Aunque destinos como Venecia, Dubrovnik y Ámsterdam han tenido que tomar medidas recientemente para combatir el turismo excesivo, todavía hay partes del continente europeo donde los visitantes son pocos y distantes entre sí. Hay cierta ironía en los destinos que se autodenominan «joyas ocultas», pero existen algunos que definitivamente lo son. Así que, aquí tienes una breve lista de algunas de las ciudades, parques, islas y atracciones más seductoras de Europa que merecen un poco más de atención de la que reciben. Sigue leyendo para descubrir misteriosos castillos, países menos visitados, regiones infravaloradas y mucho más...
Adaptado al español por María J. Arabia, Editora de Sindicación en Español para loveEXPLORING.
Hay mucho para ver en la Isla de Lundy a pesar de ser diminuta: solo mide 5 km de norte a sur y 0.8 km de ancho. Todos los habitantes de Lundy (unas 30 personas) trabajan aquí – como tenderos, guías de museos, agricultores o guardas forestales – y los visitantes pueden conocer la vida de esta remota isla en una excursión de un día o pernoctando allí. Afronta las olas y toma un ferry (o cruza en helicóptero en invierno) desde el continente y serás recompensado con increíbles avistamientos de animales, paisajes sin molestos coches, distendidas cenas en pubs y anécdotas inolvidables que te llevarás a casa.
La ciudad de piedra de Gjirokaster, con su casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y su sereno entorno montañoso, parece sacada directamente de las páginas de un cuento de hadas. Remontándose al siglo IV, la ciudad está salpicada de arquitectura otomana y elementos medievales impecablemente conservados, desde fortalezas en lo alto de las colinas hasta bazares al aire libre, situados entre calles y tejados de pizarra que dan a la ciudad su apodo y encanto. Asegúrate de caminar un poco fuera de la ciudad hasta el magnífico Puente de Ali Pasha, la única sección que queda de un viaducto del siglo XIX enclavado en un desfiladero.
La pintoresca ciudad de Cochem, que se remonta a los tiempos de los romanos y los celtas, se encuentra en la región alemana de Renania-Palatinado. Durante su extensa vida la ciudad ha soportado epidemias de peste, guerras y ocupaciones; hoy es un enclave tranquilo a orillas de uno de los ríos más bellos del país. Puedes hacer una excursión en barco por el majestuoso valle del Mosela, mientras que la famosa fortaleza de Burg Eltz está a solo media hora en coche. O quédate en los alrededores de la ciudad para descubrir su misterioso castillo, sus prístinos viñedos y sus coloridas casas históricas.
El paisaje del Alto Tatra podría ser el secreto mejor guardado de Eslovaquia, con sus amplísimos valles, pinos fragantes, cascadas prístinas y laderas plateadas. El parque nacional y Reserva de Biosfera de la UNESCO alberga la cordillera más alta de los Cárpatos, con 25 picos que superan los 2,500 m de altura. Justo por debajo se encuentra el monte Krivan (2,494 m/2,182 pies), considerado en gran medida la montaña más bella del país, atrayendo una cultura de peregrinación patriótica que data del siglo XIX, y que apasionados aventureros eslovacos la reviven hoy.
Advertencia para quienes estén dispuestos a hacer el viaje en autobús o en coche hasta Comacchio: podrían enamorarse fácilmente de este dulce municipio emplazado entre canales. Apodada la «Pequeña Venecia», la ciudad de Comacchio está escondida en el epicúreo corazón de Emilia-Romaña, una región sinónimo de delicias como el jamón de Parma y el Parmigiano Reggiano. No hay estación de tren en esta ciudad lagunar, situada en el delta del Po, el mayor humedal de Italia. Repleta de reservas naturales, museos arqueológicos, catedrales, torres del reloj y festivales gastronómicos estacionales, esta es una ciudad en la que nunca te faltarán cosas para hacer y ver.
El Tarn es un departamento del suroeste de Francia situado entre las ciudades de Toulouse y Montpellier. Relativamente impoluto – ha logrado evitar el turismo en masa – es un raro rincón tranquilo y apacible del país más visitado del mundo, que se encuentra repleto de historia, cultura y belleza natural. Los visitantes querrán dirigirse a Albi (en la foto), la ciudad más grande de la zona, que alberga un antiguo palacio episcopal y uno de los mapas supervivientes más antiguos del mundo. O puedes pasar un día en la ciudad fortificada de Cordes-sur, engalanando el promontorio rocoso como una corona, o perderte por las bonitas y románticas calles de Castres.
¿Buscas el secreto de la eterna juventud? Puede que lo encuentres en Icaria, una de las islas más remotas, poco desarrolladas e inusuales del mar Egeo. Llamada así por el mito de Ícaro, el niño que voló demasiado cerca del sol, Icaria es una de las llamadas «zonas azules» del mundo; junto con Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón), Nicoya (Costa Rica) y Loma Linda (EE.UU.), los habitantes de la isla, tozudamente autosuficientes, son notoriamente longevos, y un alto porcentaje llega a vivir hasta bien pasados los noventa años. Aunque la red griega de ferris todavía tiene un poco abandonada a esta isla aislada, vale la odisea que es llegar a ella por la recompensa de sus playas secretas, sus fuentes termales y su dieta rica en plantas.
A una hora en coche de Tarragona, el Priorat es una región virgen del sur de Cataluña repleta de olivares y vides. Alójate en Terra Dominicata, un hotel boutique y bodega donde reina el silencio a poca distancia de Cartoixa d'Escaladei (en la foto), un priorato en ruinas que antaño albergó a los monjes que cultivaron las viñas del hotel. El pueblo de Escaladei es solo uno de los muchos asentamientos idílicos situados contra los acantilados de la Serra de Montsant, un parque natural montañoso que abarca gran parte del Priorat y que es también un excelente destino turístico para admirar sus cielos sin contaminación luminosa.
Las aguas verde-turquesas del río Uvac atraviesan este cañón formando una serie de curvas y recodos serpenteantes, creando un asombroso espectáculo de miles de años de antigüedad. El desfiladero es un lugar de primera categoría para los observadores de la vida salvaje y los geólogos, ya que alberga 219 especies de plantas, 24 tipos de peces, 187 especies de aves (incluida una de las mayores colonias de anidamiento de buitres leonados de los Balcanes) y el mayor sistema de cuevas de Serbia. Practica senderismo rodeado por el paisaje kárstico o haz una excursión en barco o kayak por el propio río para observar la incomparable belleza de este sorprendente paraje.
Atrapada entre Escandinavia y Norteamérica, y entre el océano Ártico y el Atlántico Norte, Groenlandia es la isla más grande del mundo, pero no atrae la misma atención que Islandia o el norte de Canadá. Aunque técnicamente forma parte de Dinamarca, la isla es autónoma y tiene una identidad muy diferente a la del resto del país. Se dice que los groenlandeses tienen más probabilidades de tener un barco que un coche, así que la mejor forma de descubrir la isla es navegando por la costa o adentrándose en sus fiordos. En tierra, compra artesanía local hecha por los inuit y prueba la gastronomía de vanguardia en la ciudad de Ilulissat y sus alrededores.
En lo profundo de la cordillera del Cáucaso, Svaneti sigue siendo tan natural y remota como lo ha sido siempre. La parte alta de la región, marcada por llamativos pueblos medievales con torres de piedra con picos nevados como telón de fondo, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Uno de los acontecimientos culturales más conmovedores del calendario de Svaneti es «Lamproba», un antiguo ritual que se celebra en febrero y en el que la gente se reúne para recordar a los seres queridos que perdieron y dar paso a una primavera fértil. Si contratas a un guía local esto te garantizará estar bien informado y ser respetuoso si realizas tu visita durante esta época.
Las olas del Mar Negro, que son todo menos negras, besan las costas de Amasra, un pueblo pesquero que emerge de la costa del norte de Turquía en un pequeño espolón. Con playas tranquilas, ruinas de castillos, museos e islas misteriosas con conejos silvestres que circulan libremente (y un supuesto poder para curar a los enfermos), Amasra fue admirada por su belleza por el legendario sultán otomano Mehmed el Conquistador cuando se apoderó de la ciudad en el siglo XV. Los turistas turcos no han olvidado el encanto de esta ciudad, pero los viajeros internacionales aún no se han percatado de su atractivo.
Datos de 2017 declaraban que San Marino era el país menos visitado de Europa y su perfil no parece haber crecido mucho en los años transcurridos desde entonces. Pero esta minúscula nación sin salida al mar, una de las más antiguas y pequeñas del continente, es la alternativa perfecta a una Italia saturada de turistas, que la rodea. También conocida como la Serenísima República de San Marino, tiene una capital homónima que ha sido reconocida por la UNESCO por su centro histórico, junto con el monte Titano, el escarpado pico al que se aferra precariamente. Si te gusta la historia, la comida y las vistas increíbles, deberías tener muy en cuenta a San Marino.
Lejos de las multitudes que acuden cada año a la Costa Dálmata, Groznjan es una pequeña ciudad de la región septentrional croata de Istria. Es posible que los aficionados a la música ya hayan oído hablar de ella, pues se ha dado a conocer en los círculos creativos como un apasionante centro de las artes. Durante julio y agosto, Groznjan literalmente «canta», pues sus calles se ven invadidas por músicos callejeros y festivales de jazz. Este patrimonio musical surgió en la década de 1960, cuando músicos y artistas se instalaron en las casas abandonadas de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial.
Reflejando los titánicos picos de los montes Komovi en su superficie de cristal, Bukumirsko es un lago glaciar enclavado en la asombrosa naturaleza montenegrina. Sus aguas son lo bastante cálidas como para bañarse en ellas durante el verano, y en otro tiempo fueron dominio de un dragón, según cuentan las leyendas locales. A unos 90 minutos en coche de Podgorica, la infravalorada capital de Montenegro, Bukumirsko es una estupenda excursión de un día si tus planes incluyen una visita a esta fascinante. Sin embargo, no lo hagas en invierno, ya que el camino al lago puede volverse intransitable debido a las nevadas.
Tokaj es una ciudad histórica cerca de las fronteras húngaras con Eslovaquia, Ucrania y Rumania que también da nombre a una región vinícola reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Al estar tan lejos de las zonas turísticas de Budapest y el lago Balaton, los visitantes extranjeros rara vez llegan a esta parte de Hungría, y así se pierden de disfrutar un paisaje precioso y una viticultura deliciosa. En la ciudad de Tokaj puedes pasear por la orilla del río Tisza y alternar entre cafés independientes, bodegas y bistrós, pero necesitarás alquilar un coche para aprovechar al máximo la región. Las extrañas estructuras de la foto se encuentran en Hercegkut: aunque parezcan casas de hobbits, son, en realidad, bodegas.
Esta isla esmeralda es el territorio más occidental del archipiélago de las Azores y del continente europeo, tapizada de una vegetación impenetrablemente verde, solo interrumpida por imponentes lagos volcánicos, etéreas cascadas y pintorescos pueblos detenidos en el tiempo. Aunque ha llevado otros nombres en el pasado, «Flores» deriva de las flores amarillas (vara de oro) que salpican la isla dándole un alegre y colorido tono. Ábrete camino desde la espectacular costa – no te pierdas Faja Grande, el pueblo más occidental de Europa – hasta el interior de la isla, donde los lagos en cráteres y las montañas ondulantes te dejarán boquiabierto.
El Parque Nacional del Bosque de Bialowieza se extiende a ambos lados de la frontera entre Polonia y Bielorrusia y es sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1979 gracias a su increíble biodiversidad. Es el ecosistema forestal mejor conservado y el último bosque caducifolio y mixto antiguo de tierras bajas de Europa, y alberga la mayor población de bisontes reales europeos del continente. Aparte de esto, en la parte polaca de Bialowieza encontrarás Bialowieza Towarowa, una antigua estación de ferrocarril zarista con vagones que han sido convertidos en un restaurante y único hotel.
Tartu, la segunda ciudad más grande de Estonia después de Tallin, es un centro juvenil de estudiantes, creativos y eruditos que vienen aquí a estudiar en una de las universidades más antiguas del norte de Europa. Pero la ciudad pasa desapercibida para muchos viajeros que prefieren las capitales bálticas. Entre los lugares de interés que no te puedes perder está el Ayuntamiento, de color rosa pastel (en la foto), donde se encuentra la romántica estatua del «Beso de los Estudiantes», que representa un beso de enamorados bajo un paraguas compartido. Designada una de las tres Capitales Europeas de la Cultura para 2024, Tartu está a punto de recibir la atención internacional que tanto merece.
A veces llamado «el Olimpo de Rumania», el macizo de Ceahlau es muy querido por la población local y ha inspirado una gran cantidad de canciones, historias y obras de arte a lo largo de los siglos. Aunque no es tan alto como otros picos de Europa (mide tan solo unos 1,907 m), el Ceahlau sigue domina el paisaje y da nombre a un parque nacional repleto de inusuales formaciones rocosas y plantas raras. Hay varios senderos señalizados para que puedas explorar el parque a pie o en bicicleta, pero asegúrate de parar en uno de los acogedores albergues que hay por el camino para preguntar a los anfitriones sobre los muchos mitos y leyendas que estas montañas encierran.
Puede que hayas oído hablar de la Laguna Azul de Malta, el cristalino espejo de agua marina que se encuentra entre las islas de Comino y Cominotto. Pero ¿has oído hablar de la Laguna de Coral? Situada en el norte de la isla principal homónima de Malta, la Laguna de Coral (o Cueva de Dragonara) es una cueva marina con el techo derrumbado, que crea una fabulosa piscina natural al aire libre. Debido a su ubicación remota fuera de los circuitos habituales, a la que puedes llegar en coche o en kayak desde Little Armier Bay, este lugar ha permanecido algo oculto para la mayoría de los turistas.
Kosovo es el país más nuevo de Europa tras declarar su independencia de Serbia en 2008 que tanto le costó conseguir, una medida esta que fue reconocida por algunas naciones, pero no por otras. Aunque la década de 1990 estuvo marcada por disturbios y la guerra, desde entonces Kosovo ha seguido adelante, listo para acoger a viajeros de mente abierta dispuestos a darle una oportunidad. Sin salida al mar y con fronterizas con otros cuatro países balcánicos, puede que carezca de las credenciales costeras de Albania o Montenegro, pero Kosovo tiene otros trucos en la manga. Prizren (en la foto), por ejemplo, es una ciudad encantadora que combina influencias romanas y otomanas, salpicada de minaretes y campanarios de iglesias. Evita las zonas fronterizas del norte con Serbia, donde aún persisten las tensiones.
Como el mítico lugar donde nació Afrodita, cabría esperar que Citera estuviera plagada de amantes enamorados y almas desamparadas en busca de la bendición y la redención de la diosa del amor. En cambio, la isla es una de las más solitarias de toda Grecia: los Instagramers, los vuelos internacionales y los paquetes turísticos la han eludido hasta ahora. Forma parte del grupo de islas Jónicas, pero está a bastante distancia de las demás, por lo que los ferris y las líneas aéreas nacionales son tus únicos billetes de entrada. Una vez aquí, verás recompensados tus esfuerzos con playas inmaculadas, callecitas empedradas y la comida más fresca.
A un corto trayecto en ferry desde Alicante se encuentra el islote de Nueva Tabarca (a menudo conocido simplemente como Tabarca). Base estratégica de los piratas norteafricanos bajo el Imperio Otomano, la isla fue fortificada en el siglo XVIII por orden del rey Carlos III, y se creó allí un asentamiento. En la ciudad – utilizada en un principio para alojar a las familias genovesas liberadas tras haber sido esclavizadas por los invasores turcos – ahora proliferan restaurantes de pescados y mariscos y atracciones culturales. En 1986, la isla se convirtió en la primera Reserva Marina de España, donde tortugas, pulpos, langostas y peces retozan felizmente en sus numerosas calas y cuevas marinas.
Puede que la ciudad flamenca de Malinas sea pequeña, pero sus reducidas dimensiones contrastan con todas las brillantes atracciones que alberga. Desde su plaza principal, presidida por la catedral de San Rumbold y rodeada de fachadas barrocas dignas de admiración, hasta sus jardines botánicos, cervecerías y paseos en barco, Malinas no tiene nada que envidiar a Bruselas y Brujas. Hay además museos dedicados a la ciencia y la tecnología, a la historia de Borgoña y al Holocausto y los derechos humanos, así que tu visita promete ser reveladora en más de un sentido.
Construido a lo largo de una barricada natural de picos escarpados para protegerse de las invasiones enemigas entre los siglos VI y V a. C., Castelmezzano es el epítome de un pueblo de cuento de hadas. Su paisaje se encuentra salpicado con casas de tonos tierra y forma parte de los Dolomitas Lucanos, en la provincia de Potenza, situada en el «tobillo» de la «bota» de Italia. Mientras estés aquí, hay escaleras talladas en la roca que recorrer, delicias regionales tradicionales que probar, ruinas de castillos normandos que descubrir y tranquilas plazas en las que relajarse. El viaje en coche a Castelmezzano es un pintoresco trayecto de dos horas desde Nápoles y Bari.
Esta misteriosa fortaleza de Bohemia, en Chequia (República Checa), no solo tiene una apariencia amenazante, sino que está impregnada de un aterrador. Construido en el siglo XIII, en lo profundo de un bosque aislado y lejos de la ciudad, la ruta comercial o la fuente de agua más cercanas, el castillo de Houska carecía aparentemente de propósito; nadie lo habitaba y su posición no era estratégica. Pero la leyenda sostiene que Houska fue construido para bloquear un pozo sin fondo que conducía al Infierno, al colocar una capilla directamente sobre la cima. En los años transcurridos desde entonces, el misterioso castillo ha acogido supuestamente a practicantes de magia negra, así como a adoradores nazis de lo oculto.
Esta ciudad medieval amurallada de la isla de Gotland es el sueño de cualquier amante de Disney: casi puedes ver a Bella paseando por las calles de Visby con la nariz metida en un libro, o a Olaf el muñeco de nieve paseando alegremente con su amigo el reno. Enclavada en el frío Báltico, Visby fue fundada en el siglo XII y fue una importante ciudad mercantil durante la época de la Liga Hanseática. Actualmente es Patrimonio de la Humanidad, con más de 200 edificios de los siglos XII, XIII y XIV. Si te interesan las experiencias gastronómicas – y no te molesta el frío – visita esta ciudad en noviembre ya que es la temporada alta de cosecha de trufas.
Te costará encontrar un vuelo que te lleve a Andorra. Este diminuto país, que forma parte de la frontera entre Francia y España, se encuentra en un lugar tan escondido y elevado de los Pirineos que no tiene aeropuerto. La mayoría de la gente (si es que viene) llega en avión o en tren al sur de Francia y luego emprende un viaje por carretera. Llena de sorpresas, Andorra es algo más que una estación de esquí. Al menos el 90% del terreno son montañas (con solo un 4% de tierra edificada), y puedes recorrer la mayor parte del país a pie, ya que hay más de 100 rutas de senderismo que atraviesan esta nación.
Desde los bosques de Cannock Chase, los senderos inspirados en Tolkien y las viviendas de rocas de Kinver Edge, hasta la impresionante estructura de Mow Cop (en la foto) y el patrimonio cerámico de Stoke-on-Trent, hay mucho más en este subestimado condado de las Midlands que el muy visitado parque temático Alton Towers. Te espera un apasionante panorama culinario: Little Seeds, en la ciudad de Stone a orillas del canal, fue uno de los nuevos restaurantes favoritos de la Guía Michelin en 2022, mientras que Duncombe Arms, en Peak District, y Boat Inn, en Lichfield, figuran entre los mejores gastropubs del Reino Unido.
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