Nueva York es todo lo que esperas que sea y todo lo que has visto cientos de veces en el cine y las series: luces deslumbrantes, museos estelares, parques urbanos, grandes puentes, restaurantes animados y discotecas aún más animadas.
Por eso, parece que haga falta semanas para conocer la ciudad de la luz. Si viajas a EE.UU. Y no quieres gastar todo tu tiempo en esta metrópoli... ¡no te preocupes! Nosotros hemos creado guía definitiva para verla en un fin de semana.
Así, puedes aprovechar otros días para descubrir otros lugares icónicos de EE.UU. ¿Increíble, no?
Haz clic en la galería para descubrir las mejores cosas que hacer, dónde comer y dónde alojarte para disfrutar de un fin de semana largo perfecto en la Gran Manzana...
Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, Redactora en Español para loveEXPLORING.
Con una ubicación ideal cerca de una estación de metro (la línea L tarda 20 minutos en llegar a Union Square Station, que ofrece conexiones a prácticamente cualquier punto de Manhattan), este hotel es perfecto para descansar en una cómoda cama después de un día de turismo.
Es tan moderno y desenfadado como el resto de Williamsburg, y el Water Tower Bar del hotel, situado en una torre de agua reformada (en la foto), es todo un icono.
Un auténtico icono de Nueva York, no te puedes perder un paseo por The Mall, rodeado de la exuberante vegetación de Central Park.
Aquí podrás ver Strawberry Fields, la terraza y fuente Bethesda, el puente Bow y las vistas del hotel The Plaza, así como el puente Gapstow. Central Park es todo lo que esperas que sea.
Lo que comenzó como un carrito de perritos calientes en la ciudad de Nueva York, es ahora una de las cadenas de comida callejera mejor valoradas de Nueva York.
La comida es abundante, grasienta y deliciosa, y la hora de cola en su carrito de la calle W 53 St & 7 Ave se ve recompensada con un cordero asado al espeto sobre arroz basmati con una cremosa salsa blanca. ¿Tiene buena pinta, no?
La plataforma de observación más nueva de la ciudad de Nueva York te hará perder la cabeza.
Algunas habitaciones están revestidas de espejos, que reflejan una y otra vez el imponente horizonte de la Gran Manzana; otras están llenas de globos plateados o de fotogénicas instalaciones de arte contemporáneo.
Termina la experiencia en Ascent, un ascensor de cristal que ofrece unas vistas cinematográficas de la jungla de rascacielos de la ciudad.
Sigue leyendo para descubrir una trampa para turistas que NO podrás evitar visitar.
Aunque las vistas son mucho mejores desde Top of the Rock, también merece la pena visitar el Empire State Building.
Tendrás la oportunidad de echar un vistazo a los imponentes interiores Art Déco y pasear por el edificio que ha definido el skyline de Manhattan desde la década de 1930.
Es brillante, ruidoso, loco y vale la pena visitarlo al menos una vez. ¡Ojo! Ya te avisamos de que es una trampa para turistas, pero hay algo indudablemente mágico en estar en medio de todo eso y quedar deslumbrado por las luces.
Las verduras procedentes del huerto de la azotea de Rosemary y de su granja en Hudson Valley se transforman en una deliciosa caponata de berenjenas y remolacha dulce con vinagreta de chalotas y queso de cabra batido.
Todo ello acompañado de refinados platos de pasta, el clásico filete de Nueva York y un delicioso tiramisú.
Todos los grandes nombres de la escena del jazz han tocado en el escenario de esta legendaria institución neoyorquina.
No ha cambiado mucho desde la década de 1930, cuando abrió el club: las mesas están muy juntas, la música suena fuerte y las bebidas está bien cargadas.
¿Te gusta este contenido? Haz clic en ‘Me gusta’ arriba a la izquierda y en ‘Seguir’ para descubrir más historias como esta en loveEXPLORING.
No hay nada como un jugoso sándwich de pastrami para calmar las consecuencias de la noche anterior.
¿Prefieres un Reuben? Este clásico se sirve con queso suizo fundido y una combinación insuperable de salsa rusa y chucrut.
El memorial y el museo son un hermoso y conmovedor recordatorio de lo que ocurrió la mañana del 11 de septiembre de 2001. Ese día cambió el curso de la historia moderna.
Las calles del distrito financiero, donde se alzan rascacielos junto a edificios históricos como el Federal Hall, son únicas en el mundo.
Pasea por Wall Street, contempla la Bolsa de Nueva York e imagina kilómetros de túneles llenos de lingotes de oro bajo tus pies en la Reserva Federal.
No te olvides de mirar a las rejillas del suelo donde el vapor sale del metro y te hace sentir como si estuvieras en Gotham.
Las porciones de pizza a un dólar son muy populares en Nueva York: verás muchas pizzerías en las esquinas donde gente de todo tipo hace cola para comprar una porción caliente y jugosa con mucho queso y devorarla allí mismo, en la barra.
Sin embargo, no todas las porciones de pizza por un dólar son iguales. La masa clásica italiana y las recetas y métodos con más de 40 años de antigüedad son los motivos por los que la gente sigue acudiendo a Joe's.
The High Line, un proyecto ejemplar de reutilización de espacios antiguos dentro de una ciudad para crear algo nuevo y emocionante, ha sido un lugar muy popular dentro del Meatpacking District desde su inauguración en 2009.
Creado en una antigua vía férrea de la New York Central Railroad, es un oasis verde en la ciudad que se extiende desde el Museo Whitney de Arte Americano hasta Hudson Yards.
Puedes acceder a él en varios puntos a lo largo del recorrido y disfrutar de la serenidad por encima del bullicio de las calles.
El parque que viene ahora puede que no lo conozcas tanto pero vas a flipar.
El parque más nuevo de la ciudad de Nueva York flota sobre el río Hudson. Es una vista futurista, construida sobre una serie de pilotes blancos, con senderos serpenteantes, un par de anfiteatros y vistas épicas sobre el agua.
Si te gusta el ramen y la suavidad y esponjosidad de los baos, le debes mucho a David Chang. Él es el chef que popularizó estos platos hace más de una década, incluidos los baos de corned beef, muy típicos de Nueva York, que aparecen en la foto.
Pásate por el local original de Momofuku y pide un plato de ramen de cerdo y los característicos bollos de panceta de Chang.
Comprueba el horario antes de ir, ya que el bar de noodles cierra entre el servicio de almuerzo y la cena.
Escondido en The Carlyle, bajo un techo cubierto de pan de oro de 24 quilates, se encuentra un bar que recuerda los locos años veinte y el glamour de la Nueva York de antaño.
El bar lleva el nombre del creador del libro infantil Madeline, Ludwig Bemelmans, cuyas ilustraciones adornan las paredes.
Una vez dentro te recomendamos que pidas su cóctel estrella, el Old Cuban, una embriagadora mezcla de ron, angostura, lima y menta machacada.
Brooklyn está salpicado de cafeterías hipsters que sirven cafés perfectamente elaborados y cuidadosamente seleccionados, y esta empresa se toma muy en serio su papel de embajadora del café.
Entra a tomar un café tranquilo el domingo por la mañana para empezar bien el día.
Antiguamente un barrio de almacenes, las calles empedradas de DUMBO están llenas de boutiques únicas, restaurantes de alta gama y cafeterías de moda.
No te pierdas la esquina de Water & Washington para hacer la foto emblemática del puente de Manhattan enmarcado por los almacenes de ladrillo rojo (en la foto).
Sigue leyendo para descubrir el mejor lugar para ver el skyline de Nueva York.
¿Alguna vez has soñado con un bocadillo de langosta tan relleno de carne bañada en mantequilla de limón que el pan apenas puede contenerlo?
Luke's Lobster es el lugar donde encontrarlo, con el puente de Brooklyn como telón de fondo.
Hay algo especial en la luz de Nueva York, y los rascacielos de Manhattan brillando al otro lado del agua son una de esas vistas emblemáticas de Nueva York que no te puedes perder.
Dirígete al Brooklyn Bridge Park para disfrutar de las mejores vistas.
Probablemente uno de los puentes más famosos del mundo, el puente de Brooklyn no solo es una atracción turística de primer orden, sino también una obra maestra de la ingeniería.
El paseo por el East River te llevará aproximadamente media hora, incluyendo las paradas para hacer fotos.
La historia social de Nueva York, y también la de EE.UU., se ha reflejado en gran medida en las cuatro oleadas de inmigración que se han producido desde finales del siglo XVIII. Es imposible visitar Nueva York sin recorrer la historia a través de los barrios y la gastronomía de la ciudad.
Son especialmente distintivos en Manhattan: Chinatown, Little Italy y NoLIta (antiguamente formaba parte de Little Italy).
Pasó de ser un puesto familiar en el sótano de un supermercado de Queens a una cadena muy popular de la que los neoyorquinos no se cansan. Se trata de un restaurante especializado en platos chinos de la ciudad de Xi'an, en el noroeste de China.
Te costará elegir entre la panceta de cerdo guisada entre dos crujientes rebanadas de pan plano, uno de los platos de fideos hechos a mano o las clásicas empanadillas chinas hervidas.
Estos dos museos están casi uno al lado del otro en el Upper East Side, por lo que sería casi una descortesía no visitarlos. Sobre todo porque se encuentran en la lista de los mejores del mundo.
El Met alberga obras maestras como Washington cruzando el Delaware, de Emanuel Leutze, y obras de Georgia O'Keeffe, Vincent van Gogh y Claude Monet, mientras que el Guggenheim, además de ser una obra maestra de la arquitectura, alberga obras de Picasso, Warhol y Cézanne.
Te sentirás como si te hubieras trasladado a París en esta sofisticada brasserie. Deléitate con platos como los caracoles con hinojo, perejil y steak tartar, o la pechuga de pato con higos y mizuna.
Y, hagas lo que hagas, asegúrate de dejar sitio para la crème brûlée de postre.
Williamsburg, que sigue siendo uno de los barrios más animados de Nueva York, tiene todo lo necesario para disfrutar de una noche en la ciudad.
Elige entre bares en azoteas como Night of Joy o Westlight (en la foto). Después, puedes pasarte a echar un vino en The Four Horsemen.
¿Te gusta este contenido? Haz clic en ‘Me gusta’ arriba a la izquierda y en ‘Seguir’ para descubrir más historias como esta en loveEXPLORING.