographic Society —una de las organizaciones geográficas más reconocidas del mundo— adoptó la proyección de Winkel como estándar para sus mapas, lo que reavivó el interés por ella.
También conocido como proyección de Fuller, el mapa Dymaxion —de apariencia algo peculiar— representa el mundo como una única isla rodeada por un océano. Fue creado en 1943 por Buckminster Fuller con la intención de conservar las proporciones reales de la Tierra, así como el tamaño y la forma relativa de los países.
Para diseñarlo, Fuller transformó el globo en una figura de 20 caras —un icosaedro— y luego la desplegó sobre un plano. Uno de sus objetivos era evitar los sesgos culturales que han marcado durante siglos a la proyección de Mercator y a otros modelos cartográficos.
Diseñado por el arquitecto japonés Hajime Narukawa en 1999, el AuthaGraph se considera a menudo una de las proyecciones cartográficas más precisas hasta la fecha. Se trata de una proyección de área casi equivalente que minimiza muchas de las distorsiones habituales presentes en otros mapas del mundo.
Su desarrollo fue especialmente complejo: consistió en dividir la superficie esférica de la Tierra en 96 regiones triangulares de igual área, trasladarlas a un tetraedro tridimensional y, a partir de ahí, desplegarlas en forma de rectángulo.
Con cerca de mil millones de usuarios al mes, merece la pena observar el modelo cartográfico que utiliza Google Maps. Mientras que Google Earth y la opción Globe View emplean una representación 3D del planeta, los mapas en navegadores se basan en la proyección Web Mercator.
Esta proyección permite ampliar y mover el mapa con facilidad. Sin embargo, como hemos visto en algunas imágenes anteriores, también conserva muchas de las distorsiones en el tamaño de las masas terrestres cerca de los polos: Groenlandia aparece más grande de lo que es en realidad, África más pequeña, y la Antártida suele mostrarse como una gran mancha blanca en la parte inferior del mapa.
Curiosamente, la razón por la que Google Maps utiliza una variante de la proyección de Mercator es la misma por la que se creó en 1569: conserva los ángulos, lo que facilita la orientación y la navegación direccional.
Eso explica por qué la innovadora proyección de Gerardus Mercator (en la imagen) ha perdurado durante siglos. Solo que ahora no la usamos para cruzar los océanos, sino para encontrar ese restaurante al que nunca hemos ido, en un barrio que no conocemos.
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