Hay algo realmente mágico en sentir que estás en la cima del mundo. Desde lujosas estaciones de esquí hasta apartados refugios rurales y fortalezas históricas, estos pueblos de gran altitud ofrecen una combinación única de belleza natural, aventura y encanto cultural para todos los gustos.
Haz clic en la galería para descubrir los pueblos de montaña más bonitos del mundo...
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING.
Cortina d’Ampezzo presume de ser la “reina de los Dolomitas”, la cordillera del norte de Italia famosa por sus rocas pálidas que brillan en tonos rosados al amanecer y al atardecer. Este espectacular paraje fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2009. En verano, atrae a senderistas y escaladores; en invierno, a la élite italiana que viene a esquiar.
Los cinéfilos reconocerán el paisaje por La pantera rosa (The Pink Panther, 1963) y Solo para sus ojos (For Your Eyes Only, 1981). Y todos los focos volverán a apuntar a esta ciudad en 2026, cuando acoja los Juegos Olímpicos de Invierno junto a Milán.
Gatlinburg es conocida como la puerta de entrada al Great Smoky Mountains National Park, un extenso paraje natural en los Apalaches. Esta localidad del estado de Tennessee recibió su nombre de Radford Gatlin, un personaje bastante polémico por su apoyo a la Confederación en la Guerra de Secesión, cuando la mayoría de los vecinos simpatizaban con la Unión. Acabó siendo desterrado.
A pesar de su impopular homónimo, Gatlinburg sigue siendo uno de los destinos más visitados de la región, gracias a su cercanía con los senderos de montaña y con atracciones como Dollywood, un parque temático inspirado en la cantante Dolly Parton, originaria de la zona.
Shirakawa-go es un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conocido por sus singulares granjas gassho-zukuri, cuyo nombre significa “manos en posición de oración”, en referencia a sus empinados tejados que recuerdan a las de un monje budista rezando.
Estas viviendas tradicionales se construyen sin clavos ni elementos metálicos, únicamente con madera y paja procedentes de los bosques cercanos. Sus tejados de inclinación pronunciada permiten que la nieve se deslice con facilidad, algo fundamental en esta región montañosa donde, en invierno, las temperaturas rondan los -5 °C.
Chefchaouen, conocida como “la ciudad azul”, está considerada una de las más bellas de Marruecos. Su medina empedrada, con casas encaladas en distintos tonos de azul, contrasta con el verde de las montañas del Rif, que rodean el pueblo y ofrecen rutas de senderismo espectaculares.
Fundada como ciudad santa en 1471, fue refugio de los moriscos expulsados de España, lo que explica su inconfundible aire andalusí. Durante siglos permaneció cerrada a los extranjeros y no musulmanes, y no fue hasta los años 20 del siglo pasado cuando empezó a abrirse al mundo. En el corazón de la ciudad destacan la plaza Uta el-Hammam, la Gran Mezquita con su inusual minarete octogonal y la antigua kasbah.
Con apenas 5.800 habitantes, Vaduz es la capital de Liechtenstein, el cuarto país más pequeño de Europa y el único cuyo territorio se encuentra completamente en los Alpes. Este pequeño principado no tiene aeropuerto propio, por lo que la mayoría de los visitantes acceden por carretera desde Suiza o Austria.
En 2007, Liechtenstein fue noticia cuando un grupo del ejército suizo se desvió por error durante unas maniobras y penetró más de un kilómetro y medio en territorio liechtensteiniano, lo que casi provoca un incidente diplomático. Sobre la ciudad se alza el castillo de Vaduz, del siglo XII, que todavía hoy es la residencia oficial de la familia real.
La ciudad montenegrina de Kotor se asienta al fondo de una bahía ventosa del mar Adriático, enmarcada por imponentes montañas. Fundada por los romanos, a lo largo de los siglos ha estado bajo dominio veneciano, francés y austrohúngaro.
Hasta 2003 formó parte de Yugoslavia, y hoy su mayor atractivo son las murallas medievales que trepan por la ladera y la catedral de San Trifón. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad sufrió graves daños durante el gran terremoto de 1979, aunque buena parte de su casco histórico ha sido restaurado desde entonces.
Ubicada en el brazo occidental del lago Kootenay, en plena cordillera Selkirk, Nelson es una joya escondida en el sur de la Columbia Británica. Con más de 350 edificios históricos que datan, en su mayoría, de finales del siglo XIX, presume de un patrimonio arquitectónico inigualable.
Se la conoce como uno de los mejores destinos para esquiar de toda Norteamérica, aunque no todo gira en torno a la nieve. Nelson también destaca por su vibrante escena artística y cultural, y por su carácter cosmopolita, que atrae a visitantes durante todo el año. Con cerca de 50 restaurantes y cafeterías, tiene más locales por habitante que la propia San Francisco.
Situada en lo alto de las colinas de la sierra de Sintra, esta ciudad portuguesa fue durante siglos el refugio veraniego de la realeza del país. El Palacio da Pena, construido en la cima de un antiguo monasterio a finales de los años 1840 por encargo del rey consorte Fernando II y diseñado por el barón alemán Wilhelm Ludwig von Eschwege, parece sacado de un cuento de hadas con sus torres de vivos colores.
Otros lugares emblemáticos incluyen el Palacio Nacional de Sintra, el palacio real más antiguo que se conserva en Portugal, fácilmente reconocible por sus icónicas chimeneas cónicas de 32 metros, así como las laberínticas calles empedradas del casco histórico.
Queenstown, o Tahuna en maorí, se encuentra a orillas del lago Wakatipu, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Esta antigua ciudad minera es considerada la capital de la aventura del país: se dice que aquí nació el puenting comercial y también es un destino popular para esquiar.
A los amantes de la naturaleza les encanta por sus rutas de senderismo, ciclismo de montaña y deportes de invierno, mientras que los gourmets disfrutan de sus restaurantes y de los vinos procedentes del cercano Valley of the Vines (“Valle de las viñas”). Más del 70% de las uvas que se cultivan en la zona son de la variedad pinot noir.
¿Te gusta? Haz clic en el botón "Seguir" de arriba para descubrir más historias fantásticas de loveEXPLORING.
Fort William, en el oeste de Escocia, se alza a los pies del Ben Nevis, la montaña más alta del Reino Unido. Aunque la ciudad en sí no tiene un encanto especial, es una base ideal para descubrir las espectaculares Highlands, con paisajes tan icónicos como el valle de Glen Coe o la isla de Skye.
Uno de los mayores atractivos de la zona es el viaducto de Glenfinnan, una obra de ingeniería de 30 metros de altura que los fans de Harry Potter reconocerán al instante: por aquí pasa el Hogwarts Express en su ruta hacia el colegio de magia.
En el corazón de los Andes peruanos se encuentra Andahuaylillas, un pintoresco pueblo conocido por albergar la llamada “Capilla Sixtina de América”: la iglesia de San Pedro de Andahuaylillas. Su fachada sobria contrasta con el fastuoso interior, repleto de pan de oro y frescos que cubren techos y paredes. Construida en el siglo XVI por los jesuitas como parte de sus esfuerzos de evangelización, hoy forma parte de la Ruta Barroca Andina, junto a otras tres iglesias históricas.
La plaza principal, bordeada de palmeras y árboles de coral, completa el encanto de este enclave cultural.
Situada en una remota región montañosa del norte de Filipinas, Sagada es famosa por sus valles brumosos, arrozales en terrazas y cuevas de piedra caliza. Gracias a su aislamiento geográfico, las tradiciones precoloniales de los pueblos indígenas igorot se han mantenido vivas hasta hoy, ofreciendo una ventana única a su forma de vida ancestral.
Uno de los aspectos más sorprendentes de su cultura son los ataúdes colgantes y las sillas funerarias, fijadas en los acantilados del Valle del Eco. Algunas piezas tienen más de cien años y solo pueden visitarse con guía local.
Annecy, situada en la región francesa de Alta Saboya, es conocida como la "Venecia de los Alpes", y basta con pasear por su casco antiguo para entenderlo: edificios de colores del siglo XVI y XVII bordean encantadores canales llenos de flores.
Cuando no están explorando sus calles adoquinadas o disfrutando de sus numerosos cafés y restaurantes, los turistas se acercan al lago de Annecy, considerado uno de los más limpios de Europa, para nadar, hacer paddle surf o recorrerlo en kayak. También es muy habitual alquilar una bici y bordear el lago.
Famosa por sus paisajes montañosos entre la niebla y sus verdes terrazas de arroz, Sapa es el principal destino turístico del noroeste de Vietnam y ofrece una experiencia muy distinta a la de ciudades bulliciosas como Hanói o Ciudad Ho Chi Minh. El senderismo, el trekking y el ciclismo de montaña son actividades muy populares, así como el teleférico que sube al Fansipan, el pico más alto del país.
Sapa también es el hogar de varias minorías étnicas, por lo que es un destino ideal para quienes desean descubrir la cultura, las costumbres y las tradiciones locales.
Situado a 1.000 metros de altitud, Filzmoos parece sacado de una postal alpina. Este pintoresco pueblo austríaco se encuentra al final de un valle, a la sombra del glaciar Dachstein y del icónico pico Bischofsmütze (que significa "mitra de obispo"). A diferencia de otros centros turísticos cercanos, Filzmoos ofrece un ritmo de vida más tranquilo.
En invierno es muy popular entre familias aficionadas al esquí, mientras que en verano acoge a senderistas, ciclistas y escaladores que buscan disfrutar del aire puro de la montaña.
Con poco menos de 35.000 habitantes, San Marino es la única superviviente de la antigua red de ciudades-Estado italianas. Esta diminuta república se alza sobre la ladera occidental del monte Titano, y tanto la montaña como el casco histórico fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008.
Entre sus mayores símbolos se encuentran las tres torres medievales que vigilan el paisaje desde lo alto. Considerado el estado soberano más antiguo del mundo, San Marino utiliza el euro como moneda, a pesar de no pertenecer oficialmente a la zona euro.
Barichara es uno de los pueblos patrimoniales más preciados de Colombia. Su principal atractivo es la catedral de arenisca del siglo XVIII, que presenta algunas características arquitectónicas inusuales para una iglesia colonial española.
En marcado contraste con los pequeños edificios encalados que la rodean, la piedra parece brillar con un tono anaranjado al atardecer. El nombre de la ciudad proviene de un término indígena que significa “buen lugar para descansar”, mientras que su pintoresco entorno fue una de las fuentes de inspiración para el pueblo mágico de la película Encanto (2021), de Disney.
Lillehammer es conocida internacionalmente por haber sido sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994, pero ofrece mucho más que actividades al aire libre. El museo al aire libre Maihaugen alberga más de 200 casas históricas que datan del siglo XIII y es uno de los más grandes de su tipo en Noruega. Por su parte, el Museo de Arte de Lillehammer cuenta con obras de Edvard Munch y otros artistas noruegos destacados.
Los parques nacionales de Rondane, Jotunheimen y Langsua también se encuentran muy cerca de la ciudad, lo que convierte a Lillehammer en una base ideal para explorar la naturaleza noruega.
La ciudad himalayana de Leh se encuentra a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, al pie de un antiguo palacio de estilo tibetano hoy en ruinas. De estética similar al Palacio de Potala en Lhasa, en Tíbet, esta fortaleza del siglo XVII se conserva en gran parte derruida, pero aún ofrece unas vistas espectaculares del macizo de Stok Kangri.
También merece la pena recorrer el animado bazar local. Para quienes ya se hayan aclimatado a la altitud, una excursión matinal al monasterio de Namgyal Tsemo es una opción inolvidable: el templo se alza sobre un escarpado promontorio justo encima del Palacio de Leh.
Katoomba es la principal localidad de las Montañas Azules australianas y a principios del siglo XX se ganó el apodo de "el patio de recreo de la Commonwealth" gracias a su cercanía con Sídney, lo que la convirtió en un popular destino de escapadas de fin de semana.
Aunque la ciudad es célebre por sus espectaculares vistas al valle de Jamison y por su emblemática formación rocosa de las Tres Hermanas, también cuenta con una vibrante vida cultural y varios edificios de estilo art déco, como el histórico hotel The Carrington, que data del siglo XIX.
Fundada en 1743, Swellendam, en la provincia del Cabo Occidental, es una de las localidades más antiguas de Sudáfrica. Resguardada por la sierra de Langeberg, destaca por sus edificios históricos de estilo neerlandés del Cabo y por el impresionante entorno natural que la rodea. Entre sus principales atractivos arquitectónicos se encuentran el Drostdy, antigua residencia del gobernador construida en el siglo XVIII, y la singular Iglesia Reformada Neerlandesa, levantada en 1911 con un diseño ecléctico.
Los amantes de la naturaleza pueden explorar el cercano Parque Nacional Bontebok o la Reserva Natural Marloth, ideales para disfrutar de la fauna y la vegetación autóctonas.
Ubicada en pleno valle de Furnas, un cráter volcánico inactivo en la isla de São Miguel, en las Azores, esta localidad portuguesa es una joya geotérmica. Los visitantes pueden relajarse en las aguas termales del parque Terra Nostra, conocer los beneficios terapéuticos de los manantiales calientes e incluso probar distintas variedades, o simplemente pasear por el lago del cráter rodeado de naturaleza exuberante.
Los aficionados a la gastronomía disfrutarán del cozido portugués, un guiso tradicional que se cocina lentamente bajo tierra aprovechando el calor volcánico, así como del té preparado con agua de los manantiales calientes.
Zakopane es el principal destino turístico del lado polaco de los montes Tatra, que se extienden a lo largo de la frontera con Eslovaquia. En verano, los visitantes acuden a recorrer las 275 rutas perfectamente señalizadas del Parque Nacional de los Tatras, donde los más afortunados pueden avistar animales como la gamuza de los Tatras (símbolo del parque), osos pardos, linces y águilas reales.
En invierno, esta localidad conocida como la “capital invernal de Polonia” atrae a esquiadores de todo el país. Un total de 20 remontes dan servicio a 16 pistas repartidas por la zona.
La ciudad suiza de Lugano está situada a orillas de un lago glaciar, pero desprende un aire marcadamente mediterráneo gracias a sus numerosos edificios históricos con decoración de estilo lombardo italiano. Sus callejuelas empedradas están repletas de cafeterías y restaurantes con encanto, mientras que los amantes de la cultura pueden visitar el MASI (Museo de Arte de la Suiza Italiana), donde se exhiben obras de artistas como Degas, Klee o Renoir.
Sea cual sea la estación del año, merece la pena recorrer su paseo marítimo y disfrutar de las vistas al lago y a los picos gemelos: el Monte Brè y el Monte San Salvatore.
La ciudad andaluza de Ronda es famosa por su espectacular Puente Nuevo, que se alza 32 metros sobre el desfiladero del río Tajo, y por las casas que parecen colgar al borde del acantilado. Otros puntos destacados son el Palacio del Rey Moro y la histórica plaza de toros, una de las más antiguas y monumentales de España.
Este emblemático ruedo fascinó al escritor estadounidense Ernest Hemingway, mientras que el actor y cineasta Orson Welles quedó tan prendado de Ronda que decidió que sus cenizas descansaran aquí tras su muerte.
Aspen, una de las estaciones de esquí más elegantes y caras de EE.UU., ha recorrido un largo camino desde sus inicios como una ciudad minera de plata en ruinas en el siglo XIX. Su renacimiento como centro recreativo y cultural comenzó en los años 30, y durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como base de entrenamiento para tropas estadounidenses, antes de que se inaugurara su primera zona con remontes en 1946-47.
El resto, como suele decirse, es historia. Hoy Aspen es tan célebre por sus boutiques de lujo y su gastronomía como por sus pistas de esquí. Y en invierno, no pierdas de vista a las celebridades: muchos famosos acuden cada año a disfrutar de sus paisajes y su ambiente exclusivo.
Cuenta la leyenda que la localidad montañosa de Tepoztlán, en México, es el lugar de nacimiento del dios serpiente azteca Quetzalcóatl. Este pueblo con alma espiritual es conocido por su energía creativa, que se refleja en la multitud de puestos de artesanía que llenan sus calles los fines de semana.
Muchos lo visitan en busca de terapias alternativas, mientras que la pirámide de El Tepozteco, ubicada en lo alto de una colina escarpada, es considerada por muchos un lugar de gran importancia espiritual. Algunos vecinos incluso aseguran haber visto ovnis en la zona.
Con una altitud de 1.400 metros, Phongsali es la capital de la provincia más septentrional de Laos. Paseando por el casco antiguo se percibe fácilmente la influencia china que ha moldeado la zona con el paso del tiempo, mientras que el Museo de los Grupos Étnicos de Phongsaly permite conocer de cerca las culturas y tradiciones de los distintos pueblos que habitan aquí.
Una de las principales atracciones es una plantación de té cercana con más de 400 años de historia que, según algunos expertos, alberga algunos de los árboles de té más antiguos del mundo.
Zarcero es una encantadora localidad situada en el Valle Central de Costa Rica, rodeada de plantaciones de café. A 1.676 metros sobre el nivel del mar, es un destino muy popular entre los habitantes de San José que buscan escapar del calor los fines de semana.
Entre sus principales atractivos se encuentran la iglesia de San Rafael, del siglo XIX, y los surrealistas jardines topiarios del parque central, donde los cipreses han sido podados en forma de criaturas fantásticas, túneles y figuras caprichosas. Los amantes de la naturaleza pueden practicar senderismo o montar a caballo por las colinas que rodean la zona.
Kalabaka se encuentra a los pies de los impresionantes acantilados de Meteora, en Tesalia. Aunque gran parte de la ciudad fue incendiada por las tropas de ocupación alemanas en 1943, sus orígenes se remontan a hace unos 3.000 años, y se han hallado evidencias de presencia humana en la zona desde hace más de 130.000 años.
Lo que realmente ha hecho famosa a esta localidad son los monasterios de Meteora, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que se alzan en lo alto de formaciones rocosas gigantes. Su ubicación, difícil de alcanzar, los convirtió durante siglos en el lugar perfecto para el retiro espiritual y la vida monástica en aislamiento.
Mittenwald, enclavado a orillas del río Isar y al norte de la frontera con Austria, es un encantador destino alpino tanto en verano como en invierno. Situado en la ruta entre Múnich e Innsbruck, ofrece vistas espectaculares del parque natural de Karwendel, lo que lo convierte en un lugar ideal para los amantes del senderismo, el esquí y el aire libre.
Además de su entorno natural, el pueblo destaca por sus fachadas pintadas al fresco (llamadas Lüftlmalerei) y su tradición en la fabricación artesanal de violines, que se remonta al siglo XVII. En el corazón del casco antiguo se alza la iglesia barroca de San Pedro y San Pablo, terminada en 1746, uno de sus monumentos más emblemáticos.
Al ver por primera vez la extraña localidad de Setenil de las Bodegas, en el sur de España, los visitantes pueden preguntarse si realmente están soñando. Este precioso lugar histórico, donde las casas encaladas están construidas directamente sobre y bajo los acantilados rocosos que rodean la ciudad, es una fusión perfecta entre el ser humano y la naturaleza.
Situado a 640 metros sobre el nivel del mar, hay pruebas de que este lugar ha estado habitado desde la época romana, hace más de 2.000 años. El pueblo tiene una población de solo 3.000 habitantes, pero, como era de esperar, es muy popular entre los turistas, que lo visitan por cientos de miles cada año.
No hace falta ser un apasionado de los deportes de nieve para disfrutar de Val d'Isère, aunque en invierno ayuda. Situada a 1.850 metros sobre el nivel del mar, en el valle de Tarentaise, esta estación de esquí cuenta con 300 kilómetros de pistas en las que deslizarse con toda la elegancia (o torpeza) que tu habilidad permita.
Lo que en su día fue un pequeño pueblo agrícola se ha convertido, con el paso de los años, en una moderna estación alpina que conserva su encanto original y su arraigo a la tradición. El casco antiguo está formado por encantadores chalés de piedra y madera, tiendas y hoteles repartidos en torno a una animada calle principal. Este destino de ensueño también es precioso en verano.
Por mucho que mires Lauterbrunnen (que significa “manantiales ruidosos” o “muchos manantiales”), no podrás quitarte de la cabeza la sensación de estar viendo un escenario de película de Disney hecho realidad. El nombre del pueblo hace referencia a las 72 cascadas que lo rodean, en especial la Staubbachfall, su mayor atractivo, que se precipita 300 metros por una pared rocosa vertical.
Enclavado entre Interlaken y el macizo del Jungfrau, en un valle de belleza sobrecogedora, es un lugar que no podría parecer más alpino. ¿Te gusta el aire libre? Entonces este rincón te va a encantar.
Parece que no necesitas una máquina del tiempo para viajar a la Edad Media. Basta con dirigirse a Rothenburg ob der Tauber, en Baviera, probablemente la parada más popular de la Ruta Romántica, para pasear entre los monumentos históricos de su casco antiguo, magníficamente conservado.
Con una población actual de poco más de 11.000 habitantes, puede parecer pequeña, pero en su día fue una de las ciudades-Estado más poderosas de la región. En el siglo XVII cayó en desgracia tras ser conquistada por las fuerzas católicas. Se cuenta que un legendario reto etílico, en el que el alcalde se bebió más de tres litros de vino, evitó la destrucción de la ciudad.
¿Te ha gustado? Haz clic en el botón "Seguir" de arriba para descubrir más historias increíbles de loveEXPLORING.