Las pirámides de México toman los principios básicos de la estructura tradicional y los llevan al siguiente nivel. Algunas están escalonadas. Otras están cubiertas de nichos. La mayoría están coronadas por templos. Una, en Chichén Itzá, se construyó de modo que la sombra de una serpiente gigante parece deslizarse por su escalinata durante los equinoccios.
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Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveEXPLORING.
La pirámide de la isla de La Venta, en Tabasco, puede que sea la menos espectacular de las grandes pirámides de México, pero probablemente sea la más antigua. Aparentemente nada más que un montículo de tierra y arcilla de 30 metros (100 pies) de altura, es el principal punto focal de la plaza ceremonial de La Venta, una antigua ciudad olmeca que floreció aquí entre el 800 y el 400 a.C. Los arqueólogos han especulado con la posibilidad de que albergue la tumba de un gran gobernante olmeca.
Las ruinas de La Venta también han revelado mucho sobre la vida espiritual del pueblo olmeca que vivió aquí. Anteriormente se pensaba que los olmecas solo adoraban a un dios, una deidad de la lluvia representada como un hombre-jaguar, que se ve aquí tallado en piedra con un sacerdote olmeca. Los estudios realizados en La Venta han demostrado que había al menos 10 dioses distintos representados en el arte olmeca, entre ellos un dios del fuego, un dios de la lluvia y un dios del maíz. Un monumento de La Venta presenta jeroglíficos no calendáricos que hasta ahora nadie ha podido descifrar.
Hay algunas cosas que sabemos con certeza sobre la Pirámide del Sol. Se eleva 66 metros (216 pies) sobre el nivel del suelo y mide unos 220 por 230 metros (720 por 760 pies) en su base. Se construyó con unos 765.000 metros cúbicos de tezontle labrado, una roca volcánica roja y gruesa de la región. La quinta terraza no es original. Fue añadida arbitrariamente por el arquitecto Leopoldo Batres durante unas obras de restauración organizadas apresuradamente entre 1905-10.
Los arqueólogos no están tan seguros de para qué se utilizaba la Pirámide del Sol, pero el consenso común es que en su cima hubo una vez un templo. En 2011, los arqueólogos encontraron tres estatuillas humanas de piedra verde y una máscara de piedra verde bajo el centro de la pirámide. Y en 2013 se encontró una figura del dios Huehueteotl, una deidad presente en los panteones de varias civilizaciones mesoamericanas, en una fosa bajo la plataforma que forma la cúspide de la pirámide. Aquí vemos a una bailarina tradicional teotihuacana realizando rituales del equinoccio de primavera frente a la pirámide en 2003.
Parece que la finalidad de la Pirámide de la Luna también pudo ser un poco más oscura. En noviembre de 2004, unos arqueólogos descubrieron 12 esqueletos humanos rodeados de huesos de animales, estatuas, puntas de lanza y otros materiales. Diez de los cuerpos habían sido decapitados, lo que sugiere que la Pirámide de la Luna pudo utilizarse para sacrificios humanos. "Lo más probable es que la ceremonia creara una horrible escena de derramamiento de sangre con personas y animales sacrificados", declaró Saburo Sugiyama, uno de los científicos que dirigió la excavación.
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Apenas a diez kilómetros de la ciudad colonial de Oaxaca, el yacimiento de Monte Albán, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está situado en la cima de una colina desde la que se domina el valle de Oaxaca. Fundada hacia el año 100 a.C., alcanzó su apogeo bajo los zapotecas hacia el año 500 d.C. y estuvo habitada continuamente durante 1.500 años por pueblos zapotecas, mixtecos y olmecas. Aquí encontrarás ruinas de edificios ceremoniales, un campo de pelota y varias pirámides antiguas; las únicas construidas por los zapotecas y muy influidas por las pirámides de Teotihuacán, al norte.
El arqueólogo mexicano Leopoldo Batres dirigió la primera excavación seria del yacimiento en 1902 (en la foto). Fueron sus trabajadores quienes limpiaron siglos de escombros para revelar la impresionante Plataforma Sur, la pirámide más grande de Monte Albán y utilizada para observaciones astronómicas, así como la Plataforma Norte, más pequeña, que Batres especuló que se utilizaba para ceremonias públicas y discursos políticos. Publicó sus descubrimientos y opiniones en un libro titulado Exploraciones al Monte Albán, creando gran expectación sobre el yacimiento tanto en su país como en el extranjero.
Aunque la Gran Pirámide ha sido restaurada en gran medida, muchas de las demás estructuras antiguas de la ciudad permanecen ocultas e inexploradas. En 2004, más de 70 años después del redescubrimiento inicial de la ciudad, los arqueólogos descubrieron una serie de murales pintados asombrosamente bien conservados en la acrópolis de Chiik Naab. En lugar de los temas políticos, ceremoniales o religiosos habituales, estos murales retratan las actividades cotidianas típicas de los mayas corrientes, lo que llevó a los arqueólogos a preguntarse qué otros tesoros permanecen ocultos en la selva.
Según un antiguo cuento popular mexicano, la Pirámide del Mago fue construida de la noche a la mañana por un enano encantado que salió de un huevo. Tras completar la tarea con la ayuda de su madre hechicera, el enano derrocó al rey existente y se convirtió en el nuevo gobernante de Uxmal. Por desgracia, la realidad es un poco menos fantasiosa. La pirámide de 27,6 metros (90,5 pies) se construyó hacia el año 569 d.C. y se amplió otras cinco veces. Está coronada por un templo con una puerta en forma de Chac, el dios maya de la lluvia famoso por su nariz ganchuda.
El aventurero estadounidense John Lloyd Stephens "redescubrió" Uxmal en 1840 siguiendo un mapa aproximado que le proporcionó un hombre llamado Simon Peon, propietario de una gran extensión de terreno cerca de las ruinas. Las excavaciones comenzaron finalmente en 1929 y casi de inmediato se vieron plagadas de misteriosos sucesos. Los trabajadores mayas que pasaron la noche en el yacimiento contaron que los aluxob, unos duendes traviesos parecidos a los leprechauns irlandeses, les mantenían despiertos, afirmando que los aluxob les arrojaban piedras hasta que hacían una ofrenda de tabaco para apaciguar a los espíritus del bosque.
Hoy en día, la Pirámide del Mago y los demás edificios ceremoniales de Uxmal, como el Cuadrángulo de las Monjas, la Casa del Gobernador y la Casa de las Tortugas, se consideran la cumbre del estilo arquitectónico Puuc, que floreció en el periodo Clásico Tardío, entre 600 y 900 d.C. El exquisito acabado de la piedra tallada y la profusión de motivos simbólicos se consideran prueba de la riqueza y el poder de Uxmal. Si visitas la ciudad el 12 de abril o el 31 de agosto, te darás cuenta de que la puerta de entrada al templo, en la cima de la pirámide, se alinea perfectamente con el sol poniente.
Situada a 45 minutos al noroeste de Tulum, esta comunidad albergó una de las ciudades más grandiosas de los antiguos mayas, establecida hacia el año 600 d.C. Los sacbeob (caminos) de piedra caliza blanca irradiaban desde la ciudad hacia todos los rincones de Yucatán, incluido uno de 95 kilómetros (60 millas) de longitud que se dirigía en línea recta a la antigua ciudad de Yaxuna. Cobá alberga tres pirámides, la más grandiosa de las cuales es Ixmoja, también conocida como Nohoch Mul, el gran montículo. Alcanza una altura de unos 40 metros (138 pies), lo que la convierte en la segunda estructura maya más alta de la península de Yucatán y la única a la que aún se puede subir.
Cobá tiene otras dos pirámides destacadas. La Iglesia es la segunda más alta, con 22 metros (74 pies) de altura, y está coronada por un pequeño templo donde los arqueólogos descubrieron un depósito de figurillas de jade, vasijas de cerámica, perlas y conchas. También está Xaibe (en la imagen), una pirámide de forma curiosamente cónica, cuyo nombre proviene de la palabra maya yucateca para "cruce de caminos". Se encuentra en el cruce de cuatro sacbeob (antiguos caminos mayas pavimentados), por lo que los arqueólogos creen que la estructura funcionaba como una torre de vigilancia. Todo el sitio está esparcido con increíbles estelas, grandes losas de piedra esculpidas con imágenes y jeroglíficos que describen la organización sociopolítica de la ciudad y los principales eventos históricos.
En lo profundo de las verdes montañas de la región mexicana de Chiapas, las ruinas mayas de Palenque parecen pertenecer a una película de Indiana Jones. Aquí la selva presiona por todos lados y los jardineros armados con machetes se enfrentan a una batalla constante para mantener despejado el impresionante lugar. En muchos sentidos, esta antigua ciudad no parece muy diferente de cuando el explorador español José Calderón redescubrió Palenque en 1784. O cuando se encargó esta ilustración en 1890.
Al igual que la antigua ciudad, las ruinas de Palenque están dominadas por la Pirámide de las Inscripciones, de 72 metros (237 pies) de altura. Fue construida por K'inich Janaab' Pakal (Pakal el Grande) en 682 d.C. y fue enterrado bajo la pirámide en la cripta y el sarcófago más grandiosos conocidos fuera del antiguo Egipto. La pirámide recibe su nombre de los textos jeroglíficos de sus paredes interiores, la inscripción maya más extensa que ha sobrevivido.
En 1952, la Pirámide de las Inscripciones reveló más de sus secretos. El arqueólogo mexicano Alberto Ruz había observado una gran losa de piedra tallada en el suelo, en la parte más baja del templo. Al levantarla descubrió un cuerpo que llevaba una máscara mortuoria de jade ricamente ornamentada. Se trataba del propio Pakal el Grande. Hoy, la impresionante máscara (en la foto) está expuesta de forma permanente en el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México.
La Pirámide de los Nichos de El Tajín se encuentra en las húmedas selvas del estado de Veracruz y es tan enigmática como hermosa. Los historiadores y arqueólogos estiman que se construyó durante el siglo VIII, pero no están seguros exactamente por quién. La teoría más aceptada es que fueron los antepasados de los pueblos indígenas totonacas y huastecos que viven en la zona hasta nuestros días. También es posible que fueran la primera civilización que cultivó las orquídeas que producen la vainilla.