La naturaleza está llena de sorpresas y cada año se producen un sinfín de espectáculos increíbles en todo el mundo. Desde vívidas terrazas de arroz que se extienden cientos de metros (en la imagen) hasta migraciones animales que cortan la respiración o flores que brotan en el desierto más árido del planeta, hemos reunido algunos de los espectáculos naturales más impactantes que existen.
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Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING.
El desierto de Atacama, en Chile, es uno de los lugares más secos del planeta. Sin embargo, cada pocos años su paisaje árido se transforma y se cubre con un manto de flores de vivos colores. Estas plantas, conocidas como geófitas, permanecen inactivas bajo tierra durante la estación seca y resurgen en primavera, tras las lluvias del invierno austral.
Este fenómeno está vinculado al episodio cálido de El Niño, lo que hizo que su aparición en 2022 resultara especialmente inusual: fue un año de La Niña, la fase fría del mismo ciclo. Para proteger esta floración extraordinaria, el presidente Gabriel Boric anunció que la zona pasaría a convertirse en parque nacional.
La mayor concentración de elefantes asiáticos del mundo tiene lugar en el Parque Nacional de Minneriya, donde varios cientos de ejemplares se congregan alrededor de una laguna durante la estación seca, de julio a principios de noviembre, antes de desplazarse al Parque Nacional de Kaudulla. Es un espectáculo impresionante, especialmente porque en esta época del año hay muchas crías. Los grandes elefantes pastan, beben, se bañan y socializan en este lugar único.
Cada año, millones de mariposas monarca descienden sobre las reservas naturales del Estado de México y Michoacán. Como su esperanza de vida media es de solo dos a seis semanas, el recorrido migratorio de casi 4.000 kilómetros desde Canadá y el noreste de EE.UU. lo realizan varias generaciones sucesivas.
La población en las reservas alcanza su máximo en enero y febrero. Para completar el viaje de regreso a Canadá, pueden llegar a necesitar entre cuatro y cinco generaciones.
Tras la temporada de lluvias, la mayor migración de mamíferos del planeta reúne a 1,5 millones de ñus y cebras que emprenden un viaje épico a lo largo de más de 111.000 kilómetros cuadrados. Cada año se desplazan hacia el noroeste desde las llanuras del Serengeti en busca de pastos más verdes. Este impresionante espectáculo puede observarse en todo su esplendor en mayo o junio, ya sea en el Parque Nacional del Serengeti de Tanzania o en la Reserva Nacional Masái Mara de Kenia.
Cada año, la llegada de la primavera marca el inicio de uno de los espectáculos naturales más emblemáticos de Japón: la floración de los cerezos. Con ella comienza la antigua tradición del hanami, la contemplación de los sakura en flor. En la isla subtropical de Okinawa, los cerezos pueden florecer ya en enero, mientras que en la isla más septentrional, Hokkaido, pueden hacerlo hasta mayo.
En ciudades del centro del país, como Tokio, Kioto y Osaka, la temporada suele alcanzar su punto álgido en abril.
Otro lugar emblemático para disfrutar de la floración de los cerezos es Washington D. C. Cada año, la llegada de los cerezos Yoshino a la cuenca del río Potomac y al East Potomac Park se celebra desde finales de marzo hasta mediados de abril.
La temporada suele coincidir con el Festival Nacional de los Cerezos en Flor, que incluye desfiles y actividades para toda la familia.
Un lugar donde nunca se pone el sol podría parecer sacado de un cuento, pero eso es precisamente lo que ocurre cada año en algunas regiones situadas al norte del círculo polar ártico y al sur del antártico. En el archipiélago noruego de Svalbard, el sol puede permanecer en el cielo hasta 16 semanas, y las tardes están marcadas por un sol crepuscular de color carmesí.
En Svalbard, este fenómeno se produce aproximadamente entre el 20 de abril y el 22 de agosto.
Cada abril y mayo, los antiguos bosques británicos se cubren con una alfombra púrpura que anuncia la floración de las campanillas, un espectáculo natural lleno de encanto. Aunque estas flores crecen en gran parte del país, algunos de los lugares más impresionantes para verlas son Blickling Estate, en Norfolk, el Parque Nacional del Distrito de los Lagos, Wepham Wood y Ashridge Estate, en Hertfordshire.
El otoño tiñe de color todo Canadá, pero en ningún lugar resulta tan espectacular como en la provincia de Quebec, repleta de arces. Las hojas se tornan de un naranja intenso y un rojo brillante, cubriendo durante semanas las suaves colinas de la Quebec rural con un vibrante manto otoñal.
Estos árboles también tienen su temporada dulce a principios de primavera, cuando se extrae su savia para elaborar el delicioso sirope de arce.
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La aurora boreal es un fenómeno natural que tiene lugar entre finales de septiembre y finales de marzo. Famosas por su aspecto mágico, estas majestuosas bandas de luz verde y púrpura se extienden por amplias zonas del hemisferio norte, aunque algunos de los espectáculos más sobrecogedores tienen lugar sobre los cielos de Islandia, como muestra esta imagen.
Casi todo el mundo ha oído hablar de la aurora boreal, pero el deslumbrante espectáculo del hemisferio sur es igual de fascinante. La aurora austral es una cortina de luz danzante que brilla en tonos que van del rosa al verde.
Provocada por la colisión de electrones energéticos con átomos y moléculas de la atmósfera, esta maravilla multicolor se puede observar en la Antártida, Nueva Zelanda, el sur de Australia, Chile y Sudáfrica.
Aunque las hortensias no son originarias de las Azores, cada año ofrecen un espectáculo asombroso desde finales de abril hasta principios de septiembre. Se cree que fueron introducidas en las islas hace siglos por misioneros y exploradores portugueses, y la isla de Faial es la más famosa por su abundancia de estas flores.
Cubiertos por un mar de tonos morados, azules e incluso rosados, los arbustos de hortensias pueden alcanzar aquí hasta un metro de altura.
Puede que ver peces reunidos en el agua no suene especialmente emocionante, pero la migración de las sardinas en la costa este de Sudáfrica, entre mayo y julio, es otro nivel. Cada año, millones y millones de sardinas se concentran frente al Cabo Oriental y la costa de KwaZulu-Natal, mientras miles de focas, tiburones y delfines acuden a participar en el festín.
Y por si el ataque submarino no fuera suficiente para las sardinas, enormes colonias de alcatraces se lanzan en picado como proyectiles para atrapar a los peces desde el aire.
Una sola noche al año, los cereus —nombre que engloba a varios tipos de cactus florales— abren sus espectaculares flores blancas. Este fenómeno efímero, que suele ocurrir entre mayo y junio, se aprecia con mayor intensidad en el jardín botánico de Tohono Chul, en Arizona.
Allí se supervisan más de 300 ejemplares, que se vigilan día y noche con la esperanza de captar el preciso momento de la floración. En estado silvestre, los cereus pueden encontrarse en los desiertos de Sonora y Chihuahua.
A unos 60 kilómetros sobre la superficie terrestre, estas nubes de tono azul eléctrico se forman cuando diminutos cristales de hielo reflejan la luz solar tras la puesta de sol. Las nubes noctilucentes —también conocidas como nubes brillantes— solo aparecen en latitudes comprendidas entre los 45° y los 80° al norte y al sur del ecuador, y únicamente durante los meses de verano en cada hemisferio.
Este fenómeno poco común resulta especialmente espectacular en Estonia, Finlandia y Suecia entre mayo y agosto.
Cada otoño, los cielos del Reino Unido se llenan de bandadas de estorninos que revolotean y giran al unísono. Este fenómeno, conocido como “murmullo de los estorninos”, tiene lugar en la hora previa a la puesta de sol, cuando estos pequeños pájaros cantores realizan acrobacias aéreas sincronizadas que parecen coreografías naturales.
Se cree que estas espectaculares formaciones sirven para protegerse de los depredadores, mantenerse calientes durante la noche y compartir información sobre lugares con abundante alimento.
Las impresionantes cataratas del Niágara, formadas por tres saltos de agua, marcan la frontera entre el estado de Nueva York, en EE.UU., y la provincia canadiense de Ontario. En invierno, las temperaturas pueden descender hasta los –25 °C, transformando los torrentes en espectaculares formaciones de hielo.
Los alrededores también se cubren con un espeso manto de nieve, creando un paisaje invernal de aspecto verdaderamente mágico.
También conocida como “luna de sangre”, esta espectacular visión tiene lugar durante un eclipse lunar total. Aunque rodeada de supersticiones y profecías desde la antigüedad, su tonalidad rojiza tiene una explicación científica: es el borde rojo de la sombra terrestre el que se proyecta sobre la superficie lunar.
Este fenómeno puede observarse en todo el mundo, aunque se aprecia con mayor claridad en lugares como Alaska, Hawái y el oeste de EE.UU.
Los campos de lavanda de la región francesa de Provenza se tiñen de una fragante neblina púrpura desde mediados de junio hasta agosto, alcanzando su máximo esplendor a principios de julio. La mayor concentración de campos se encuentra en la meseta alta de los alrededores de Sault, al pie del Mont Ventoux, y en torno a las localidades de Apt y Gordes.
La lavanda es una parte importante de la vida en Provenza, ya que tiene innumerables usos, desde productos de belleza y jabones hasta aromaterapia, como remedio natural e incluso en la cocina.
Cada tarde, el Parque Nacional Gunung Mulu, en la isla de Borneo, ofrece uno de los espectáculos más impactantes de la naturaleza. Al caer el sol, unos tres millones de murciélagos de labios arrugados emergen de la Cueva del Ciervo en una corriente serpenteante para cazar insectos voladores.
Eso sí, probablemente también sea uno de los espectáculos más malolientes del planeta: los excrementos acumulados generan un hedor verdaderamente insoportable.
Cada año, entre octubre y noviembre, unos 120 millones de cangrejos rojos emprenden su migración anual desde los bosques de la isla Christmas, en Australia, hacia las aguas tropicales que la rodean para reproducirse. Sin prestar atención a los habitantes humanos —a los que superan en una proporción de 60.000 a 1—, se les puede ver bailando el vals en masa por las calles.
En pleno verano, entre julio y septiembre, la migración del salmón en Alaska atrae a numerosos osos pardos, que se lanzan a un auténtico festín. Durante esta época, los salmones remontan los ríos hasta llegar a los lechos de grava donde desovan.
Este asombroso viaje les obliga a saltar pequeñas cascadas, y esos saltos acrobáticos son precisamente los que atraen a los osos (y a las águilas), ya que los peces abundan y resultan relativamente fáciles de atrapar. Es el momento perfecto para que los osos acumulen grasa antes del invierno.
Cada año, en el extremo sur de la península coreana, tiene lugar un fenómeno que recuerda a un milagro bíblico. El mar de Jindo, que separa las islas de Jindo y Modo, se abre lo suficiente como para dejar al descubierto un sendero natural de dos kilómetros. Aunque solo se celebra un festival al año, este acontecimiento ocurre entre dos y tres veces cada temporada, entre marzo y junio.
En realidad, este singular fenómeno tiene una explicación científica: se debe a las mareas extremadamente bajas. En la imagen, asistentes al festival de 2015 cruzan el paso, recolectan algas y buscan almejas.
Otro espectáculo natural donde se encuentran la mano del ser humano y la naturaleza: cada primavera, más de 8 hectáreas de campos contiguos en Luoping, China, se cubren de un océano amarillo. Este condado alberga una de las mayores plantaciones de flores de colza del mundo, también conocida como canola.
Cuando los capullos dorados florecen entre febrero y marzo, la región celebra su esplendor durante el Festival de las Flores de Canola.
El llamado Callejón de los Icebergs, frente a la costa de Terranova, está acostumbrado a recibir cada primavera gigantescas masas de hielo que flotan a la deriva. Estos colosos helados, de todas las formas y tamaños, avanzan lentamente hacia el sur, creando un paisaje impresionante. Curiosamente, este fenómeno coincide con la migración anual de las ballenas en dirección contraria, lo que da lugar a un doble espectáculo inolvidable.
Cada primavera, la naturaleza despliega un espectáculo realmente cautivador en pleno valle de Antelope, en California. Situadas en el extremo occidental del desierto de Mojave, estas colinas onduladas cobran vida durante unas semanas con una explosión de flora que tiñe los campos de púrpura y dorado.
Con reminiscencias de un cuadro de Claude Monet, el valle se cubre de amapolas autóctonas de California, facelias encajeadas y delicadas fiddlenecks.
A menudo confundidas con platillos volantes, estas nubes con forma de lente —que pueden aparecer solas o apiladas como tortitas— son muy distintas del resto, ya que permanecen prácticamente inmóviles. Aunque pueden formarse en cualquier parte del mundo, son más frecuentes en regiones montañosas y los pilotos suelen evitarlas por las intensas turbulencias que pueden generar.
El valle de Jiuzhaigou, en China, forma parte del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y el Lago de las Cinco Flores es, quizá, su joya más deslumbrante. Este lago sereno es considerado sagrado por muchos lugareños, tanto por sus cambiantes tonalidades como por el hecho de que no se congela, ni siquiera en pleno invierno.
Sin embargo, el misterio que envuelve esta maravilla natural tiene una explicación sencilla: el lago alberga aguas termales y una variedad de plantas acuáticas que cambian de color al contacto con la luz del sol.
Los dinoflagelados son diminutos organismos de plancton marino bioluminiscente que habitan en aguas de todo el mundo, pero uno de los lugares más espectaculares para contemplar este fenómeno es Tailandia. Especialmente vívido durante las noches de luna llena, también puede observarse en Sri Lanka, Vietnam, Jamaica, Colombia e incluso en San Diego, EE.UU.
La explicación de este mágico resplandor es bastante sencilla: el plancton lo utiliza como mecanismo de defensa, emitiendo luz para atraer a los depredadores hacia las criaturas que intentan devorarlo.
Aunque los altramuces crecen en buena parte de la Isla Sur de Nueva Zelanda, estas espectaculares flores alcanzan su punto álgido en el lago Tekapo. Entre septiembre y febrero —durante la primavera austral—, el paisaje se transforma en un festival de color que alcanza su máximo en noviembre, cuando los lupinos florecen en masa y cubren las orillas de lagos y ríos con tonos rosa y violeta.
¿Es alguna fuerza magnética inexplicable la que hace que las rocas se deslicen sobre este lecho seco y agrietado del Valle de la Muerte, en California? ¿O son las manos invisibles de algún poder superior?
Parece que no es ninguna de las dos. En 2013, los científicos resolvieron el misterio al descubrir que las rocas se mueven impulsadas por el viento cuando el suelo está cubierto de hielo. Aun así, sigue siendo un lugar inquietantemente bello y deliciosamente extraño.
Si quieres disfrutar del espectáculo floral anual de los jacarandas, la mejor época para visitar Sudáfrica es entre finales de septiembre y finales de noviembre. Con flores fragantes de tonos púrpura —aunque también pueden encontrarse ejemplares de flor blanca—, estos árboles están especialmente presentes en Pretoria y Johannesburgo.
De hecho, se calcula que solo en Pretoria hay más de 70.000 jacarandas.
Cada año, al final del verano antártico, los pingüinos emperador emprenden un corto viaje desde las aguas abiertas hasta sus zonas de reproducción. Tras la puesta, los machos se agrupan estrechamente durante el gélido invierno antártico para incubar los huevos, mientras las hembras regresan al mar para traer alimento en primavera, tanto para las crías como para sus parejas.
Cuando llega la primavera y nacen los polluelos, las aguas abiertas donde pueden alimentarse pueden encontrarse a más de 90 kilómetros de distancia, tras las tormentas del invierno polar. Por eso, cada mes de marzo, pingüinos de todas las edades se embarcan en esta migración épica.
El delta del Okavango, en Botsuana, ha sido descrito como el último Edén de África, una afirmación nada exagerada si se tiene en cuenta la naturaleza virgen y la impresionante diversidad de fauna de esta vasta zona húmeda de vegetación exuberante. De tamaño variable, el delta se forma cuando el río Okavango inunda el desierto del Kalahari y alcanza su máxima extensión entre marzo y junio.
En esta región pueden encontrarse unas 160 especies de mamíferos, desde elefantes africanos hasta grandes felinos como leones y guepardos.
Aunque esta maravilla natural pueda parecer misteriosa y casi mágica, lo cierto es que tiene una explicación bastante sencilla. Cuando la materia orgánica del fondo del lago libera gas metano, este asciende en forma de burbujas que se congelan al entrar en contacto con el agua helada.
Este fenómeno puede observarse cada invierno en el lago Baikal, en Rusia, aunque también se ha documentado en el lago Abraham, en Alberta, Canadá.
Con la llegada del verano, los caribúes (o renos norteamericanos) emprenden un viaje épico de más de 960 kilómetros hacia el norte. Considerada una de las mayores migraciones de grandes mamíferos del mundo, esta travesía los lleva hasta la tundra ártica de Canadá, donde se alimentan de hierba y otras plantas abundantes.
Los adultos pueden llegar a consumir hasta cinco kilos de alimento al día. Con la primera nevada, los rebaños emprenden el camino de regreso hacia el sur, en busca de climas más templados donde pasar el invierno con sus crías.
Talladas a mano en las montañas hace unos 2.000 años, las terrazas de arroz de la provincia filipina de Ifugao son una combinación asombrosamente espectacular de belleza natural y artificial. Hay cinco vastas terrazas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, elevadas cientos de metros en el aire.
Según la ley local, si se unieran todas las terrazas, llegarían a la mitad de la circunferencia de la Tierra. Alcanzan su máximo esplendor a finales de la primavera, cuando el arroz joven tiñe las terrazas de un color verde intenso.
Este tipo de relámpagos, exclusivo de Venezuela, solo puede observarse en la desembocadura del río Catatumbo, donde sus aguas se funden con el lago Maracaibo. Este espectáculo natural tiene lugar unas 260 noches al año, durante 10 horas seguidas y con hasta 280 descargas por hora. En 2010, los relámpagos desaparecieron entre enero y marzo debido a una fuerte sequía, lo que hizo temer que este fenómeno único pudiera haberse extinguido para siempre.
Cada año, durante el pico de la estación seca, en julio y agosto, cientos de flamencos enanos, una especie que se encuentra en el África subsahariana, acuden en bandadas a las aguas ricas en algas del valle del Rift, en el este de África, para alimentarse. Los lugares preferidos de esta resistente ave, que tiene una piel dura y escamas para adaptarse a una amplia gama de entornos, son las aguas hipersalinas y normalmente inhóspitas del lago Bogoria, en Kenia, y del lago Natron, en Tanzania.
Horsetail Fall es una cascada estacional que desciende por la cara este de El Capitán —una imponente formación rocosa del Parque Nacional de Yosemite, en California— durante el invierno y principios de la primavera. Ya de por sí es un espectáculo digno de ver, pero durante unos 10 minutos a mediados o finales de febrero se vuelve aún más especial.
El sol poniente incide en el ángulo perfecto y proyecta una luz brillante que transforma el agua en una “cascada de fuego”, llamada así por su asombroso parecido con lava en movimiento.
El corazón palpitante de la ciudad de Nueva York es el último lugar donde esperarías ver a la madre naturaleza en acción. Pero durante dos tardes de mayo y julio, el sol se pone justo entre los rascacielos de la ciudad, uniendo el mundo natural y el artificial en un momento verdaderamente impresionante.
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