Desde tiempos antiguos, las civilizaciones han levantado murallas para proteger sus ciudades y pueblos de posibles invasiones. Aunque algunas de las más legendarias —como Jericó o Troya— han desaparecido con el paso del tiempo, aún quedan muchos lugares que conservan sus murallas centenarias casi intactas.
Desde ciudadelas elevadas hasta enclaves costeros fortificados, hemos recorrido el mundo para seleccionar las ciudades amuralladas más impactantes. Y sí: las hemos clasificado en función de su belleza.
Desplázate por la galería para descubrir las ciudades amuralladas favoritas de nuestro equipo editorial, muy viajero, y descubre cuál es nuestra número uno.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING.
La única ciudad de la isla de Irlanda que conserva íntegro su sistema de murallas fue fortificada entre 1613 y 1618 para proteger a los colonos ingleses y escoceses. El circuito, de unos 1,5 kilómetros, es hoy una de las principales atracciones turísticas de Derry.
Una colección de cañones flanquea estas murallas de más de 400 años, que alcanzan en algunos tramos hasta 10 metros de anchura. Se conservan cuatro puertas originales —Bishop's Gate, Ferryquay Gate, Butcher Gate y Shipquay Gate— y otras tres añadidas posteriormente.
Las impresionantes murallas que rodean el casco antiguo de San Juan fueron levantadas en su mayoría por personas esclavizadas. La construcción de estas formidables defensas comenzó en 1630, cuando los colonizadores españoles buscaban proteger el puerto de ataques piratas y enemigos. Las obras, durísimas, se prolongaron durante cerca de 150 años.
Aunque San Juan ha crecido mucho más allá de las murallas, las defensas originales siguen en buen estado, al igual que las imponentes fortalezas del centro histórico. El Morro y el Castillo de San Cristóbal, que dominan la bahía de San Juan, también fueron clave en la defensa del puerto y destacan por sus bastiones y garitas circulares (en la imagen).
La ciudad antigua de Kotor, que desciende por una ladera escarpada hasta la bahía homónima, es uno de los enclaves más cautivadores del Adriático. Sus iglesias de piedra, villas venecianas, plazas y monasterios aún están rodeados por murallas medievales que siguen en pie.
Estas fortificaciones, de unos cuatro kilómetros, ascienden desde el mar hasta la fortaleza de San Giovanni y han sido testigo de siglos de historia. Construidas originalmente por los bizantinos y ampliadas por los venecianos entre los siglos XVII y XVIII, han resistido invasiones, ataques piratas y terremotos.
Las murallas que rodean el casco antiguo de la histórica capital de la Provenza datan del siglo XIV, aunque fueron solo las últimas de muchas defensas construidas para proteger esta poderosa ciudad desde tiempos romanos. Con sus almenas y matacanes, las imponentes murallas de Aviñón comenzaron a levantarse por orden del papa Inocencio VI, con el objetivo de proteger la ciudad papal y sus tesoros conforme esta crecía.
También contaban con un foso, que habría hecho aún más intimidante su aspecto frente a los mercenarios merodeadores. Con una longitud de cuatro kilómetros, las murallas forman parte del conjunto arquitectónico protegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Situada en lo alto del puerto repleto de yates, la antigua ciudad amurallada de Ibiza —conocida como Dalt Vila— está repleta de encanto histórico y joyas culturales. Fue colonizada por primera vez por los marinos fenicios en torno al año 654 a. C., y posteriormente cartagineses, romanos, musulmanes y cristianos dejaron su huella en la isla.
Las imponentes murallas, a las que se accede por el gran arco del Portal de ses Taules, datan de mediados del siglo XVI. Se construyeron para disuadir ataques otomanos y franceses, y sus bastiones, que servían para vigilar la llegada de embarcaciones enemigas, ofrecen hoy unas vistas inmejorables de la Isla Blanca.
Situada en el extremo de una península del pequeño tramo de costa adriática de Eslovenia, la encantadora ciudad de Piran es una joya medieval. Pero su historia se remonta mucho más atrás, hasta la época de los antiguos griegos, que amasaron una gran fortuna gracias a la producción de sal.
Las murallas del siglo XV son un vestigio del pasado veneciano de Piran. La República de Venecia gobernó la ciudad desde finales del siglo XIII durante varios siglos, y su huella aún se percibe en sus edificios barrocos ornamentados, sus plazas, su campanario y, por supuesto, en su gastronomía.
Todavía rodeada por sus sólidas murallas y puertas —en su día impenetrables—, la ciudad antigua de Toledo está repleta de monumentos majestuosos y edificios religiosos. Fundada por los romanos en el siglo II, su nombre proviene del latín Toletum, que significa “población fortificada”.
Otro de los grandes emblemas de esta ciudad Patrimonio Mundial de la UNESCO es el puente de San Martín, una entrada del siglo XIII que cruza el río Tajo y conserva sus torres defensivas originales.
Esta antigua fortaleza romana del norte de Inglaterra ha conservado muchos de sus tesoros históricos, incluidas sus murallas. De hecho, Chester es la única ciudad de Gran Bretaña que aún mantiene intacto el circuito completo de sus antiguas murallas defensivas. Fueron construidas por los romanos y ampliadas y reforzadas con el paso de los siglos.
Se puede acceder a un recorrido circular por las fortificaciones desde cuatro puertas medievales principales que dan acceso a la ciudad: Northgate, Eastgate, Watergate y Bridgegate. Chester, conocida como Deva Victrix, también cuenta con los restos de un anfiteatro construido a finales del siglo I d. C.
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Las coloridas mansiones, las callejuelas empedradas y las pintorescas iglesias que se esconden entre las robustas murallas fortificadas del casco antiguo de Campeche hacen de esta ciudad una de las capitales estatales más históricas y encantadoras de México. Situada a orillas del golfo de México, sus murallas defensivas y su fuerte fueron construidos por los españoles a finales del siglo XVII para protegerla de los piratas, cuando fue requisada como uno de los puertos comerciales marítimos más importantes de la colonia.
Las obras de fortificación tardaron 18 años en completarse y, aunque en su día contaba con cuatro puertas, hoy solo se conservan dos.
La antigua ciudad fortificada de Rodas fue construida en gran parte por los Caballeros de San Juan, que llegaron desde Jerusalén en 1309 y ocuparon la isla durante dos siglos, hasta que fueron expulsados por los otomanos. Las imponentes murallas del casco antiguo —declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO— rodean la ciudad medieval habitada de forma continua más antigua de Europa, y se pueden atravesar por siete puertas.
En su interior, se extiende un laberinto de callejuelas con mucho encanto, donde se mezclan estilos arquitectónicos diversos fruto de los numerosos ocupantes que ha tenido esta ciudadela a lo largo de su historia.
Levantadas para defenderse de los constantes ataques piratas, las murallas y fortalezas de Cartagena figuran entre las mejor conservadas de Sudamérica. El ambicioso sistema defensivo se puso en marcha en 1614, cuando el próspero puerto caribeño —conocido como Cartagena de Indias— estaba bajo dominio español.
El rey Felipe III ordenó su construcción tras un ataque del corsario y explorador británico sir Francis Drake, aunque el proyecto se prolongó hasta 1796. Con una longitud de unos 11 kilómetros, las murallas del centro histórico han servido desde entonces también como protección frente a tormentas costeras e inundaciones.
Las emblemáticas torres de San Gimignano, que se alzan sobre las onduladas colinas de la Toscana, ofrecen una imagen imponente. Rodeada por tres murallas y con acceso a través de varias puertas monumentales, esta ciudad medieval prosperó gracias a su ubicación en la Vía Francígena, una importante ruta comercial y de peregrinación entre Roma y Canterbury.
Hoy se puede recorrer el perímetro del segundo anillo de murallas, donde se conservan antiguas mazmorras de los siglos XV y XVI. En su apogeo, en el siglo XII, los habitantes más acaudalados construyeron 72 casas-torre dentro del recinto amurallado como símbolo de estatus y poder, aunque solo han sobrevivido 14.
La capital de Azerbaiyán es una ciudad de contrastes, dividida entre una parte antigua y otra sorprendentemente moderna. Las muchas joyas del casco histórico de Bakú, conocido como Icherisheher, se encuentran tras las murallas defensivas del siglo XII. Dentro de esta impresionante estructura se conservan el monumento más antiguo de la ciudad, la Torre de la Doncella, y el extenso Palacio de los Shirvanshah.
Este complejo monumental fue también residencia de los gobernantes del norte de Azerbaiyán. En cada rincón, la arquitectura revela las múltiples culturas que han dejado huella en Bakú a lo largo de los siglos: zoroástrica, sasánida, árabe, persa, shirvaní, otomana y rusa.
Construida sobre tres colinas onduladas, la pintoresca ciudad amurallada de Siena, en el sur de la Toscana, fue un importante centro bancario medieval y gran rival de Florencia durante la Edad Media. Sus murallas fortificadas, de siete kilómetros de longitud, salpicadas de bastiones, torres y puertas, siguen el contorno de la colina y rodean su casco histórico.
Dentro del recinto defensivo se conservan numerosos tesoros arquitectónicos de Siena: la Piazza del Campo (donde se celebra dos veces al año la carrera de caballos del Palio di Siena), la impresionante catedral de mármol rayado y la Torre del Mangia, entre otros.
Hoy es una encantadora ciudad costera de la región de Bretaña, pero en su día Saint-Malo fue un auténtico refugio de piratas. Esta fortaleza marítima era el bastión de los corsarios locales, infames marinos mercantes que saqueaban barcos extranjeros con el beneplácito del rey de Francia en los siglos XVII y XVIII.
Las robustas murallas del puerto, flanqueadas por varias torres, datan del siglo XII y fueron reforzadas en el XVII. El cinturón defensivo forma un anillo completo de un kilómetro alrededor de la ciudad, que también está protegida por un castillo y varias fortalezas en islotes cercanos.
Las murallas de piedra del siglo XIII que rodean Monteriggioni, en la Toscana, se conservan en un estado excepcional y resultan especialmente impresionantes vistas desde el aire. El circuito, casi perfecto, mide 569 metros y solo lo interrumpen 14 majestuosas torres.
Porta Franca es la entrada principal a este pueblo situado en lo alto de una colina. En el pasado, probablemente estuvo equipada con un puente levadizo que descendía sobre un foso hoy ya desaparecido.
Antiguo bastión vikingo en la isla sueca de Gotland, Visby es célebre por su encanto medieval. Entre los siglos XII y XIV fue el principal centro de la Liga Hanseática en el mar Báltico, y hoy está considerada como la ciudad comercial fortificada mejor conservada del norte de Europa.
Sus murallas —o ringmuren—, las más completas de toda Escandinavia, se construyeron entre 1250 y 1288 y se extienden unos 3 kilómetros, con muchas torres y puertas originales aún en pie. Detrás del anillo de murallas medievales se esconden calles empedradas, iglesias en ruinas, antiguos almacenes y grandes casas adosadas.
Protegido durante siglos por las robustas murallas de su ciudadela, el laberinto de casas medievales, iglesias y callejuelas del casco antiguo de Bonifacio rezuma historia. Fundado en el año 828, este asentamiento enclavado sobre un acantilado en el extremo sur de Córcega ha sobrevivido a invasiones, ataques piratas, epidemias… y también a un enemigo constante: la erosión.
El espectacular casco antiguo y la ciudadela se alzan hoy sobre vertiginosos acantilados de piedra caliza, socavados poco a poco por el océano. Muchos de sus edificios cuelgan literalmente sobre el borde del precipicio.
Tras el Gran Asedio de 1565, la diminuta capital de Malta necesitaba defensas formidables frente a los ataques del Imperio otomano. Las imponentes murallas que se elevan desde el puerto fueron construidas entre los siglos XVI y XVII, y aún hoy impresionan por su escala y ambición.
Actualmente, La Valeta —con su puerto fortificado, edificios del siglo XVI de tonos miel y calles empedradas— está protegida como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Las imponentes murallas de Ávila se construyeron como parte de un sistema defensivo a gran escala contra las incursiones musulmanas en el centro de la península ibérica. Estas murallas medievales, excepcionalmente bien conservadas, con torres y torretas, recorren 2.500 metros alrededor del casco antiguo de la ciudad, diseñadas para proteger a la población cristiana.
Las murallas cuentan con 87 torres y nueve puertas principales, además de dos más pequeñas. Ávila, ciudad natal de Santa Teresa de Jesús y lugar de enterramiento del Gran Inquisidor Tomás de Torquemada, sigue siendo un importante centro de referencia religiosa en Castilla y León.
Las mayores fortificaciones de América del Norte se encuentran en la ciudad de Quebec. Fundada a principios del siglo XVII por el explorador francés Samuel de Champlain, esta es una de las ciudades más antiguas de Canadá. Se construyeron murallas para proteger la estratégica colonia situada a orillas del río San Lorenzo.
Con el paso del tiempo, la ciudad se ha expandido, pero su casco antiguo —con sus murallas, la ciudadela y la Porte St. Louis— permanece intacto. Dividido en ciudad alta y ciudad baja, este barrio rebosa carácter gracias a sus casas históricas, iglesias de piedra y pintorescas calles empedradas. Una pasarela permite recorrer el trazado de las murallas.
El pequeño casco antiguo de Tallin, protegido durante siglos por sus encantadoras fortificaciones con torres que parecen sacadas de un cuento, se conserva casi intacto. Dentro de las murallas —muchas de las cuales aún permanecen en pie— se extiende una red laberíntica de pasajes empedrados, plazas y casas mercantiles con entramado de madera que datan del siglo XIII.
Situada en la costa del mar Báltico, la capital de Estonia fue un próspero centro comercial de la Liga Hanseática durante la Edad Media.
Pasear por las murallas que rodean Rothenburg ob der Tauber es una de las principales atracciones de esta pintoresca ciudad de Baviera, con sus casas de entramado de madera y su imponente ayuntamiento medieval. Situada en la célebre “Ruta Romántica”, la ciudad creció en torno a su fortaleza y alcanzó un gran poder, obteniendo el codiciado estatus de ciudad imperial libre (Reichsstadt) entre 1274 y 1803.
Las murallas intactas, salpicadas de torres y puertas fortificadas, se cuentan entre las más bellas de toda Alemania.
Construidas en 1370, las imponentes murallas de la dinastía Ming de Xi'an —ciudad que fue capital de varias dinastías y un importante centro comercial— aún conservan su impresionante poderío defensivo. Con una longitud de 13 kilómetros, estas murallas cuentan con 98 torres laterales, desde las que los soldados vigilaban a los enemigos que intentaban escalarlas, y una torre de vigilancia en cada una de sus cuatro esquinas.
Antiguamente había un foso y un puente levadizo que hacían de la ciudad vieja un enclave prácticamente impenetrable. Hoy, pasear a pie o en bicicleta por el amplio camino que recorre la parte superior de las murallas es una de las actividades más populares de Xi'an.
Rodeada por murallas medievales almenadas, Óbidos —situada en lo alto de una colina— es una de las ciudades más pintorescas de Portugal. Regalada por el rey Dionisio I a Isabel de Aragón en 1282, la ciudadela está repleta de pequeñas iglesias, casas encaladas adornadas con jardineras floridas y un laberinto de callejuelas empedradas.
Data del siglo XIV y gran parte de sus murallas originales se conservan y pueden recorrerse por una estrecha pasarela. La ciudad está coronada por un castillo del siglo XII, que hoy alberga una encantadora pousada.
Otro magnífico ejemplo de ciudad amurallada se encuentra en el oeste de Malta. La antigua capital, Mdina, se alza sobre una meseta y permanece escondida tras gruesas fortificaciones.
Conocida como la Ciudad Silenciosa, fue fundada por los fenicios, y hay indicios de que el asentamiento ya estaba rodeado de murallas en torno al año 1000 a. C. Hoy es un lugar de gran belleza y riqueza cultural, con una mezcla de arquitectura medieval y barroca, un entramado de callejuelas estrechas y grandes palacios que aún albergan a familias maltesas adineradas.
Llena de rincones históricos, York conserva la muralla medieval más larga de Inglaterra, con una longitud de tres kilómetros. Aunque data principalmente del siglo XIII, se asienta sobre fortificaciones mucho más antiguas. Los romanos fueron los primeros en levantar murallas aquí, que más tarde los vikingos cubrieron con tierra y remataron con una empalizada: una valla de estacas de madera puntiaguda.
Hoy es posible recorrer todo el perímetro, pasando por detalles fascinantes como saeteras, aspilleras, esculturas y marcas de cantero. Cuatro “bars” principales (o puertas fortificadas) daban acceso a la ciudad antigua, además de dos menores y una poterna: una pequeña puerta defendida por una torre.
Con sus majestuosas murallas y torres que han resistido más de cinco siglos, Taroudant —capital efímera de la dinastía saadí— es uno de los lugares más bellos del norte de África. A veces conocida como la “pequeña Marrakech” por su singular mezcla de influencias bereberes e islámicas, esta pequeña ciudad amurallada de barro rojo esconde un laberinto de callejuelas, plazas y zocos llenos de vida.
Si buscas una experiencia auténtica en una ciudad comercial marroquí del fértil valle del Souss, sin las aglomeraciones de los destinos más turísticos, esta joya poco conocida es un lugar perfecto para desconectar unos días. Y como extra, las vistas a las montañas del Atlas son espectaculares.
Situada en la provincia de Shanxi, Pingyao es una de las ciudades antiguas más notables de China y forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Este próspero centro comercial, que fue también un influyente núcleo financiero —sede de los primeros bancos del país—, es famoso por sus imponentes murallas intactas, sus antiguas casas con patio y sus templos.
Las murallas fueron construidas por primera vez durante el reinado del rey Xuan (827-782 a. C.), de la dinastía Zhou Occidental, y se reconstruyeron en el siglo XIV. Hoy se conservan 72 torres de vigilancia y más de 300 almenas, aunque solo una de las cuatro grandes torres de vigilancia originales permanece en pie: la Torre del Gran Erudito.
Situada en lo alto de una colina a orillas del río Aude, en la región francesa de Languedoc, Carcasona es la ciudad medieval amurallada más grande de Europa. Construida sobre restos romanos, su ciudadela (el casco antiguo) está rodeada por una doble línea de murallas que se elevan sobre un laberinto de callejuelas y rincones escondidos.
Con 52 torres y barbacanas, estas murallas fueron muy innovadoras para su época y estaban diseñadas para resistir los ataques de máquinas de asedio. Fueron restauradas en el siglo XIX por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, por lo que hoy se conservan en un estado excepcional. Actualmente es posible recorrer su perímetro a través de un circuito señalizado.
Elevándose sobre las deslumbrantes aguas azules del mar Adriático, las robustas murallas medievales de Dubrovnik ofrecen una vista sencillamente espectacular. Construidas en el siglo XIII —y reforzadas en el XV para proteger la ciudad del Imperio otomano—, estas imponentes defensas están entre las mejor conservadas de Europa.
Hoy famosa en todo el mundo por haber dado vida a Desembarco del Rey en la serie Juego de Tronos de HBO, esta joya amurallada, prácticamente intacta, permite recorrer su perímetro y disfrutar de unas vistas inmejorables: tejados de terracota, pasadizos adoquinados, iglesias barrocas y el azul infinito del mar.
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